Os dejo un relato sobre la política comercial de Enrique IV (1553-1610), extraido del libro Historia del Mundo en la Edad Moderna, publicado por Educardo Ibarra Rodríguez en 1940.
“La activa imaginación del rey no cesaba de discurrir medios de fomentar el desarrollo material de su reino. Tomáronse las medidas necesarias para el saneamiento de París y de otras poblaciones importantes, y para el desarrollo y sostenimiento de los hospitales públicos. Canalizáronse muchos ríos, que de esta suerte se hicieron navegables, y se hicieron estudios para poner en comunicación unos con otros los mayores de Francia, el Sena, el Loira, el Garona y el Ródano por mjedio de canales; y si bien estos proyectos no se llevaron a cabo, ha quedado como recuerdo de la sabia inventiva de la época de Enrique.
Emprendiéronse grandes obras encaminadas a la desecación y cultivo de los terrenos pantanosos. La gran obra de Oliverio de Serres sobre agriculltura despertó el más vivo interés del rey sirviendo su empeño para acrecentar su popularidad. Realizáronse grandes esfuerzos, que fueron en parte coronados por el éxito, para introducir en la región central de Francia el cultivo del gusano de seda. Las restricciones que dificultaban el embarque de cereales fueron suprimidas, lo cual fue un estímulo para la agricultura. Adoptáronse medidas protectoras de varias industrias, tales como olas de la seda, la lana, la tapicería el hierro, el acero, el cristal y la alfarería; practicaronse gestiones para resucitar las minas de Francia, y aun cuando el éxito obtenido fue muy limitado, demuestran la alta noción que Enrique poseía de los deberes de un gobernante.
Sully, en su calidad de director general de caminos y comunicaciones, contribuyó en gran manera a mejorar el estado de las vías de comunicación y puentes de toda la Francia; el Estado gastaba extensas sumas en estas obras, y se obligaba a las haciendas locales a contribuir también en ellas. Reorganizaronse los correos y se introdujo un nuevo sistema de postas para le trasporte de las mercaderías. Celebráronse tratados de comercio con Inglaterra, España y la Puerta, y se establecieron consulados franceses en los más importantes centros comerciales de Levante, hasta en Berbería.
Fomentose la energía colonizadora de Champlain y otros en el Canadá. Y se hicieron diversas tentativas para organizar una compañía de las Indias Orientales. Lo mismo él que su ministro Sully dieron pruebas de hallarse bien penetrados del principio económico de que para que un rey ser rico es necesario, ante todo que su país sea próspero e industrioso.”