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Rousseau y la mujer

Rousseau, como la mayoría de los pensadores de su época, dejaba a las mujeres en un segundo plano en todas sus reflexiones. No ha hecho falta que la moderna Historia de género revisara el pensamiento de Rousseau para advertir de su misoginia, pues la autora Mary Wollstonecraft, coetánea de Rousseau, ya señaló el desprecio de los ilustrados hacia la mujer en su obra Vindicación de los derechos de la mujer (1791).

Mary Wollstonecraft recoge toda una serie de comentarios que hace el filósofo ginebrino en El Emilio:

“El hombre ha de ser fuerte para poder satisfacer los deseos de la mujer y obtener su consentimiento, ya que utilizan la debilidad cuando consideran oportuno”.

“El hombre y la mujer no deben tener una constitución semejante de temperamento y carácter, no deben educarse de la misma manera”.

“El hombre y la mujer se hicieron el uno para el otro, pero la dependencia mutua no es la misma”.

“La educación de las mujeres siempre debe de ser relativa a los hombres: agrados, sernos de utilidad, hacernos amarlas y estimarlas, educarnos cuando somos jóvenes y cuidarnos cuando somos adultos, aconsejarnos, consolarnos, hacer nuestras vidas fáciles y agradables”.

“Cada sexo tiene su gusto propio que los distingue de ambos. Los niños se inclinan por deportes ruidosos y movidos, mientras que las niñas se sienten atraídas hacia las cosas de adorno y apariencia”.

“Toda su vida debían de estar sujetas a la restricción más severa y constante, que es el decoro”.

“La primera aptitud y la más importante de una mujer es la buena conducta o suavidad de carácter”.

“La perversidad y la malicia de las mujeres es el agravante de su propio infortunio y la mala conducta de sus maridos”.

“Cuando dejes de ser la amante de Emilio seguirás siendo su esposa y su amiga, porque serás la madre de sus hijos”.

Para acabar, Mary justifica su repaso al pensamiento misógino de Rousseau con la siguiente frase:

“No lucho contra sus cenizas, sino contra sus opiniones. Lucho solo contra la sensibilidad que le llevó a degradar a la mujer al hacerla esclava del amor”.

En mi opinión, no se debería ser excesivamente duro con estos comentarios sobre la mujer, ya que ,aunque son innegablemente machistas, deben ser adecuadamente contextualizados en el tiempo histórico en el que fueron formulados. Visto desde la perspectiva actual, estas reflexiones parecen escandalosas, pero en su tiempo estaban dentro de la normalidad de una sociedad patriarcal.