La paradoja de las tecnologías digitales en la educación se puede enunciar como sigue:
“Los nativos digitales están siendo educados por bárbaros digitales, o en el mejor de los casos por inmigrantes digitales”
Ya han llegado a las universidades los jóvenes nacidos con la tecnología, a los que Marc Prensky ha llamado nativos digitales, en contraposición a los inmigrantes digitales, es decir aquellos de nosotros que pese a no haber nacido en mundo digital, nos hemos subido al carro de la tecnología (nativos e inmigrantes digitales). Yo he añadido la categoría de bárbaros digitales, como aquellos que no nacieron con la tecnología pero que no quieren saber nada de ella o que se desenvuelven en ella de manera muy incomoda y torpe (tómese el término bárbaro en su significado original, como los extranjeros). De esta manera, nuestros estudiantes están más habituados que nosotros a las tecnologías y viven inmersos en un mundo en el que utilizan videos y música digital, ordenadores y teléfonos móviles, se comunican a través de Internet con el Messenger o con mensajes cortos a móviles y se divierten con los videojuegos.
Pero ¿por qué es importante en el uso de las tecnologías en la educación? Porque no hay enseñanza sin comunicación y los jóvenes actuales utilizan un lenguaje distinto al nuestro, el lenguaje digital. Hay dos características de las tecnologías digitales que las hacen especialmente delicado el tema e importante su utilización. Por un lado la rápida penetración. Antes una generación tecnológica se desarrollaba a lo largo de varias generaciones humanas. En estos momentos una misma generación humana ha asistido a varios cambios tecnológicos. La otra característica es la amplia penetración, ya que afecta a todos los ámbitos de la vida.
Uno puede pensar que el tiempo todo lo cura y es cuestión de esperar a que pase el tiempo. La juventud es una enfermedad que se cura con los años. Pero lo dicho anteriormente hace que no podamos esperar a que pase el tiempo y a que se jubilen todos los profesores que no nacieron con la tecnología. Propongo que incorporemos estas nuevas herramientas a nuestra labor. Para unos no es más que una batería de habilidades; para otros son una herramienta para hacer lo mismo que siempre hemos venido haciendo pero más rápidamente y a menor coste; pero yo creo que se trata de un agente de cambio que introduce una verdadera revolución. Si asumimos que hay cuatro fases de los procesos de incorporación de tecnología (1. jugar con la idea; 2. hacer lo viejo a la manera vieja; 3. hacer lo viejo a la manera nueva; y 4. hacer cosas nuevas de modos nuevos) debemos intentar llegar a la cuarta fase.