Nápoles es la tercera ciudad italiana después de Milán y Roma, y la mayor del sur de la península. La ciudad que mira a una espléndida bahía, se extiende por la fértil llanura de Campania, ocupando las prominencias y depresiones formadas por antiguos cráteres volcánicos.
Esta metrópoli está a la cabeza de una región urbana e industrial que va desde Pozzuoli a Sorrento en el litoral y se extiende por el interior, llegando a Caserta, Capua y Mola. Sin embargo, la miseria y el paro tradicionales no han desaparecido, como tampoco los oficios ambulantes, sin olvidarnos del contrabando.
Nápoles es una ciudad muy visitada, no sólo por derecho propio, sino también como punto de partida hacia otros destinos cercanos como Pompeya, el Palacio Real de Caserta, las islas de Capri e Ischia o la Costa Amalfitana. La capital campana posee también un vastísimo patrimonio artístico y arquitectónico, que desde la década de 1990 ha sido relanzado con actividades como el “Mayo de los Monumentos” y por ser declarada parte del Patrimonio de la Humanidad en 1995.
El antiguo centro, detrás del puerto, está dividido en seis sectores bien diferenciados. Desde el siglo XVI, el centro administrativo y comercial de la ciudad fue creciendo en torno a Toledo y Castel Nuevo. El casco antiguo comprende el barrio de Spaccanapoli y Decumano Maggiore. El distrito Vergini, al norte de la garganta del Foria, conduce al parque de Capodimonte, donde está el palacio real. Certosa di San Martino y Castel Sant`Elmo dominan la colina de Vomero. En la zona de Chiapa, a dos pasos de las tiendas más elegantes de Nápoles, se hallan Castell dell´Ovo y Mergellina, rodeados de mar y espacios verdes. Al oeste quedan las preciosas ensenadas y pueblos de Posillipo.
Ahora sólo nos queda recorrer sus calles y disfrutar de los encantos que nos ofrece Nápoles.