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El tirano

El Perú en esos momentos

 

Para entender de manera adecuada las características de la jornada en búsqueda de El Dorado y los horribles hechos que en ella se produjeran es indispensable conocer la circunstancia del virreinato del Perú en esa época. Unas décadas después de la llegada de Pizarro y sus hombres, las situaciones sociales del territorio no eran nada halagüeñas. Las tierras, el poder y los privilegios se encontraban en manos del 10% de la población, al igual que el comercio, y los diferenciados caudillos se encontraban gobernados por una clase alta formada por algunos de los primeros conquistadores y otros individuos influyentes llegados de la península.

En ese momento, por otro lado, había una legión de desfavorecidos formada por indígenas y emigrados de la península que habían acudido en busca de riqueza, sin embargo, llegaron demasiado tarde al inicial reparto de propiedades y fortuna.

Además de estos últimos, deben destacar un grupo de hombres guerreros, que muchas veces llevaban décadas en las Indias tras las iniciales contiendas por la conquista y las posteriores guerras civiles que enfrentaron a diferentes bandos de españoles. Tras estos enfrentamientos fraticidas la mayoría de soldados habían quedado vagabundos, sin sueldo ni recompensa, intentando sobrevivir a la sombra de los señores.  Pues pertenecía Lope de Aguirre a este buen grupo de descontentos y desocupados hombres de guerra, que habían visto pasar su oportunidad de prosperar pese a haber dado su sangre y su vida por la Corona y la conquista de América. Fue esta atmósfera enrarecida y peligrosa, en la que se preveía la amenaza de rebelión y altercados, la que motivó la puesta en marcha de la jornada en busca de la fortuna de El Dorado que  Francisco de Orellana, ya había buscado algunos años antes, sin ningún éxito.

Años pasaron hasta 1558, el virrey del Perú de esa época, el marqués de Cañete, permitió la puesta en marcha de hasta 3 expediciones a diferentes puntos, con el intento de dar una ocupación a esa peligrosa e impredecible masa de soldados en paro y a otros marginales y desfavorecidos. Aquella mismo motivo fue la que, un año más tarde, le llevó a ordenar la jornada de omagua y El Dorado, con el capitán navarro Pedro de Ursúa a la cabeza de la misma. Ursúa, quien contaba con unos 35 años en ese momento, era un recién llegado al Perú, aunque acumulaba una importante hoja de servicios en la India. De esta manera, no fueron pocos los hombres de guerra que, viendo una posibilidad de entrar en actividad y lograr la gloria y la fortuna que la guerra les habían negado, se decidieron a enrolarse en tan rara búsqueda, esperando encontrar el oro y los tesoros de la región legendaria. Esto es el contexto, o sea, la situación de la jornada en ese momento.