La primera vez que oí hablar de (leí a) Marc Prensky fue a través del término “nativos digitales” que había acuñado. En una de mis primeras entradas de este blog hablaba de ello (Paradoja de las tecnologías digitales en la educación). Derivado de la reflexión que hicimos para llegar a esa cuarta fase de incorporación de la tecnología, consistente en hacer cosas nuevas de modos nuevos, nos pusimos a trabajar en el uso de los videojuegos en la enseñanza. Al respecto de ello escribía la entrada del blog gLearning. Los libros de Marc Prensky, y en concreto el libro “Don’t Bother Me Mom – I’m Learning!” nos animó a seguir en esta línea de trabajo y a pensar que íbamos por el buen camino. El título de libro me pareció fantástico (“No me molestes, mamá, estoy aprendiendo”), ya que a todo padre/educador le encantaría que sus hijos reaccionaran en relación a los deberes escolares de la misma manera que lo hacen cuando les dices que apaguen la videoconsola.
Pero dado lo complejo que es desarrollar un videojuego, nos decantamos por trabajar en lo que definimos como Mini-Juegos Conceptuales. Y así durante los dos últimos años hemos desarrollado un proyecto dentro del marco del Plan Avanza titulado “gameLearning: desarrollo de habilidades directivas mediante minijuegos conceptuales”. Recientemente hemos finalizado la parte de desarrollo de videojuegos, que pueden ser libremente descargados en la dirección http://www.byterealms.com/proyectos/gamelearning. Fruto de este proyecto, se ha creado un equipo de trabajo bajo la denominación de ByteRealms, que estamos investigando y desarrollando videojuegos educativos.
Pero, ¿a qué viene esta reflexión ahora? Pues a que hoy ha caído en mis manos el vídeo del programa Redes (Redes 75: No me molestes, mamá, estoy aprendiendo) en el que se entrevista a Marc Prensky y se habla de la relación entre los videojuegos y el aprendizaje. Muy interesante de ver.
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Mini-juegos Conceptuales
Los videojuegos están presentes cada vez más en la sociedad abarcando con el tiempo un mayor rango de edades de los usuarios. Con toda la oferta multimedia que nos rodea es normal que los actuales métodos de enseñanza se resientan al no conseguir sus objetivos. Por esta razón surgen, cada vez con mayor intensidad, los videojuegos educativos, buscando cubrir la necesidad de aportarles algo más que entretenimiento, para que aprendan de la mejor manera, jugando.
Sin embargo, no resulta sencillo desarrollar videojuegos educativos. Hay que conseguir unificar dos términos que, en un principio parecían destinados a no entenderse: aprender y divertirse. El verdadero objetivo es conseguir un videojuego que sea capaz de enseñar determinados conceptos y que a la vez tenga la capacidad de divertir al jugador para evitar que abandone dicho aprendizaje. Y este es un equilibrio delicado.
La clave del éxito está en escoger correctamente el tipo de videojuego que mejor encaja con lo que se quiere enseñar. Nosotros proponemos videojuegos cortos o mini-juegos dirigidos a un concepto concreto que se quiere enseñar. De ahí que los hayamos llamado “mini-juegos conceptuales” y cada uno de ellos representa un objeto de aprendizaje.
Se elige un concepto determinado y se idea un mini-juego que lo represente. De este modo, un mismo mini-juego puede ser utilizado en distintas disciplinas, haciéndolos altamente reutilizables.
Existen varias maneras de plantearse un mini-juego, pero en este caso apostamos por aquellos que no tienen fin, es decir, el objetivo del mini-juego es muy sencillo y se debe intentar conseguir reiteradamente hasta que se falle. Un ejemplo muy claro de mini-juego sin fin es el legendario Tetris. El objetivo es encajar los bloques y no cambia en toda la partida, aunque cada vez es más difícil. Se trata de conseguir algo similar dentro del marco académico. ¿Por qué esta característica es interesante en el aprendizaje?
Simplemente porque el hecho de repetir algo, va asentando el conocimiento. Y si además, la dificultad va aumentando de forma gradual, el esfuerzo del jugador por superarse irá incrementándose de igual modo.
Este tipo de mini-juegos apuesta por la jugabilidad en lugar de tratar de conseguir unos gráficos de alta calidad. Deben ser sencillos pero divertidos. Gracias a esto, son menos costosos de implementar y se puede obtener una colección de ellos con más facilidad.
Existen algunos ejemplos muy curiosos de mini-juegos orientados a un tema concreto. Los lleva a cabo “The Experimental Gameplay Project” en Carnegie Mellon University. Su objetivo no es el mismo que el que aquí se trata ya que ellos están interesados únicamente en la jugabilidad y no en enseñar con sus mini-juegos. Pero su trabajo ilustra perfectamente lo que intentamos explicar con esta entrada.
Por nuestra parte, ya hemos comenzado la andadura hacia los mini-juegos conceptuales. Hemos desarrollado el que será el primero de la colección: MemOwl. Su objetivo es agudizar la memoria a corto plazo memorizando colores y siendo capaz de identificarlos después. Podréis probar MemOwl ya que en breve estará disponible para su descarga.