Todo el mundo conoce el nombre de Cristóbal Colón, el Almirante que “descubrió” América el 12 de octubre de 1492, bajo el patronazgo de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, los Reyes Católicos de España.
Sin embargo aparte de su historia oficial como el hombre que “descubrió” América, y la constancia de sus expediciones al nuevo continente, se sabe muy poco de su procedencia. El origen de Cristóbal Colón es un aspecto de debate continuo, en el que no existe unanimidad entre los historiadores e investigadores, principalmente debido a la desaparición de documentación referente a su ascendencia y lugar de nacimiento. Este misterio fue alimentado por la biografía del almirante escrita por su hijo, que aseguraba que su progenitor no deseaba que nadie supiese su patria, por lo que la omitió de su obra. A partir de ahí se barajan diferentes teorías sobre su procedencia, desde que era portugués, español, italiano e incluso judío.
De todas formas la figura de Colón va unida a una gran dualidad y ambigüedad: El orgullo de su descubrimiento y la vergüenza y el rencor por las barbaridades y saqueos que se produjeron en tierras indígenas posteriormente de su “descubrimiento”.
Dicho acontecimiento se celebra el día 12 de octubre en España como el “día de la Hispanidad”, “el día de la raza” en América Latina. E incluso los norteamericanos celebran este día el “descubrimiento” del nuevo continente por parte de Colón. Destacamos la palabra descubrimiento entre comillas porque, tal y como se venía sospechando, Colon no descubrió América sino que, como se ha demostrado hace poco, los vikingos llegaron al continente antes que él. Colón únicamente descubrió una ruta más sencilla para llegar a América, favorecida por las corrientes marítimas atlánticas.
Cristóbal Colón en español, Cristoforo Colombo en italiano y Christophorus Columbus en latín, han inspirado al menos la denominación de un país, como Colombia, y dos regiones norteamericanas: la Columbia Británica en Canadá y el Distrito de Columbia en Estados Unidos. Pos supuesto en España son numerosas las ciudades en las que han nombrado calles en su honor.
Actualmente sus restos, después de una interesante disputa, se encuentran en la Catedral de Sevilla desde 1902.