La piratería es delito. Ese es el mensaje final de los “spots” que vemos en los cines. Transmitir datos y compartir archivos es robar ideas originales de autores que con su sudor han creado una idea original, ¿no te da vergüenza?
La estrategia de la SGAE no solo ataca desde el plano legal, ejerciendo como lobby para conseguir una legislación que pene y criminalice a los que practiquen la piratería, sino desde el moral, hablando de una falta de ética por parte de todos los internautas que pretenden hacerse con las creaciones de esforzados autores. Lo cierto es que esto tendría cierta base si se usase con ánimo de lucro, es decir, si me bajo música pero sobre todo si la subo a internet y cobro por ello. En ese caso cierto, me estoy beneficiando ganando dinero a expensas de algo que no he creado y que me ha venido caído del cielo. Por ello opino que las penas deberían caer sobre los que comercian con el material pirata y más cuando tras vendedores callejeros suelen esconderse mafias involucradas en tráfico de personas o redes esclavistas. Son a ellos a los que hay que perseguir y no a los manteros. Pero los usuarios de P2P no comerciamos, no nos lucramos y nuestro único enriquecimiento es el que se produce, por ejemplo, escuchando música.
De todas formas siempre resulta irónico escuchar cómo se llenan la boca sobre lo ético aquellos que no dudan en poner precio a la cultura. Para ellos es perfectamente comprensible y entra dentro de lo moral cobrar por cada transferencia de archivos, vivir de las glorias que cierto día crearon y sentarse a recibir los réditos, o sobretodo actuar de fiscales contra agrupaciones de fiestas, conciertos benéficos y demás ¿qué será lo próximo? ¿pagar por tararear una melodía?, ya ni me resultaría extraño.
Mientras, se escudan en que la SGAE está, sobretodo, para proteger a los más débiles, a los músicos que empiezan, a los de profesión que el día de mañana necesitarán tener un retiro digno. Pero la verdad es otra y es que han actuado cuando su mercado de marketing/música ha empezado a zozobrar. Cuando las cuentas ya no salían porque los que compraban cualquier basura musical de más de 20€ envuelta en papel celofán donde solo se podía rescatar un par de canciones (el resto todo relleno) preferían descargarse lo mismo y eliminar el sobrante de su disco duro. Cuando sus escuelas/factorías dejaban de ser rentables en las tiendas de música y quedaban en meros programas televisivos de mayor o menor éxito. Fue entonces y no antes cuando la SGAE y su corte clamó al cielo y nos acusó a todos de sinvergüenzas, caraduras y delincuentes. Cuando rebasaron la frontera y se situaron por encima de los propios músicos como celosos defensores de unos intereses que no son más que los de su propio bolsillo. Pero son ellos los que se pueden pagar con nuestro propio dinero, pues el Ministerio de Cultura colabora religiosamente (con buena picha bien se jode que diría mi padre), caros anuncios donde además de insultarnos a nosotros insultan sobretodo a nuestra inteligencia. Respeto.
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