La mejora progresiva de los barcos existentes en la época fue necesaria para tratar de abordar una travesía atlántica, por ello el navío europeo sufrirá una considerable evolución para poder acudir a su cita transoceánica. Vamos a observar los cambios
1. EN EL MEDITERRÁNEO:
La Galera. Era un barco de bajo bordo. Era muy ligero. Disponía de remos y era capaz de controlar la ruta muy bien. Pero no podía transportar mercancías y era demasiado frágil para soportar las tempestades.
A la Galera se le añadió un buen sistema de velas consiguiendo un barco mucho más maniobrable, pero aún seguía siendo frágil y se inundaba la cubierta con el oleaje. También se le añadió el timón de codaste.
2. EN EL ATLÁNTICO:
Carracas, Naos y Urcas: Eran altos y anchos, para evitar la acción de las olas. Triunfaba ante las tempestades. Disponía de un castillo de proa y otro de popa y solo disponía de velas. Pero el navío era lento y poco maniobrable.
Barinel: Es el producto de añadir a las embarcaciones anteriormente citadas un mejor sistema de velas y de remos, por la necesidad de maniobras en el siglo XV. Este tipo de nave no triunfó, porque el espacio dedicado a los remeros quitaba la posibilidad de carga.
La Carabela: Fue un invento del S. XV, parece que introducida por los portugueses y perfeccionada en astilla; es la combinación del navío redondo atlántico con las técnicas del mediterráneo. Era más corta que la Galera. Mas o menos estrecha y casi circular. Disponía de un sistema complicado de velas y albergaba a mucha tripulación para poder navegar largo tiempo. Era muy rápida
La necesidad de salir al Atlántico que se da en el siglo XV y XVI responde tanto al interés comercial por encontrar nuevas rutas como a las innovaciones que parecen hacer posible una navegación más segura (timón de codaste, brújula, las cartas marinas, métodos de orientación).