El Vesubio ocupa el sector central del Golfo de Nápoles, dominándolo y permitiendo contemplar todos sus rincones. Está formado por dos conos superpuestos; el más antiguo, la somma, forma un vasto hemiciclo de 4 kilómetros de diámetro, cerrado hacia el Norte (1132m) y desmantelado hacia el sur. Otro cono, más moderno, culmina a 1.270 m.
Una densa vegetación se adentra hasta las pendientes del cono principal; sin embargo, en algunos puntos, ésta se ve surcada por intrincadas lenguas de roca e irregulares bloques de piedra: se trata de coladas recientes del volcán aún no invadidas por la vegetación. En los fríos días invernales, a veces la nieve tiñe de blanco la cumbre del volcán; por el contrario, en primavera las retamas en flor colorean de amarillo amplias áreas de las pendientes del Vesubio.
Avanzando más al sur, se llega a Pompeya y Herculano, dos de los sitios arqueológicos más importantes del mundo: ambos son lugares de visita obligada.
[Imagen: Pompeya y el Vesubio. Fuente: wikipedia]
El escenario: antes de la erupción.
La zona afectada por la erupción es toda la superficie que se extiende por las pendientes del Vesubio. Está delimitada al norte por el Sebeto y al sur por el Sarno, ríos, que en la actualidad deben considerarse desaparecidos. También esta área, al igual que los Campos Flegreos, era particularmente fecunda porque estaba recubierta de productos volcánicos que al descomponerse permitían la producción de abundantes cosechas.
En esta fértil área, que fue escenario y motivo de importantes contiendas, se sucedieron numerosas civilizaciones: los oscos los cumanos, los etruscos y, finalmente, los romanos. Además del aceite, el trigo y la fruta, Roma se abastecía de importantísimos vinos provenientes de esta zona, entre los que se encontraba en vesuvium, dulce néctar que no podía faltar nunca en las mesas de los poderosos, y, según la mitología, tampoco de los dioses: no sólo Baco, sino también Hércules, cayó rendido a los pies de los ríos de vino. Sin embargo, tal como demuestran los grandes macellum (mercados) de Pompeya y Herculano, también en las pequeñas ciudades vesubianas reinaba la opulencia.
A diferencia de sus predecesores, los romanos, sobre todo en época augusta, además de desarrollar una vasta agricultura promovieron el crecimiento urbano y civil de Pompeya, Herculano, Estabia y Óplontis; algunos de ellos se convirtieron en destacados centros económicos y comerciales del imperio. Estas pequeñas ciudades estaban dotadas de una notable red vial, cuyas arterias principales eran la vía Noceara (desde Nocera llegaba a Neapolis) y la vía Solana. El enorme acueducto del Serino abastecía también Pompeya; por su parte, tanto Estabia como Óplontis contaban con activos puertos comerciales.
A lo largo de la costa surgían también villas exclusivas, propiedad de adinerados patricios y notables personajes de la elite romana, ricamente adornadas con amplios jardines e impresionantes frescos, en los que siempre se recurría al espectacular rosso pompeiano (rojo pompeyano, extraordinaria tonalidad creada en esta área).
También era importante la oferta de ocio, que contemplaba célebres complejos termales, numerosos teatros y anfiteatros, amplios foros, importantes escuelas y centros culturales.En resumen, el área vesubiana era un territorio poblado y desarrollado, con centros urbanos, villas lujosas, importantes infraestructuras civiles, campos cultivados y caseríos, capaces de garantizar una producción abundante y constante.
La primera persona que comprendió su naturaleza volcánica fue el geógrafo griego Estrabón (19 d.C.), que dejó escrito que sus rocas habían sido quemadas por el fuego. En el 79 d.C. una pavorosa erupción enterró las ciudades tendidas a sus pies y cambió decisivamente el paisaje. Cenizas y detritos cubrieron Pompeya, y Herculano quedó sepultado por un río de barro. Plinio el Joven aludió a la negra nube de humo que se elevó “como un gran pino desde la montaña. Su tío, Plinio el Viejo, murió asfixiado por los gases que envolvieron la zona. Hoy el volcán inspira a la par miedo y fascinación, y su actividad se halla permanentemente controlada.
[Imagen: Recreación de la erupción del Vesubio en el año 79 d.C. Fuente: misteriosdenuestromundo]