Para realizar estos post, nos hemos basado en la información de una serie de libros, entre los cuales, dos son más concretos:
– Diario Informacion, Historia de Alicante, Alicante, 1989
-VVAA, Historia de la ciudad de Alicante: Edad Moderna, Alicante, 1990
Más bibliografía que hemos utilizado es la siguiente:
– Carrasco Rodríguez, Antonio La ciudad de Orihuela y el pleito del Obispado en la Edad Moderna, Alicante, 2001
– Santonja, Josep Lluís Iglesia y sociedad en una villa valenciana : Alcoi (1300-1845), Alicante, 1998
– Agüero Díez, María Teresa El municipio alicantino durante el reinado de Carlos III : 1759-1788, Alicante, 1995
– Cutillas Bernal, Enrique El patronato de la ciudad de Alicante sobre el monasterio de La Santa Verónica en la huerta de la ciudad (1518-1804), Alicante, 1995
– Dueñas Moya, Mª Carmen Territorio y jurisdicción en Alicante: el término general durante la Edad Moderna, Alicante, 1997
Debido a que no podemos escribir todas las recetas típicas de la región alicantina de modo contínuo, hemos decidido dejarles un enlace para que puedan averiguar más recetas y poder practicarlas.
Trocear las alcachofas, un pimiento y la carne. El otro pimiento lo cortaremos a tiras para luego adornar la paella.
En una paella poner el aceite a calentar, agregar la carne y sofreír. Añadir las verduras, los garbanzos y las sepias y sofreír bien. Poner el arroz y sofreír.
A continuación incorporar aproximadamente 1 litro de caldo de pescado. Remover y dejar cocer durante unos 20 minutos.
Se pone al fuego el vaso de agua con un chorrito de limón y el azúcar. Se deja hasta que rompa el hervor. Se deja hervir a fuego lento cinco o seis minutos.
A continuación se añaden las almendras y se va dando vueltas con una cuchara de madera sin parar. El azúcar poco a poco se irá poniendo tostado, el fuego debe ser lento para que no se quemen las almendras. El azúcar pasara por sus distintas fases hasta que cristaliza sobre las almendras.
Se engrasa una superficie y se echan sobre ella hasta que enfríen.
Forma parte de la tradición alicantina más popular y se hace para excursiones tan típicas como la peregrinación desde Alicante a la Santa Faz, las hogueras de San Juan, etc.
– Ingredientes cocas:
1) una tacita y media de aceite de oliva
2) una tacita y media de vino blanco
3) un pellizco de sal
4) una cucharada de bicarbonato
5) dos vasos de harina
-Ingredientes mollitas:
1) un tercio de tacita de aceite de oliva
2) sal
3) un vaso de harina
4) una cucharadita de vino blanco
– Preparación:
Previamente se debe precalentar el horno a 250º. Conviene pintar el molde con aceite de oliva para que la masa no se pegue y se desprenda bien una vez cocida.
Se mezclan bien los ingredientes en un bol poniendo la levadura a la harina y moviéndola para que se una por igual. La masa de la base debe ser lo más fina posible ya que debe quedar crujiente, para soportar las miguitas de arriba que son más densas, y es el contraste lo que le da gracia a esta torta.
Con los ingredientes para las mollitas se hace una masa blandita con la que se fabricaran las mollitas que irán por encima de la coca dándole ese aspecto característico pues quedan sueltas y huecas. Se debe bajar la temperatura del horno a 180º. La duración aproximada es de 25 a 30 minutos.
“El viajero que llegase a Alicante en 1802 –cercano ya el final del Antiguo Régimen- podía hallar abiertos en la ciudad nada menos que ocho mesones, tres fondas, tres cafés con botillerías, cuarenta tabernas y cuatro casas de billar y trucos”
MÁS GALVAN, Cayetano. Historia de la ciudad de Alicante. Edad Moderna. Alicante, Alicante 1990.
Varios autores especialistas en el estudio de nuestra ciudad durante la época moderna no han tenido reparos en calificar a Alicante como una ciudad cosmopolita, abierta, con las comodidades necesarias y propias de una ciudad propiamente dicha, llegándola a comparar algunos cronistas con la Ciudad de Valencia.
Sin embargo, la sociedad que formaba la ciudad distaba mucho de esos testimonios idealistas de los glosadores y las crónicas de la época. Lo cierto es que distaba mucho de lo que tenemos hoy en día como idea de sociedad como conjunto de ciudadanos iguales ante la ley. No debemos olvidar que todavía estamos en el Antiguo Régimen, por lo tanto aun ancladas en la Sociedad Estamental. Los ciudadanos eran considerados miembros de un determinado estamento, con grandes diferencias entre privilegiados y plebeyos y con grandes dificultades para pasar o ascender de un grupo a otro.
La pertenencia a la nobleza no solo se justificaba con la sangre, también con el poder económico. Muchas familias se hicieron con grandes patrimonios por el simple hecho de ser nobles. La riqueza siguió siendo por tanto un elemento determinante de la jerarquización social.
Otra diferenciación de naturaleza económica que hacia única a la ciudad de Alicante dentro de toda la costa valenciana era su condición portuaria, convirtiéndola en una urbe mucho más dinámica y diversificada, tanto social como económicamente.
Todos estos datos corresponden al final de la Edad moderna, pues contamos con documentación anterior, de los siglos XV y XVI. Por eso hay una serie de datos que cabría tener en cuenta para el pleno conocimiento de la sociedad alicantina durante época moderna:
-Tasa de población activa: 31.5 %
-Actividades primarias: entre el 50% y el 60% de la actividad económica
-Actividades del sector terciario: entre el 20% y 30%
En cuanto a la presencia de la nobleza en nuestra ciudad, tan solo se tiene constancia de la Marquesa del Bosch que aparece en el padrón como avecindado en 1730. Aunque luego aumentó durante el siglo XVIII la presencia de nobleza. El censo de 1787 da la cifra de 64, y el de 1797 da la cifra de 8 nobles titulados. Es evidente por tanto que le peso social de la nobleza local fue muy importante.
A finales del 1700, el Duque D’Anjou subía al trono español. Esto fundamentó que se incrementase los desajustes internacionales y tuviera como consecuencia una Guerra de Sucesión que implicaría a las grandes potencias del momento.
En Alicante, se reconoció al nuevo monarca y se llevaron a cabo varios actos en su honor. Estos actos se llevaron a cabo entre 1701 y 1702, sin embargo, la guerra tomaría otro sentido en esta ciudad. Sería una guerra llevada a cabo entre los partidarios del nuevo monarca y los que se situaban en contra de su coronación. Esto comenzaría a darse en mayor medida desde que en 1702 se prohibiese el mercado con los enemigos.
Es en este momento cuando el puerto alicantino toma un papel primordial durante la guerra, ya que este puerto era el encargado de llevar todo el comercio exterior al resto de territorios del Reino Valenciano, e incluso a la misma Corte. Sin embargo, este conflicto bélico haría descender las exportaciones autóctonas de vino, pasas, regaliz, sal y algo de lana, entre otros muchos productos.
En 1366 se creó la Gobernación de Orihuela tras transformarse la antigua Procuración Genreal instituida por Jaime II en 1309. La capital era la ciudad de Orihuela, y desde un principio existió una rivalidad con la ciudad de Alicante, algo que se incrementó tras crecer la economía portuaria de esta ciudad.
En 1564, Orihuela consigue convertirse en sede episcopal e independizarse así de Cartagena. Este sería un gran paso, ya que llegaron hasta el rey Felipe II para poder conseguir dicho objetivo, y que finalmente se vio cumplido.
Gobernación de Orihuela
Desde el siglo XVII, los conflictos fueron frecuentes ya que la ciudad de Alicante pretendía conseguir el status institucional de Orihuela. Como consecuencia, Alicante creó su propia gobernación. Además, intentaba conseguir mediante sobornos todas sus demandas a la Corte, algo que pronto comenzó a realizar también Orihuela. También, en este mismo siglo, concretamente en 1610, se creó la Universidad de Orihuela por los dominicos, que cobraría una gran importancia hasta que en 1807 dejó de funcionar.
El calustro
Finalmente, tras la guerra de Sucesión, en la reorganización de las Gobernaciones, Alicante y Orihuela se constituyeron como cabezas de sus respectivas jurisdicciones, separándose así también de manera territorial. La lengua valenciana desaparecería y con ella, también parte de las rentas de la ciudad.
En cuanto a otros aspectos, sufriría una crisis poblacional y económica, debido a las pestes de 1648 y 1678, que se revertiría a comienzos del siglo XVIII gracias al Cardenal Belluga, que impulsó la huerta y ayudó a la colonización de ésta.
