De su trabajo sobre los modos de conocimiento es lógico que, tirando un poco más del cable, llegase a estudiar cuál es, según su hilo de razonamiento, aquella materia en la que se está jugando limpio y obteniendo conocimientos verdaderos, es decir, separar la auténtica de la falsa Ciencia. Esto es algo habitual en los pensadores, tanto que seguramente ya os sonará de autores como Descartes quien también a lo largo de su Discurso del Método acaba por encumbrar a la Matemática como Ciencia verdadera. Es este un afán clásico pero también lógico pues como decía en las introducciones nos encontrábamos en un periodo donde las nuevas Ciencias cobraban su papel, donde el pensamiento evolucionaba y era necesario desbancar los antiguos métodos.
Digamos que la conclusión seria que (poco a poco y sin perderse) él clasifica una serie de características dentro de los juicios (la suma de los Juicios conforma la ciencia) y nos habla de una doble dualidad: Los juicios pueden ser a priori o a posteriori en función de si es necesaria la experiencia para conocerlos (a posteriori) o si en cambio no es necesaria por estar implícita (a priori). Además los juicios también pueden ser sintéticos cuando lo que se dice está implícito en el sujeto (vamos lo que viene siendo decir una perogrullada, la luz ilumina por ejemplo) o analíticos si verdaderamente aportan un conocimiento no implícito en la premisa (esa luz es tenue). De ahí Kant selecciona como verdaderamente útiles lo juicios que además de aportar no sea necesario comprobarlos con la experiencia, esto es lo “juicios sintéticos a priori”. Estos por tanto son los juicios que no descansan solo en la experiencia si no en la razón. De esta forma Kant afirma que las ciencias que cuentan con este tipo de juicios son tanto la Física como las Matemáticas y que por tanto son las dos ciencias más puras, mientras que la Metafísica que había sido durante tanto tiempo la materia fundamental de la Filosofía y madre de toda ciencia queda según Kant desbancada al no tener base empírica. Esto podría entenderse como un ataque frontal pero en cambio él justifica a la Metafísica como una necesidad humana de un ser racional que necesita hacerse preguntas acerca de lo irracional, acerca de Dios, del Ser etc pero eso sí, no es una Ciencia.
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