Categories
Economía

Sistema de riego en Gandía

Ya hemos visto como el nacimiento del ducado de los Borja en Gandía llevo a una nueva ordenación en la producción de la caña de azúcar, donde era parte fundamental el sistema de regadío.

El origen de la red de regadío hay que buscarla en la dominación musulmana. Tras la conquista, y gracias al gran número de pobladores musulmanes que permanecieron allí, se mantuvo todo el sistema, adaptándose a la realidad feudal (de propiedad comunal a pleitos por la jurisdicción entre señoríos).

012.TIF-XERESA
Campo gandiense, con el sistema de regadío en primer plano.

Para el Quinientos tenemos escasas novedades, siendo la más destacada la firma en 1511 de la Concordia sobre el reparto del agua, que se convertirá en la base legal para todos los pleitos en torno a la cuestión del riego.

En el siglo XVII, a pesar de la pérdida de la mayoría de la mano de obra y la práctica desaparición del cultivo del azúcar, el cultivo de regadío se orientó a nuevos sectores como la morera para los gusanos de la seda o el arroz, no encontrando grandes cambios en cuanto a su estructura y ordenación.

El Siglo de las Luces trae un impulso claro en cuanto a la extensión de una agricultura intensiva orientada claramente hacia el comercio, por lo que se amplía la superficie  de regadío, y por tanto también aumentan los conflictos sobre su uso, aunque la base legal continuó siendo la Concordia de 1511.

 

Categories
Economía Sociedad

Causas económicas de la expulsión de los moriscos

Jaime Bleda, autor de la Crónica de los Moros de España (1618), ya decía que la expulsión de los moriscos de España suponía el triunfo de la Fe sobre la razón económica. Aznar de Cardona, coetáneo también a la expulsión, comentaba en 1612 que los arbitristas –a los que él denomina un tanto despectivamente aritméticos– pretendían calcular cuál era el daño económico de la intolerancia religiosa. Y es que el vacío dejado por los moriscos, sobre todo en el Reino de Valencia, produjo una crisis económica que afectó a esta parte de la Monarquía Hispánica durante la mayor parte del XVII.

"Crónica de los Moriscos de España", de Jaime Bleda (1618).
“Crónica de los Moriscos de España”, de Jaime Bleda (1618).

La comprensión de cómo funcionaba la economía dio un gran paso adelante en la Modernidad; no cabe pensar más que en el papel de los arbitristas y su énfasis en el bienestar material del ciudadano como el fundamento de una república estable. En el Microcosmia (1592) del prior de los agustinos de Barcelona, Marco Antonio de Camos, la economía era la educación de los jóvenes y la protección de los ancianos por la unidad de producción que era el hogar, cuyos excedentes permitían, a través de los diezmos y rentas feudales, la construcción de una jerarquía política que fomentara el buen orden de la comunidad.

Los teólogos de la Escuela de Salamanca empiezan a atraer su atención sobre el funcionamiento del mercado en la misma época, aunque la economía seguía viéndose como algo subordinado a la voluntad de Dios. Coincide además el debate acerca de la cuestión morisca con la controversia sobre la inflación de los precios, que causaba un profundo desorden moral en la república. El intelectual Pedro de Valencia sostenía sobre los moriscos y su posible expulsión que “cuando la pérdida no sea mayor     que privarse el Rey y el reino de tantas casas de vasallos en tiempo que tan falta de gente se halla España, es de consideración no pequeña.”

Joan Reglà advierte que fue precisamente la proliferación demográfica morisca una de las causas principales de su ruina. Los moriscos valencianos, a principios del Seiscientos, suponían un tercio de la población total del reino. Habían aumentado, además, un 69,7% entre 1565 y 1609, mientras que los cristianos viejos lo habían hecho sólo un 44,7% en el mismo período.

El principal punto de contacto entre ambos mundos era el párroco, pues la Iglesia se esforzaba en contabilizar, en pleno auge de la Contrarreforma, el número de cristianos que nacía, se casaban y fallecían, por lo que el registro de los bautismos, los matrimonios y las partidas de defunción se volvió imprescindible. Ésta era la única forma que tenían para controlar las rentas que percibía la Iglesia, y la evolución de la población morisca. De ahí que el obispo de Orihuela, en 1595, se quejara de la falta de iglesias y curas en su diócesis. Los rectores de Turís y Pedralba, en Valencia, por ejemplo, apuntaban si sus feligreses les llamaban para confesarse antes de morir, y si se enterraban a la manera cristiana, pues así detectaban si seguían practicando en secreto el Islam.

imagen1
Moriscos camino del puerto de embarque.

En cuanto a la economía morisca, Aznar de Cardona señalaba que comían sin mesas, dormían en el suelo, comían preferentemente frutas y legumbres en lugar de carne y trigo, gastaban poco y producían poco. En definitiva, vivían en un régimen de autosuficiencia, y sin embargo, su población continuaba creciendo. Desde la óptica de la nueva economía de los siglos XVII y XVIII, las aljamas ya no eran productivas ni rentables para el incipiente sistema capitalista, que explotaba la tierra siguiendo criterios de mercado. Pero lo más interesante es que existía una importante red de créditos y tierras moriscos fuera de las aljamas y alquerías, que no era bien vista en un contexto de crisis económica profunda por los cristianos viejos.

El obispo de Segorbe se lamentaba en 1587 de que los moriscos ejercían “oficios bajos y mecánicos”, acumulaban dinero y arrendaban alcabalas y otros impuestos, y que en breves años, superarían a los cristianos viejos en haciendas y número de personas. Por otro lado, las relaciones entre los señores y sus vasallos moriscos se deterioran a finales del XVI, y estos últimos comienzan a cuestionarse el valor del “precio” que pagaban a sus protectores para escapar a la presión religiosa. De hecho, pagaban más servicios arbitrarios que los cristianos. La quiebra oficial de la casa de Borja en 1604, por acumulación de deudas, arroja luz sobre los motivos ocultos de la expulsión: era una oportunidad providencial para eliminar las deudas y adquirir nuevas propiedades.

puerto Alicante
Puerto de Alicante en 1609, con los barcos rumbo al Magreb.

Nos quedamos, a modo de conclusión, con las palabras de Pascual Boronat en su excelente obra sobre los moriscos: “En la historia contemporánea, hay páginas en que figuran nombres como Cuba, Filipinas, Puerto Rico, Orange y Transvaal, capaces de sonrojar a generaciones hipócritas que lamentaron hechos como la expulsión de los moriscos españoles.” Y es que la Fe, desgraciadamente, a menudo se utiliza como excusa para ocultar la razón económica.

Categories
Economía

Los gremios de Gandía en el siglo XVIII

Con el fortalecimiento de las ideas ilustradas en el reinado de Carlos III nos encontramos con los primeros intentos serios por acabar con la tradicional estructura gremial, que apenas había sufrido modificaciones desde los tiempos medievales, y se había convertido en un obstáculo para la creciente protoindustrialización que se estaba experimentando. Basta mencionar las críticas de Campomanes en su Discurso sobre el Fomento de la Industria Popular en 1774.

En el ducado de Gandía, donde el señor mantenía aún grandes privilegios, el trabajo agrícola continuaba siendo el mayoritario, siendo muy reducidos el número de artesanos, y por tanto la relevancia económico-social de los gremios, no encontrando hasta 1703 un reglamento de estos.

Que-son-los-gremios
Artesano del siglo XVIII.

Por la documentación enviada al Consejo de Castilla en 1777, conocemos que en la ciudad existían 19 agrupaciones gremiales, tres de ellas relacionadas con el sector de la seda (Gandía era una de las principales productoras de capullos de seda), y el resto a actividades relacionas con la vida diaria de la población (panaderos, carpinteros, carniceros…). Además no se podía abrir ningún negocio sin la previa autorización del señor, a lo que se añade la feroz defensa por parte de los maestros de no perder sus derechos y las escasas rentas que obtenían de su trabajo.

Con este panorama se comprende que, al contrario que en Cataluña o en Alcoy, donde existían gremios con importante presencia económica y social, en Gandía el paso del régimen feudal al capitalista no pudiera ser llevado a cabo por los propios gremios.

 

 

Categories
Economía

Los Borja y la caña de azúcar

 Cuando los Borja adquieren el Ducado de Gandía se encuentran con uno de los principales territorios productores de azúcar de Europa, llevado por los musulmanes desde Oriente. El sistema de explotación de este producto consistía en que mientras que el señor otorgaba las tierras, los molinos para la elaboración del azúcar, y la mano de obra (moriscos sometidos a los abundantes privilegios del señor), un socio, generalmente un maestro azucarero de una ciudad italiana, aportaba una parte del capital y sobre todo su experiencia y conocimientos sobre la elaboración del azúcar.

Ingenio azucarero medieval.
Ingenio azucarero medieval.

 Este sistema cambió con la llegada de los Borja, que implantaron un modelo de producción basado en la gran explotación, para lo cual tuvieron que en primer lugar comprar las tierras a los arruinados pequeños señores (tarea no muy difícil para la poderosa familia), para a continuación llevar a cabo una división y racionalización del trabajo de acuerdo a la demanda, no hay que olvidar que el azúcar era un producto fundamentalmente para la exportación.

También se llegó a establecer una porción mínima de tierra que se debía destinar a la producción de la caña, se crearon centros comarcales para la producción de la cerámica necesaria en el proceso de elaboración (Vilallonga y Potríes), e incluso todo un sistema de aprovisionamiento de madera desde los bosques de los valles de Ayora y Cofrentes (también posesiones borgianas).

El azúcar, ingrediente básico en la repostería.
El azúcar, ingrediente básico en la repostería.

El llamado “ducado del azúcar” alcanzó su cénit en 1548 con el matrimonio entre Carlos (el futuro quinto Duque de Gandía) y Magdalena Centelles, heredera del ducado de Oliva (el otro gran ducado azucarero en el reino de Valencia).Su decadencia la encontramos en 1609, cuando con la expulsión de los moriscos los señores de Gandía perdieron la mayor parte de la mano de obra disponible para la producción, además de la competencia de las enormes producciones en América que le habían arrebatado gran parte de su mercado.