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El señorío del Marqués de la Romana

Como ya habíamos comentado en entradas anteriores, el pueblo de Novelda –al menos sus dirigentes- se había mantenido fiel a la causa borbónica durante la Guerra de Sucesión. Tras la muerte del señor Carlos Caro en diciembre de 1722, será su hijo Joseph Caro quien herede sus posesiones. A partir de estas, Felipe V creará un nuevo título nobiliario en agradecimiento a su fidelidad durante la contienda, de modo que a partir de 1739 también tendrá el título de Marqués de la Romana. Y es que la aristocracia había sido el pilar fundamental de Felipe V durante la guerra, por lo que esta acción no sería más que otro favor en agradecimiento a esa aristocracia colaboracionista.

Las tierras del nuevo señor estarán repartidas por las localidades próximas, como por ejemplo en Elche, donde tendrá 4 casas, 463 tahúllas de tierras con olivos y palmeras. En sus manos quedaban las tierras más fértiles de todo el señorío, y lo más importante, los monopolios señoriales de elementos clave como hornos, molinos, algunas tiendas,… Será con Joseph Caro con quien se inicie la construcción de un nuevo palacio de la señoría en 1734, momento en que se pondrá la primera piedra, que irá seguido de un huerto y jardín, acabando la verja que lo rodearía en 1736. Sobre esto, se ha conservado un contrato que abarca 10 páginas en el que se detallan todos los aspectos de la construcción, incidiendo especialmente en que los materiales han de ser de la mejor calidad que se pudiera encontrar. El coste del proyecto serían “750 pesos de plata, de ocho cada uno”, que deberían ser pagados en orden del primero al principio de la obra y el último tras ser revisada y dada la conformidad con la misma por los arquitectos.

En el siglo XVIII habrá un periodo de crecimiento económico, que en el caso de Novelda se ve reflejado en primer lugar con la remodelación de la ermita de la Mola (1731), que se mantendrá así hasta 1958 cuando se construya el actual santuario. También se reforma en 1734 la iglesia de San Pedro, añadiéndose en 1746 la capilla de la Aurora. En 1743, además, la calle mayor empezará a adoptar la forma que conocemos hoy en día, tanto que en solo 6 años ya contaba con 30 viviendas.

El núcleo urbano también refleja ese desarrollo, creciendo en dirección a San Roque, donde los Caro comprarán tierras para construir su palacio. El edificio adoptará usos diversos (desde molino, granero, posada,…) y los territorios ocupados por el huerto serán utilizados para construir posteriormente la Glorieta que conocemos hoy en día.

En 1741 muere el primer Marqués de la Romana, Josep Caro, y su hijo Pedro Caro i Sureda heredará el título. Se casará con Margarita Sureda Togores, una mallorquina, naciendo Pedro Caro Sureda, que años después destacará en la carrera militar y acabará ocupando el cargo de su padre. Pero volviendo a Pedro Caro, podemos decir que fue un hombre con visión empresarial, pues podemos decir que fue quien motivó la creación de la primera fábrica de mármol en Novelda. Este intento de diversificación se debió, muy posiblemente, a la crisis que sufrirá el campo entre 1755 y 1758, pese a que la fábrica no tendrá suficiente carga de trabajo y acabará cerrando en 1780.

Por otro lado, su mujer Margarita será quien pague a los maestros de los niños de la pedanía de La Romana y el barrio de San Roque, que por aquel entonces era una zona aislada del centro urbano. A partir de 1783 también se asegurará de que se enseñara costura a las niñas del pueblo.

Pedro Caro i Sureda, tercer Marqués de la Romana, destacará como ya hemos dicho en su carrera militar, sobre todo en las batallas durante las guerras napoleónicas. Por su fidelidad, Carlos IV le nombrará Capitán General del Principado de Cataluña. A diferencia de muchos militares, Pedro Caro i Sureda fue un ilustrado y apasionado de la lectura, pues recopiló un fondo bibliotecario de más de 18.000 volúmenes, que fueron cedidos a la Biblioteca Nacional española en 1866.

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Balance de la Guerra de Sucesión

Tras la muerte de Carlos II en 1700, se abre la disputa al trono entre Felipe de Anjou y el archiduque Carlos de Austria, que derivará en un conflicto armado y dividirá la península entre ambos candidatos. La guerra llegará a la península en 1705, cuando la escuadra británica que trasladaba al archiduque Carlos desembarca en Altea tras un intento frustrado en Alicante. Previamente se había desarrollado una campaña de propaganda con el general Basset, prometiendo la abolición de los cargos señoriales, por lo que habrá un clima proaustracista en la zona. Además, sabiendo esto, no extraña que los territorios austracistas coincidan con los que se habían alzado en la revuelta de las Germanías.

Se crearán pues dos sectores opuestos: la masa popular antiseñorial (maulets) y la nobleza que se ve obligada a ponerse de parte del candidato borbónico (botiflers). En estos momentos, Novelda esta bajo el control de Carlos Caro i Maça de Liçona, que había sido nombrado heredero por la Real Audiencia de Valencia tras la muerte en 1697 de Pedro Maça, que no había dejado descendencia. Se había iniciado otro “conflicto sucesorio” y no se solucionará hasta la intervención de la Real Audiencia en 1701.

En 1702 y 1703 ya se veían movimientos militares que auguraban lo que será la guerra posterior. Así, en 1703 se creó un Tercio militar formado por 600 noveldenses para enviarlos a Cádiz con orden de controlarla y defenderla de los barcos ingleses que se movían por la zona.  Los sectores partidarios de los maulets de Basset no podrán mostrarse tanto como quisieran debido a la fuerte represión ejercida por los nobles borbónicos, tanto en Novelda como en el resto de la comunidad. De hecho, la presión del señor Carlos Caro era tal, que obligaba al Consejo de la Villa a trabajar en favor de los botiflers (borbónicos).

Ello se ve en órdenes como la de organizar una colecta de armas y otros materiales bélicos para acompañar al Duque de Arcos en su camino entre Valencia y Elche, que posteriormente sería nombrado virrey del país. U otra medida por iniciativa del obispo de Orihuela, defensor de los botiflers, para reclutar una milicia de 75 hombres para que lo defendieran. En diciembre de 1705 llega una petición de Basset reclamando la fidelidad de Novelda a la causa austracista, tal y como había hecho en otras localidades valencianas. Pedirá obediencia a cambio de conceder a Novelda los fueros y privilegios que tenían desde época de Jaime de Aragón a Carlos II.

General Joan baptista basset

Las autoridades locales aceptarán la petición y se adhieren a la causa de los maulets/austracistas desde diciembre de 1705 a octubre de 1706. Lo cierto es que no será escenario de ninguna acción militar en defensa de los maulets, salvo una escaramuza con un grupo borbónico de Sax, en la que Novelda solo participa aportando provisiones. Para finales de 1706 volverán a la causa borbónica tras las presiones del duque inglés de Berwick.

En definitiva, la Guerra de Sucesión sumirá al pueblo de Novelda en un estado de ruina económica, viéndose obligado a pedir una especie de préstamo que no podrá devolver hasta pasados 20 años. Pero el factor que más influirá en Novelda no será el económico, sino el político, con la aplicación de la Nueva Planta.

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La aplicación de la Nueva Planta

Al hacerse con el control de los territorios valencianos, el borbón Felipe V dictará una serie de normas jurídicas, políticas y administrativas orientadas a acabar con el derecho foral en favor de un mayor centralismo. Ese centralismo se basará en la aplicación del modelo castellano a estos “nuevos territorios conquistados”, por lo que el reino de Valencia pierde su relativa independencia para pasar a convertirse en una provincia del moderno estado español.

Felipe V

“Este reyno ha sido rebelde a Su Majestad y ha sido conquistado, habiendo cometido contra Su Majestad una grande alevosía. Y assi no tiene más privilegios ni fueros que aquellos que su majestad quisiere conceder en adelante”

Duque de Werwick tras ocupar Valencia

En cuanto a la nueva legislación, y puesto que la aristocracia local era uno de los pilares borbónicos, se modificará para favorecer el poder señorial sobre sus tierras y poblaciones. Todo ello en perjuicio del sistema municipalista foral imperante hasta el momento. La desaparición de ese sistema hará que la nobleza pueda apropiarse de tierras que formaban parte del patrimonio municipal.

Así mismo se aplicará una fuerte represión entre los que habían estado del lado austracista. En el caso de Novelda, el bando borbónico elaborará un expediente en el que se incluía los nombres de 82 simpatizantes de la causa del archiduque Carlos. Entre ellos, 9 religiosos destacando el mismísimo capellán local Joseph Guimera, aunque también aparecían otros que pese a no ostentar cargo alguno, se aliaron con los maulets. Así pues, este amplio grupo de vecinos sufrirá las consecuencias, teniendo que huir de su pueblo en algunos casos para evitar las represalias.