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Reflexiones personales

La red parasocial

Ayer escribí una entrada en el blog en la que reflexionaba sobre las redes sociales en la universidad (Redes sociales y universidad (II)). Hace un tiempo hice una primera reflexión (Redes sociales y universidad), aunque esta la abordaba desde el punto de vista del aprendizaje. Creo que las plataformas tecnológicas de redes sociales son una herramienta muy potente y que permite a las universidades relacionarnos con los egresados manteniendo una comunidad, que el futuro está en las redes temáticas y que deben complementarse con eventos presenciales.
Tras esto, me ha venido a la cabeza un articulo de opinión que leí en el tren hace un mes en el país, “la red parasocial” y que he buscado por internet (“La red parasocial”, Ernesto Hernández Busto, El País, 10/11/2010).

Entresaco algunos párrafos:
“Quien se asome a la pequeña teoría de la amistad que esboza Aristóteles en su Ética a Nicómano, encontrará, por ejemplo, cosas muy preocupantes en la era de Facebook: “¿Cómo se puede dar el título de amigos a gente cuya reciprocidad de sentimientos no se conoce? Para que sean verdaderos amigos, es preciso que tengan los unos para con los otros sentimientos de benevolencia, que se deseen el bien, y que no ignoren el bien que se desean mutuamente”. La verdadera amistad, nos explica el filósofo, es rara, lleva tiempo y requiere de la virtud compartida. Los buenos amigos son pocos por la naturaleza misma de ese sentimiento, cuya señal más cierta, nos asegura, es la “vida común”.”
/…/
“No hace mucho, Malcolm Gladwell reflexionaba en The New Yorker sobre hasta qué punto estas redes han conseguido transformar los lazos comunitarios y la forma en que se hace política desde la sociedad civil. En su opinión, las nuevas herramientas de comunicación (Twitter, Facebook, MoveOn…) favorecen “lazos débiles” entre las personas.”

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Redes sociales y universidad (II)

Los humanos como animales sociales hemos creado distintas estructuras para organizarnos y afianzar las relaciones entre los individuos de una determinada comunidad. Desde la familia a las asociaciones como espacios para canalizar la participación social. En siglo XXI, en la era digital, de las comunicaciones y del conocimiento, las organizaciones sociales han evolucionado irrumpiendo con fuerza las plataformas tecnológicas de redes sociales. Las tecnologías de la información han permitido saltar las barreras del espacio y del tiempo, acercando a las personas y han atraído millones de usuarios a sus plataformas de redes sociales, que han integrado en sus prácticas diarias la visita a estos sitios. La evolución de la filosofía de la web y de las tecnologías asociadas a lo que se ha llamado web 2.0 ha puesto a disposición de los internautas herramientas que permiten la interacción y el intercambio ágil de información. Comunicar, compartir y colaborar se convierten en la clave de estas nuevas utilidades y servicios. Las redes sociales en Internet se encuentran en estos momentos en pleno desarrollo, tanto en su número (cantidad) como en su definición y servicios que ofrece (calidad). Muchos universitarios pertenecen a redes sociales (Facebook, MySpace, Tuenti, Twitter, …) y hacen distintos usos de ellas (amistad, hobbies, …), tanto para relaciones personales como profesionales. Las redes sociales profesionales (como por ejemplo LinkedIn) permiten la búsqueda de puestos de trabajo, las relaciones con profesionales del mismo sector, el intercambio de información e ideas y los contactos con expertos con los que compartimos intereses. Una red social es combinada si la comunicación en línea se enriquece con eventos presenciales cara a cara que refuerzan la comunidad. Los dos elementos de la mezcla se complementan el uno al otro.
Las Universidades no son ajenas a este movimiento social (de hecho surgieron en ellas) y están debatiendo sobre el interés de las mismas para una universidad, las ventajas que aportaría y el uso que se les puede dar. Existen distintas experiencias de Universidades que tienen creada su red social. Las soluciones son variadas, desde universidades que han apostado por tener presencia en redes sociales existentes, hasta otras que han montado su propia plataforma de red social, e incluso quienes han evolucionado sus campus virtuales hacia modelos abiertos complementándolos con servicios y herramientas 2.0. Pero sea cual sea el modelo que se elija, lo que está claro es que las universidades debemos caminar en este sentido.
La red social de la Universidad permitirá reencontrarse con antiguos compañeros, mantener el contacto con los actuales y establecer relaciones personales y profesionales con otras generaciones de estudiantes de la Universidad. Esto permitirá definir la figura de miembro de la comunidad universitaria como aquella persona que en algún momento y por alguna circunstancia ha estado vinculado a la Universidad, y a la que siempre permanecerá unido. Al mismo tiempo que permite relacionarnos con futuros estudiantes cuando aún no han llegado a nuestras aulas. Esto incluiría la concepción del alumno como un continuo a lo largo de todas las etapas (previa a la universidad, en la universidad y tras la universidad). Cada etapa tendría sus características particulares, pero en todo momento la persona debe percibir que forma parte de una comunidad, en la que puede participar y de la que recibe servicios.
Pero en cualquier caso, la red social debe complementarse con encuentros reales para complementar y potenciar las relaciones personales. Siempre es agradable conocer en persona a alguien con el que has compartido experiencias en la red.

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No me molestes, mamá, estoy aprendiendo

La primera vez que oí hablar de (leí a) Marc Prensky fue a través del término “nativos digitales” que había acuñado. En una de mis primeras entradas de este blog hablaba de ello (Paradoja de las tecnologías digitales en la educación). Derivado de la reflexión que hicimos para llegar a esa cuarta fase de incorporación de la tecnología, consistente en hacer cosas nuevas de modos nuevos, nos pusimos a trabajar en el uso de los videojuegos en la enseñanza. Al respecto de ello escribía la entrada del blog gLearning. Los libros de Marc Prensky, y en concreto el libro “Don’t Bother Me Mom – I’m Learning!” nos animó a seguir en esta línea de trabajo y a pensar que íbamos por el buen camino. El título de libro me pareció fantástico (“No me molestes, mamá, estoy aprendiendo”), ya que a todo padre/educador le encantaría que sus hijos reaccionaran en relación a los deberes escolares de la misma manera que lo hacen cuando les dices que apaguen la videoconsola.
Pero dado lo complejo que es desarrollar un videojuego, nos decantamos por trabajar en lo que definimos como Mini-Juegos Conceptuales. Y así durante los dos últimos años hemos desarrollado un proyecto dentro del marco del Plan Avanza titulado “gameLearning: desarrollo de habilidades directivas mediante minijuegos conceptuales”. Recientemente hemos finalizado la parte de desarrollo de videojuegos, que pueden ser libremente descargados en la dirección http://www.byterealms.com/proyectos/gamelearning. Fruto de este proyecto, se ha creado un equipo de trabajo bajo la denominación de ByteRealms, que estamos investigando y desarrollando videojuegos educativos.
Pero, ¿a qué viene esta reflexión ahora? Pues a que hoy ha caído en mis manos el vídeo del programa Redes (Redes 75: No me molestes, mamá, estoy aprendiendo) en el que se entrevista a Marc Prensky y se habla de la relación entre los videojuegos y el aprendizaje. Muy interesante de ver.