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La organización municipal del XVI

La villa de Novelda pertenecía a la casa de la familia Maça de Liçana desde que fue adquirida en 1398 por Pedro Maça, y continuará bajo esta familia hasta la abolición de los señoríos en España (primera mitad del siglo XIX). Así pues, el señor era entero poseedor de sus tierras y pobladores, con jurisdicción civil y criminal. Es por ello, que la organización municipal de la Novelda del siglo XVI estará condicionada a la voluntad del señor, que ejercía su poder delegándolo en funcionarios que a su vez eran vasallos.

El señor nombraba al gobernador, baile y procurador general según su interés, aunque habitualmente estos cargos solían recaer en una misma persona y preferiblemente cristianos viejos. El gobernador recibirá del señor una especie de salvoconducto conocido como guiatje, por el que no podía ser arrestado. En cuanto a los órganos representativos municipales, destaca el Consell General, que delegaba sus funciones ejecutivas en una comisión llamada Consell Particular, que era quien elegía los cargos y oficios de la administración, vigilar el cobro de impuestos,… Este estaba presidido por el justicia (civil y criminal), que era el cargo de mayor importancia a nivel municipal, encargado de la seguridad ciudadana, presidía los juicios y mediaba en las disputas, además de guardar las llaves de la cárcel. Bajó él estaban el resto de miembros del Consell Particular, los jurats (que eran 4) y un mustaçaf, que controlaba el orden público, el arrendamiento de las tiendas, control de pesas y medidas,…  Hay que hablar también del síndico (syndich), que era el representante del municipio ante su señor y ante las instituciones forales del reino, además de los consellers que actuaban como grupo de sabios de la villa.

Ayuntamiento de Novelda en la actualidad

La elección de los cargos se realizaba mediante procedimiento insaculatorio, reuniéndose los miembros del Consell con el baile para presentar cada uno sus candidatos. Los nombres se inscribían en papeletas y se ponían en un sombrero de copa para que un niño de 10 años sacara 6 papeletas, y de entre estas, el señor elegía 3 que serían los elegidos para ocupar el cargo de jurats. La presencia de moriscos en estos cargos era frecuente, tal, que en 1892 ocuparán el cargo de justicia y en 1594 los 3 de jurats. Y no se quedaba en esto, en 1593, de los 15 consellers del Consell Particular, 14 eran moriscos y solo uno cristiano. Esta presencia se irá incrementando hasta 1608 (año anterior a su expulsión), cuando el justicia, 3 de los jurats, el lloctinent de justicia y el síndico eran moriscos, además de la mayoría de los consellers.

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Pleitos con las poblaciones vecinas por el uso del agua

A partir de los siglos XV y XVI empezamos a tener constancia del reparto de las aguas del Vinalopó entre los regantes que se distribuían a ambos márgenes del río. Aunque era una práctica habitual en los municipios agrícolas, surgían rencillas sobre los derechos de cada uno llegando en ocasiones a enfrentar a distintas poblaciones como ocurrirá con Novelda y Monóvar.

Ayuntamiento con abertura de la acequia mayor

El derecho de riego de ambas villas estaba reconocido en el Acta de Concordia pero el documento desaparecerá y los regantes de Monóvar aprovecharán para apropiarse de más agua de la convenida sin que Novelda pudiera recurrir debido a la desaparición de la prueba docuental. Ante esto, se decide enviar a Sebastián Ayala, sub-síndico de la Villa a que se entrevistase con el Obispo de Orihuela. Este dispondrá una Carta de Censuras General con el título de “Excomunión General de Occultis” en la que requería a los habitantes del obispado (en concreto a los de Monóvar y Elda) para que manifestaran al rector de la Iglesia cuanto supieran sobre el asunto. De la información obtenida, tendría que crearse un nuevo certificado en sustitución de la desaparecida Acta de Concordia.

[…]Sapiau que; per parte de Sebastia Ayala, ciutada sub-sindich de la Vila de Nouelda, se nos ha fet relació dient, que ab molt poch temor de Deu nostre Senyor y en gran carrech de vostres animes y conciencies, […] no voleu restithuir, declarar, reuelar y manifestar lo que sabeu […] aserca y en rahó de un acte de Cobcordia, fermat entre parts de dita Villa de Nouelda y diferents particulars hereters de la Villa de Monover

[…]

Per tenor de la cual (y peque el tenir y encubrir les coses que no son vostres, contra la voluntat del senyor de aquelles, es molt gran pecat mortal, del cual no podeu ser absolts fins aver restituhit) vos amonestam, en virtut de santa obediencia, y sots pena de Excomunió major, trina cacnoninca munitione praemissa, que dins sis dies primers vinents, […] la restituheixcau a dit significant.

Excomunión General de Occultis

Pese a la severidad de estas palabras, no se llegará a una solución y el pleito se mantendrá durante los tres años posteriores.  El Justicia y Jurados de la Villa de Novelda, en un nuevo intento de solucionar el asunto, se dirigen al señor territorial para que presione al Gobernador de Monovar aunque el conflicto sigue sin resolución en los próximos siete años. Finalmente, el Justicia y Jurados de Novelda acabarán por comprar las fuentes de La Jaut al señor de Elda, origen de las aguas en disputa, asegurando con ello la tranquilidad de los regantes de la villa durante un tiempo.

Treinta y cuatro años más tarde parece que hay otro problema y el Justicia de la Villa de Novelda solicitará el Documento y Concordia, suscrito en 1642, por el que se hacía oficial la cesión de las aguas que nacen en La Jalut a la Villa de Novelda. Debido a la Guerra de Sucesión (1705-10), que había afectado a la Península Ibérica y, también a nuestras tierras,   el documento solicitado había desaparecido de los archivos notariales por lo que el notario de la villa viajará a Orihuela en calidad de comisionado para explicarle la situación al obispo y tratar de buscar una nueva solución.

Será necesario gestionar la expedición de otra Carta General de Censura, una nueva Excomunión General de Ocultis, esta vez para que todo aquel que supiese algo sobre la cesión de las aguas, lo confesare. Una cesión que tendría el coste irónico de un dinero y un vaso de agua anuales según consta en el documento.

También habrán disputas con la villa de Elche por desecar la laguna de Villena. Al necesitar agua, el consejo de Elche propuso eso al de Villena para tener más recursos hídricos. Esto le pareció bien a Villena porque su laguna era un foco de aparición de enfermedades, y desecándolo solucionarían ese problema histórico además de tener nuevas tierras cultivables. Pero la desecación traería problemas a Elda, Sax y Novelda, que se opondrán frontalmente. En el verano de 1764 se reunirán representantes de las localidades en el convento de Orito, pero no se llegará  a un acuerdo y será necesario remitirlo al Consejo de Castilla, que aprobará el proyecto.

Pero este no será el único problema con los ilicitanos, pues en 1764 se intentará alterar el curso del Vinalopó para llevar más agua a la huerta noveldera, pero desde Elche se alzó una queja porque decían que cortaba el curso natural del río y las aguas no llegaban al pantano de Elche, de modo que no podían ser utilizadas por la huerta del Bajo Vinalopó. El Consejo de Castilla volverá a actuar en favor de Elche, teniendo que corregir la obra. Pero en cabezones no nos gana nadie, y en 1790 se vuelve a intentar hacer las obras y la Real Audiencia dará permiso a los vecinos de Novelda para que continuasen la obra iniciada años atrás.

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Obras públicas del XVIII

Como en cualquier localidad, se van desarrollando toda una serie de infraestructuras que si bien no generan un gran impacto visual como puede ser la iglesia de San Pedro, también tienen su importancia en el desarrollo del núcleo urbano. Es por ello que creo necesario dedicar una pequeña mención a algunas de las construcciones de importancia en nuestra localidad, o aquellas simplemente curiosas, más allá de lo religioso o artístico.

Hacia 1704 nos consta que se rectificaron los lindes del antiguo camino del Señor San Roque, que unía la villa con la ermita del santo (que actualmente atraviesa la ciudad). Este camino tenía su inicio en lo que era el Portal del Senyor San Roc, a escasos metros del Ayuntamiento que se había construido recientemente (actual Plaça del País Valenciá) y ascendía hasta la ermita. El problema era que los propietarios de las tierras colindantes, que aún no habían sido edificadas, habían ocupado y estrechado parte del camino, por lo que era necesario reestablecer sus lindes y amojonarlo. Además, se aconseja a los propietarios respetar las nuevas delimitaciones, bajo pena de multa por valor de 60 sueldos.

En 1775 se hace necesario cambiar la ubicación del hospital local, pues el Hospital de San Diego se encontraba en el centro del núcleo urbano y ello incrementaba las posibilidades de contagio de enfermedades a los vecinos. Por ello, se decide construir uno nuevo extramuros en la actual replaceta de San Roque, reciento que en la actualidad es utilizado como asilo, al lado de la ermita. Las obras no empiezan hasta 1773 por motivos legales, y se acabarán en 1777. Las antiguas instalaciones serán reutilizadas con la construcción de la Casa de Enseñanza para Niñas en 1783.

Ermita de San Roque y asilo de desamparados
Ermita de San Roque y asilo de desamparados

Por otro lado, parece ser que los problemas de aparcamiento de nuestra ciudad vienen de largo. Por fechas del 1800, las calles de la villa más transitadas por carruajes eran las de San Roque, calle Mayor y la del Carril. Pero lo que transita ha de pararse en algún momento, y se llegó a un punto en que los carros y carruajes estacionados en la vía pública suponían un problema para la circulación fuera a pie o de otros carruajes, especialmente en días de lluvia. Y es que la pavimentación de las calles no es habitual hasta finales de siglo en algunas calles de importancia o ya en el siglo XX, con lo que nos encontramos calles que se convertían en lodazales tras las lluvias.

Ante esto, el Ayuntamiento decidirá imponer una multa de sesenta sueldos a todos los que no los guardasen en sus casas. Los vecinos no verán esto con buenos ojos y se quejarán alegando no tener lugar en sus casas para cumplir la ordenanza. En vista de la situación, el Consejo decidirá crear un lugar para el aparcamiento de todos esos vehículos “sin techo”, que aprobarán los vecinos a condición de que se encuentre debidamente vigilado, especialmente por las noches. Y así es como se creó el primer aparcamiento del que tenemos constancia en nuestra villa.

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Política

El señorío de los Maça

A finales del siglo XIV, nos encontramos con un momento de cambios dinásticos en la monarquía, acompañados de enlaces matrimoniales. Esto afectará directamente a Novelda, cuya propiedad irá pasándose entre familiares del rey y personajes ilustres de la corte. La situación se estabiliza ya entrados en el siglo XV, cuando el señorío de Novelda y el castillo de la Mola (además de Monóvar) pasan a formar parte del patrimonio de la familia de los Maça, concretamente con Pere Maça “el Barbudo”, en agradecimiento por haber luchado junto a Martín I el humano.

Martín I el Humano

Se crea pues un señorío particular al margen de la legalidad real, con un sistema de relaciones propio del feudalismo, ejerciendo la suprema jurisdicción o “mero imperio” al ser el señor quien juzga a sus súbditos. Esta nueva etapa abre una época de estabilidad política, no solo en Novelda, sino también en los alrededores con el Conde de Concentaina, que dominaba Aspe, Elda, Petrer y Salinas, y el Marqués de Villena, que también tenía Sax. Además, coincide con un menor impacto de las epidemias y se suceden las buenas cosechas.

Si bien no estará libre de conflictos militares, pues aparte de la elección del nuevo rey, en 1404 Martin I el Humano (el que otorgó la villa), ordenará al gobernador de Valencia que “no entrar a la tierra y castillos de don Pere Maça […] para no destruir la tierra de dicho noble y en especial a los valles que son poblados de moros, que cuando vieran las huestes abandonarían sus tierras y huirían”, lo que revela la importancia del nuevo señor en la aristocracia valenciana del momento (además del temor a perder a una gran parte de la población.

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Administración Cultura

Panorama educativo noveldense en el XVIII

Por lo que se refiere al panorama educativo, a principios de siglo, la educación seguía siendo considerada como un lujo al alcance de quien pudiera permitírsela, y las niñas quedaban excluidas. Hacia 1742, Novelda tenía 2 maestros: uno para primaria (Tomas Ayala) y otro para gramática que sería nuestra secundaria (Baltasar Penalva). En vista de la bancarrota del Ayuntamiento del año 1742, ambos acumulaban retrasos en sus sueldos de incluso un año, pero no son algo excepcional, ya que otros llegaron a tardar 5 años en cobrar sus honorarios. Muchos de estos maestros eran presbíteros, por lo que su llegada suponía “una misa más” para la población.

La enseñanza en estos momentos se basaba en 4 ejes fundamentales: doctrina cristiana, la lectura, escritura y aprender a contar en primaria, y la gramática latina en secundaria, ya que era la lengua utilizada en las universidades. Para continuar sus estudios universitarios, los noveldenses solían hacerlo en las universidades más próximas a la localidad: Gandía y Orihuela.  En cuanto a los maestros, accedían a la condición de enseñantes tras superar una breve prueba, tras lo que la Hermandad de San Casiano les concedía el título. Esta pertenecía a la Corte, y tenía jurisdicción en todo el territorio desde su creación en 1643.

Con la llegada de los borbones, se reforzará la influencia del Estado que empezará a asumir competencias que hasta entonces solían estar derivadas en la Iglesia, como la educación. Y es que muchas escuelas estaban en manos de la orden de los Jesuitas, cosa que cambiará con su expulsión en 1767. Estas escuelas se quedarán sin maestros, por lo que el estado de Carlos III  tendrá que hacer una reforma educativa para secularizar la educación con los llamados “maestros de primeras letras”. Claro que al ser funcionarios, el centralismo borbónico les obligará a impartir las clases en castellano.

Y decimos esto porque la lengua mayoritaria en la Novelda del setecientos era el valenciano (o catalán, según se quiera ver). Por eso se intentó cortar de raíz instaurando el castellano en los primeros niveles educativos. Pero no todo será represión, pues habrá también una preocupación por el absentismo escolar, sancionándose el hecho de que los niños no asistieran al colegio, ya que el absentismo era algo muy extendido.

Otro punto importante será en 1783, cuando se iniciará el proceso para incluir a las niñas en el sistema educativo por orden del obispo de Orihuela, Josep Tormo.  Pero surgirá un problema con quien pagaría los gastos de la nueva Casa de Enseñanza para Niñas, y se acabará pidiendo que lo haga la marquesa Margarita Sureda, la esposa del señor de la villa. Gracias a ella, se creará la primera escuela para niñas de Novelda, del sur de Valencia y de las primeras en todo el estado. Es curioso que las dos maestras contratadas cobraran lo mismo que sus homólogos masculinos, cuando lo habitual era que cobraran poco más que la mitad, por lo que estamos ante una situación de igualdad inusual para la época. El nuevo colegio se ubicará en el antiguo hospital de San Diego.

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Política

Novelda durante las Germanías

Entre 1520 y 1522, se desarrollará un periodo clave, en el que confluirán el fenómeno de las Germanías con la conversión forzosa de la población musulmana (esto último lo veremos en otra entrada). Si bien el territorio valenciano es el foco principal de la revuelta, también se extenderá por Baleares y parte de Cataluña. ¿Pero por qué suceden y qué son las Germanías? A comienzos del reinado de Carlos I quedará patente el conflicto entre las clases populares y los gobiernos municipales debido la endogamia de los segundos y a una pésima política administrativa, basada en favorecer una mano de obra barata y no cualificada. Esto supone un problema si tenemos en cuenta que no pertenecen al sistema gremial, lo que provoca su oposición. A ello hay que sumar una importante peste en 1519 y los problemas con el nuevo virrey Diego Hurtado de Mendoza, contrario a los intereses populares y del lado de la aristocracia.

La participación en Valencia no será por igual, ya que en si era un reino desigualmente repoblado. Así pues, las poblaciones del litoral serán más afines a la revuelta debido a que habían sido repobladas con catalanes, de mentalidad burguesa y artesana. Mientras, los núcleos de interior, como Novelda, eran mayormente mudéjares y se mantendrán del lado aristocrático (al menos oficialmente).

Debemos contar con que desde tiempos de Fernando el católico se había concedido un privilegio a los gremios valencianos, permitiéndoseles poseer armas para defenderse de las incursiones de los piratas berberiscos que frecuentaban nuestras costas. Así pues, los gremios utilizarán estas armas para alzarse y constituir la “Junta de los Trece”, que tomaría el control de Valencia ante la ausencia de la aristocracia y sus gobernantes, que habían huido de la peste que la azotaba. Sabiendo esto, podemos decir que las Germanías son un alzamiento de las hermandades gremiales.

Desde la capital se irá extendiendo por el litoral, volviéndose radical y asaltando propiedades nobiliarias. En la zona sur, la que nos afecta, el movimiento se asentará en Alzira, Játiva, Gandía y Elche. Novelda, al ser de mayoría morisca y tener un señor muy influyente al frente, se pondrá del lado aristocráctico. La población será utilizada como punto de reunión de un importante contingente de tropas, jugando un papel importante pero desde la retaguardia.

La paz de las Germanías

La intención del señor Pere Maça era utilizar el contingente para atacar Játiva, una de las principales ciudades agermanadas, pero se desviará para enfrentarse a los agermanados de Orihuela, capital de la gobernación. Esto desencadenará la posterior rendición de Alicante y Elche, una victoria decisiva, que derivará en la toma de la capital del reino en 1521. El conflicto acabará en 1522 con la rendición de Játiva y Alzira, los últimos reductos agermanados.

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Política

El señorío del Marqués de la Romana

Como ya habíamos comentado en entradas anteriores, el pueblo de Novelda –al menos sus dirigentes- se había mantenido fiel a la causa borbónica durante la Guerra de Sucesión. Tras la muerte del señor Carlos Caro en diciembre de 1722, será su hijo Joseph Caro quien herede sus posesiones. A partir de estas, Felipe V creará un nuevo título nobiliario en agradecimiento a su fidelidad durante la contienda, de modo que a partir de 1739 también tendrá el título de Marqués de la Romana. Y es que la aristocracia había sido el pilar fundamental de Felipe V durante la guerra, por lo que esta acción no sería más que otro favor en agradecimiento a esa aristocracia colaboracionista.

Las tierras del nuevo señor estarán repartidas por las localidades próximas, como por ejemplo en Elche, donde tendrá 4 casas, 463 tahúllas de tierras con olivos y palmeras. En sus manos quedaban las tierras más fértiles de todo el señorío, y lo más importante, los monopolios señoriales de elementos clave como hornos, molinos, algunas tiendas,… Será con Joseph Caro con quien se inicie la construcción de un nuevo palacio de la señoría en 1734, momento en que se pondrá la primera piedra, que irá seguido de un huerto y jardín, acabando la verja que lo rodearía en 1736. Sobre esto, se ha conservado un contrato que abarca 10 páginas en el que se detallan todos los aspectos de la construcción, incidiendo especialmente en que los materiales han de ser de la mejor calidad que se pudiera encontrar. El coste del proyecto serían “750 pesos de plata, de ocho cada uno”, que deberían ser pagados en orden del primero al principio de la obra y el último tras ser revisada y dada la conformidad con la misma por los arquitectos.

En el siglo XVIII habrá un periodo de crecimiento económico, que en el caso de Novelda se ve reflejado en primer lugar con la remodelación de la ermita de la Mola (1731), que se mantendrá así hasta 1958 cuando se construya el actual santuario. También se reforma en 1734 la iglesia de San Pedro, añadiéndose en 1746 la capilla de la Aurora. En 1743, además, la calle mayor empezará a adoptar la forma que conocemos hoy en día, tanto que en solo 6 años ya contaba con 30 viviendas.

El núcleo urbano también refleja ese desarrollo, creciendo en dirección a San Roque, donde los Caro comprarán tierras para construir su palacio. El edificio adoptará usos diversos (desde molino, granero, posada,…) y los territorios ocupados por el huerto serán utilizados para construir posteriormente la Glorieta que conocemos hoy en día.

En 1741 muere el primer Marqués de la Romana, Josep Caro, y su hijo Pedro Caro i Sureda heredará el título. Se casará con Margarita Sureda Togores, una mallorquina, naciendo Pedro Caro Sureda, que años después destacará en la carrera militar y acabará ocupando el cargo de su padre. Pero volviendo a Pedro Caro, podemos decir que fue un hombre con visión empresarial, pues podemos decir que fue quien motivó la creación de la primera fábrica de mármol en Novelda. Este intento de diversificación se debió, muy posiblemente, a la crisis que sufrirá el campo entre 1755 y 1758, pese a que la fábrica no tendrá suficiente carga de trabajo y acabará cerrando en 1780.

Por otro lado, su mujer Margarita será quien pague a los maestros de los niños de la pedanía de La Romana y el barrio de San Roque, que por aquel entonces era una zona aislada del centro urbano. A partir de 1783 también se asegurará de que se enseñara costura a las niñas del pueblo.

Pedro Caro i Sureda, tercer Marqués de la Romana, destacará como ya hemos dicho en su carrera militar, sobre todo en las batallas durante las guerras napoleónicas. Por su fidelidad, Carlos IV le nombrará Capitán General del Principado de Cataluña. A diferencia de muchos militares, Pedro Caro i Sureda fue un ilustrado y apasionado de la lectura, pues recopiló un fondo bibliotecario de más de 18.000 volúmenes, que fueron cedidos a la Biblioteca Nacional española en 1866.

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Balance de la Guerra de Sucesión

Tras la muerte de Carlos II en 1700, se abre la disputa al trono entre Felipe de Anjou y el archiduque Carlos de Austria, que derivará en un conflicto armado y dividirá la península entre ambos candidatos. La guerra llegará a la península en 1705, cuando la escuadra británica que trasladaba al archiduque Carlos desembarca en Altea tras un intento frustrado en Alicante. Previamente se había desarrollado una campaña de propaganda con el general Basset, prometiendo la abolición de los cargos señoriales, por lo que habrá un clima proaustracista en la zona. Además, sabiendo esto, no extraña que los territorios austracistas coincidan con los que se habían alzado en la revuelta de las Germanías.

Se crearán pues dos sectores opuestos: la masa popular antiseñorial (maulets) y la nobleza que se ve obligada a ponerse de parte del candidato borbónico (botiflers). En estos momentos, Novelda esta bajo el control de Carlos Caro i Maça de Liçona, que había sido nombrado heredero por la Real Audiencia de Valencia tras la muerte en 1697 de Pedro Maça, que no había dejado descendencia. Se había iniciado otro “conflicto sucesorio” y no se solucionará hasta la intervención de la Real Audiencia en 1701.

En 1702 y 1703 ya se veían movimientos militares que auguraban lo que será la guerra posterior. Así, en 1703 se creó un Tercio militar formado por 600 noveldenses para enviarlos a Cádiz con orden de controlarla y defenderla de los barcos ingleses que se movían por la zona.  Los sectores partidarios de los maulets de Basset no podrán mostrarse tanto como quisieran debido a la fuerte represión ejercida por los nobles borbónicos, tanto en Novelda como en el resto de la comunidad. De hecho, la presión del señor Carlos Caro era tal, que obligaba al Consejo de la Villa a trabajar en favor de los botiflers (borbónicos).

Ello se ve en órdenes como la de organizar una colecta de armas y otros materiales bélicos para acompañar al Duque de Arcos en su camino entre Valencia y Elche, que posteriormente sería nombrado virrey del país. U otra medida por iniciativa del obispo de Orihuela, defensor de los botiflers, para reclutar una milicia de 75 hombres para que lo defendieran. En diciembre de 1705 llega una petición de Basset reclamando la fidelidad de Novelda a la causa austracista, tal y como había hecho en otras localidades valencianas. Pedirá obediencia a cambio de conceder a Novelda los fueros y privilegios que tenían desde época de Jaime de Aragón a Carlos II.

General Joan baptista basset

Las autoridades locales aceptarán la petición y se adhieren a la causa de los maulets/austracistas desde diciembre de 1705 a octubre de 1706. Lo cierto es que no será escenario de ninguna acción militar en defensa de los maulets, salvo una escaramuza con un grupo borbónico de Sax, en la que Novelda solo participa aportando provisiones. Para finales de 1706 volverán a la causa borbónica tras las presiones del duque inglés de Berwick.

En definitiva, la Guerra de Sucesión sumirá al pueblo de Novelda en un estado de ruina económica, viéndose obligado a pedir una especie de préstamo que no podrá devolver hasta pasados 20 años. Pero el factor que más influirá en Novelda no será el económico, sino el político, con la aplicación de la Nueva Planta.

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Política

La conversión y posterior expulsión de los moriscos

Los mudéjares eran la población musulmana que había quedado en territorio cristiano tras la Reconquista. Aunque no siempre habían sido bien vistos fue durante las primeras décadas del siglo XVI cuando se acentuó este malestar que cristalizó sobre todo en el episodio conocido como la Primera Germanía. Los mudéjares fueron vistos como la mano de obra barata que perjudicaba a los gremios, por lo que eran obligados a bautizarse convirtiéndose así  en moriscos o cristianos nuevos. Ante esto surge un problema teológico, ¿son válidas estas conversiones a la fuerza? La solución a las dudas viene resulta por una junta de teólogos que determinaría que la decisión de bautizarse se realizaba de forma libre, puesto que se les daba la “opción” de morir para evitar ser bautizados.

En el caso de Novelda podemos observar cómo  se evidencia  que estas conversiones al cristianismo eran pura apariencia pues aquellos nuevos convertidos seguían siendo musulmanes de corazón. En primer lugar impresiona el hecho de que prácticamente toda la población mudéjar se convierta al cristianismo de la noche a la mañana precisamente en estas fechas. Aunque hay que reconocer que intentarán guardar las apariencias iniciando en momentos cuando  la construcción de la Iglesia Parroquial de la villa (1553), no parece que realmente se hubiesen convertido sobre todo teniendo en cuenta que las tareas de construcción se demorarán más de cuarenta años.

A pesar de su conversión los moriscos seguirán estando en el punto de mira. Así en época de Felipe II, concretamente en 1693, se ordenará el desarme de la población morisca para facilitar su control, ya que coincide con un momento de difusión del calvinismo y protestantismo en Europa, de modo que intenta cerrar posibles frentes. Tenemos datos de estas confiscaciones en Novelda, recopilándose un auténtico arsenal formado por 191 espadas, 18 lanzas, 12 rodelas, 68 puñales, 2 arcabuces, 77 ballestas y 8 escopestas. .

En 1695, y siguiendo esta línea represiva, se ordenará “que se les quite leer y escribir en arábigo”, aunque esto no se consigue implantar en Novelda en vista de que siguen habiendo documentos en árabe con fechas posteriores conservados en el Archivo Municipal. Si bien estos cambios no afectarán en exceso a la vida social, tenemos constancia de algunos procedimientos inquisitoriales. A partir de 1554 se habían distribuido una serie de oficiales por las localidades, encargados del control y las delaciones. En el caso de Novelda, la población contaba con 8 de estos personajes, conocidos como “familiars”.

Joan Alacantí Carres, vezino de la villa de nobelda, cistiano nuevo de moro, labrador; por lo mesmo Reconciliado por haber tenido y creydo la secta de Mahoma y haber hecho y guardado sus ritos y ceremonias. Habito y cárcel, que el habito se le quite en acabados el Auto”.

Primera acción inquisitorial en Novelda, 8 de junio de 1567.

Pese a ello, la villa no se altera, la conciencia de pertenecer auna cultura de raíces musulmanes era muy fuerte. Y se ve en que tras más de 300 años bajo dominio cristiano, no habían cambiado ni su forma de vestir.

Las políticas de aculturación acabarán en época de Felipe III con el Decreto de expulsión de los moriscos (1609), algo traumático para las tierras valencianas ya que esta población suponía 1/3 del total. Por ello, y contrariamente a lo esperado de la nobleza, saldrán en su defensa  ya que eran un elemento importantísimo que explicaba sus enormes beneficios económicos:

“La expulsión de los moriscos es la universal ruyna y desolación de este reyno, ya que se basa en el servicio y la utilidad de dichos moriscos, la cual cessando, cesan las rentas de los señores y caballeros las de los ciudadanos, los tratos de mercaderes y arrendadores, las limosnas de todos los pobres, hospitales e iglesias, el trato de todos los oficios mecanicos y por consiguiente, todo el reino perece.”

Finalmente, y pese a las reticencias de la nobleza, se llevará a cabo la expulsión, demográficamente nefasta para Novelda, donde de 500 casas quedaron vacías 400.

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Administración Política

La aplicación de la Nueva Planta

Al hacerse con el control de los territorios valencianos, el borbón Felipe V dictará una serie de normas jurídicas, políticas y administrativas orientadas a acabar con el derecho foral en favor de un mayor centralismo. Ese centralismo se basará en la aplicación del modelo castellano a estos “nuevos territorios conquistados”, por lo que el reino de Valencia pierde su relativa independencia para pasar a convertirse en una provincia del moderno estado español.

Felipe V

“Este reyno ha sido rebelde a Su Majestad y ha sido conquistado, habiendo cometido contra Su Majestad una grande alevosía. Y assi no tiene más privilegios ni fueros que aquellos que su majestad quisiere conceder en adelante”

Duque de Werwick tras ocupar Valencia

En cuanto a la nueva legislación, y puesto que la aristocracia local era uno de los pilares borbónicos, se modificará para favorecer el poder señorial sobre sus tierras y poblaciones. Todo ello en perjuicio del sistema municipalista foral imperante hasta el momento. La desaparición de ese sistema hará que la nobleza pueda apropiarse de tierras que formaban parte del patrimonio municipal.

Así mismo se aplicará una fuerte represión entre los que habían estado del lado austracista. En el caso de Novelda, el bando borbónico elaborará un expediente en el que se incluía los nombres de 82 simpatizantes de la causa del archiduque Carlos. Entre ellos, 9 religiosos destacando el mismísimo capellán local Joseph Guimera, aunque también aparecían otros que pese a no ostentar cargo alguno, se aliaron con los maulets. Así pues, este amplio grupo de vecinos sufrirá las consecuencias, teniendo que huir de su pueblo en algunos casos para evitar las represalias.