Una vez vistas las influencias y los condicionantes que marcaron la Filosofía kantiana habremos por fin de entrar en materia. Pero antes, sirva este artículo como brújula para aquellos que en cualquier momento se sientan perdidos. En ese caso siempre podrán optar por abandonar, seguir adelante o venir aquí y tratar de situar donde se encuentran.
Tal y como ya había dicho anteriormente el auge de la nueva Ciencia supone una absoluta revolución y una influencia total en la filosofía kantiana. Tanto es así que a lo largo de su discurso I.K. trata de trasladar a la Metafísica (la ciencia que versa sobre el SER, el LOGOS o DIVINIDAD) los métodos científicos, tal y como lo había intentado Descartes pero desde una postura más moderna en lo que él bautizó como una filosofía crítica que nos despierte del “sueño dogmático” de la antigua filosofía, es decir, que no tenga ningún compromiso y que pase por someter a crítica todos los conceptos sin estar encadenados a ciertos dogmas. Podemos observar que esta intención no está alejada de una de las preguntas tradicionales que hemos de hacernos en Filosofía: ¿qué es lo que podemos conocer de forma verdadera?, ¿cuál es el saber absoluto? Para responder a estas preguntas Kant introduce una serie de términos, unos conceptos que nos pueden parecer abstractos o mal traídos pero que necesitamos para entender a nuestro autor como: juicios a priori y posteriori, analíticos o sintéticos. Estos conceptos son trasladados tanto a las formas de conocimiento como a las facultades del hombre para poder captar la realidad naciendo así la sensibilidad y el entendimiento en el Ser y el Fenómeno como representación del objeto.
Una gran escisión aparecería aquí en lo que a ciencia se refiere, pues la Analítica Trascendental abarcaría todo aquello relacionado con la experiencia, es decier, la ciencia que hoy conocemos. Mientras, la Dialéctica Trascendental se ocuparía del campo de la Metafísica acabando Kant por demostrarnos que esta en sí no puede atenerse a la disciplina científica.
El giro copernicano simboliza la trascendencia de la que Kant dota a su obra pues si bien Copérnico con su teoría Heliocéntrica había supuesto una revolución científica al haber sustituido el centro del universo, él pretende hacer lo mismo con su filosofía (esto nos ofrece un dato sobre su autoestima) y dice haber cambiado la forma de observar donde ahora también interviene el sujeto de forma activa, haciendo aquí una pausa para introducir dos nuevos conceptos, Fenómeno y Noúmeno.
Capítulo final dedica al empleo que hacemos de la Razón y de ahí es de donde derivará en una de las aportaciones que más han calado e influido en la sociedad occidental, la moral kantiana. Su pasión por crear divisiones le hace también observar dos tipos diferentes de Razón. En primer lugar la Teórica o Pura, la desarrollada en sus primeros volúmenes y que se ocupa de la formulación de juicios y se opone a la Práctica, esto es, la que se ocupa de cómo ha de actuar el ser humano, la moral.
P.d.- A la espera de que WordPress solucione los problemas técnicos no quedará otra que repetir imágenes.
2 replies on “Preámbulo, “ámbulo” y “postámbulo”.”
¡Hola de nuevo!
Sinceramente, y me sabe muy mal decírtelo precisamente a tí, de todos los filósofos que estudié en el instituto el que peor se me dio fue Kant, demasiado espeso para mi sencilla mente. Descartes me gustó más, pero sobretodo porque, en cierto modo, es más criticable que Kant. Porque ya me dirás tú que lo de la glándula pineal…
Ojalá tuviera más conocimientos sobre el tema para poder dejarte un comentario decente.
Saludos de la pesada de siempre.
Bueno pues en ese caso espero que le saques partido al blog.
Saludos