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Curiosidades

Curiosidades II.

Hijo extramatrimonial.

Militar español (Ratisbona, Alemania, 1545 – Namur, Países Bajos, 1578). Hijo natural de Carlos V, que sirvió como militar a su hermanastro Felipe II de España. Bautizado en realidad como Jerónimo(Jeromín), fue criado en Castilla y no conoció a su padre hasta que éste le mandó llamar en su retiro de Yuste (Extremadura) en 1556. Fue Felipe II quien, siguiendo la indicación testamentaria de su padre, le reconoció como miembro de la familia real y le puso el nombre de Juan de Austria, otorgándole honores y rentas dignas de un infante (1559).

Completó su educación en la Universidad de Alcalá de Henares, pero rehusó dedicarse a la carrera eclesiástica. Su decidida vocación militar hizo que el rey le pusiera al mando de una escuadra para combatir a los piratas berberiscos en el Mediterráneo (1568); luego demostró sus dotes militares dirigiendo la represión de la sublevación de los moriscos del reino de Granada (1569).

Aquel éxito le permitió culminar su carrera militar, al obtener el mando supremo de la flota de la Liga Santa que formaron España, Venecia y el Papado contra los turcos (1570); frente a la estrategia defensiva que pregonizaban sus consejeros más prudentes, don Juan de Austria impuso su criterio de buscar a la flota turca y hundirla, lo que consiguió en la batalla de Lepanto (1571).

El resonante éxito de Lepanto, que puso fin al poderío turco en el Mediterráneo, avivó las ambiciones de Juan de Austria: Felipe II hubo de descartar prudentemente sus planes de aprovechar la situación para una gran expansión territorial por el Mediterráneo; también rechazó sus demandas de ser reconocido oficialmente como infante con tratamiento de alteza.

Quizá para poner fin a sus ambiciones, el rey le envió como gobernador a los Países Bajos (1576), puesto enormemente difícil en el que ya habían fracasado el duque de Alba y Luis de Requeséns, incapaces de poner fin a la rebelión protestante; para convencerle le insinuó la posibilidad de lanzar más adelante una invasión de Inglaterra y colocarle como rey de aquel país junto a María Estuardo.

Pronto comprendió don Juan lo inviable de aquel proyecto, mientras fracasaba día a día en su intento de contener la rebelión de los Países Bajos. Poco consiguió con su compromiso de retirar los Tercios y de respetar las libertades flamencas a cambio de que los rebeldes reconocieran la fe católica y la soberanía española (Edicto Perpetuo de 1577). Las intrigas que organizaba Antonio Pérez en la corte le pusieron en peor situación con el rey y los recursos que necesitaba (de hombres y de dinero) llegaban con parsimonia. Murió del tifus contraído durante una campaña militar.

Aunque éste no sería el único, se dice que Carlos V tuvo más hijos extramatrimoniales.

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Curiosidades

Curiosidades I.

El palacio de Carlos V.

El Palacio de Carlos V de Granada, España es una construcción renacentista situada en la colina de la Alhambra. Desde 1958, es sede del Museo de Bellas Artes de Granada.

Fue mandado construir por el rey Carlos I a partir de su boda con Isabel de Portugal,celebrada en Sevilla, en 1526. Tras el enlace, la pareja estuvo viviendo varios meses en la Alhambra, quedando profundamente impresionado por el palacio, dejando encargada la construcción del nuevo palacio con la intención de establecer su residencia en la Alhambra granadina. Ya los Reyes Católicos habían habilitado salas después de 1492, pero la intención de Carlos era la de dotarse de una residencia estable a la medida de un emperador. El proyecto fue asignado a Pedro Machuca. En una España en la que el estilo imperante era el plateresco, y que no se había despegado totalmente del gótico, Machuca construyó un palacio que corresponde estilísticamente al manierismo, estilo que estaba dando sus primeros pasos en Italia. Aún aceptando las versiones que sitúan a Machuca en los talleres de Miguel Ángel, cuando comienzan las obras del Palacio en 1527 éste no había realizado todavía lo más representativo de su producción arquitectónica.

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Muerte

El final.

Después de tantas guerras y conflictos, Carlos V entró en una fase de reflexión: sobre sí mismo, sobre la vida y sus vivencias y, además, sobre el estado de Europa. La vida terrenal de Carlos estaba llegando a su conclusión

Los grandes protagonistas que junto con él habían trazado la escena europea en la primera mitad del siglo XVI habían fallecido: Enrique VIII de Inglaterra y Francisco I de Francia en 1547, Martín Lutero en 1546, Erasmo de Rotterdam diez años antes y el papa Pablo III en 1549.

El balance de su vida y de aquello que había completado no era del todo positivo, sobre todo en relación con los objetivos que se había fijado. Su sueño de un Imperio universal bajo los Habsburgo había fracasado; así como su objetivo de reconquistar Borgoña. Él mismo, aunque autonombrándose el primer y más ferviente defensor de la Iglesia Romana, no había conseguido impedir el asentamiento de la doctrina luterana. Sus posesiones de ultramar se habían acrecentado enormemente pero sin que sus gobernadores hubiesen podido implantar estructuras administrativas estables. Pero tenía consolidado el dominio español sobre Italia, que se aseguraría después de su muerte con la Paz de Cateau-Cambrésis en 1559 y duraría ciento cincuenta años.

Carlos V comenzaba a tener conciencia de que Europa se encaminaba a ser gobernada por nuevos príncipes, los cuales, en nombre del mantenimiento de los propios Estados, no intentaban mínimamente alterar el equilibrio político-religioso al interior de cada uno de ellos. Su concepción del Imperio había pasado y se consolidaba España como potencia hegemónica.

En las abdicaciones de Bruselas (1555–1556), Carlos I deja el gobierno imperial a su hermano, el rey de romanos Fernando (aunque los electores no aceptaron su renuncia formalmente hasta el 24 de febrero de 1558 ) y la de España y las Indias a su hijo Felipe. Regresó a España en una travesía en barco desde Flandes hasta Laredo, con el propósito de curar la enfermedad de la gota en una comarca de la que le habían hablado por su buen clima y alejada de las grandes ciudades, la comarca extremeña de La Vera. Tardó 1 mes y 3 semanas en llegar a Jarandilla de la Vera, lugar donde se hospedó gracias a la hospitalidad de los Condes de Oropesa que cedieron su castillo en dicha villa al Rey Carlos I. Allí esperó desde noviembre de 1556 hasta el día 3 de febrero de 1557, a la espera de que finalizaran las obras de la casa palacio que mandó construir junto al Monasterio de Yuste. En este plácido lugar permaneció un año y medio en retiro, alejado de las ciudades y de la vida política, y acompañado por la orden de los Jerónimos, quienes guiaron espiritualmente al monarca hasta sus últimos días. Finalmente, un 21 de septiembre de 1558 falleció de paludismo tras un mes de agonía y fiebres, causado por la picadura de un mosquito proveniente de las aguas estancadas de uno de los estanques construidos por el experto en relojes e ingeniero hidrográfico Torriani.

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Conflictos Imperio Política exterior.

Los enemigos del Imperio IV.

El Papado.

No promovió los objetivos internacionales del emperador, pese que Carlos creía tener derecho a contar con dicho apoyo. Igual que otros gobernantes en Europa, el papa sentía cierto recelo del poder territorial del emperador. Y junto a los motivos políticos, tampoco estaba muy contento con ciertas prerrogativas religiosas adquiridas o asumidas por Carlos. Por una parte, en 1523, Carlos V consiguió de Adriano VI la concesión perpetua del derecho de presentación de los obispados españoles. Y por otra, la Santa Sede tampoco vio con buenos ojos el interés del emperador por convocar un Concilio general para tratar temas como la decadencia moral de la Curia o el cisma protestante.

Además hay que comentar la importancia que Carlos V le concedió a la extensión de los territorios conquistados en el Nuevo Mundo, ya que los veía como una fuente de ingresos necesaria para acometer los gastos de sus múltiples compromisos.

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Conflictos Imperio Política exterior.

Los enemigos del Imperio III.

Los príncipes alemanes y la Reforma Protestante.

El problema del protestantismo (tuvo su origen en la figura de Martín Lutero) fue el que acabó arruinando la política de Carlos V. El emperador era contrario a la herejía, pero no pudo disponer de medios para acabar con ella, tal como hizo en España y en los Países Bajos.

Las opiniones de Lutero fueron interpretadas como un ataque a la Santa Sede y en 1520 fue excomulgado por León X quien presionó a Carlos V para que reprimiese por la fuerza la extensión de la herejía, pero el emperador prefirió un procedimiento más pacífico y en 1521 convocó la Dieta de Worms donde Lutero defendió su postura siendo proscrito.

En 1529, Carlos V ratificó la postura de Worms contra el luteranismo. Esta decisión provocó las protestas de los príncipes luteranos, que empezaron a mejorar su organización política. En 1530 Carlos se dirigió a Alemania con el fin de terminar con la cuestión protestante. Convocó la Dieta de Augsburgo optando por la vía de la concordia, llamando a Augsburgo a los principales teólogos pero no se llegó a un acuerdo.

Los protestantes reforzaron su posición política con la formación de la Liga de Schmalkalden. Carlos quiso evitar la violencia y le solicitó al papa la convocatoria de un Concilio pero éste se negó. Agotadas las dos vías pacíficas, Carlos V reconoció no tener fuerza para una represión violenta y aplazó la resolución del problema.

En 1532 Carlos aceptó un arreglo provisional del tema protestante, la Paz de Nuremberg, que establecía que nadie podría ser condenado por herejía hasta la convocatoria de un concilio.

En 1545, Carlos V intentó sin éxito negociar un acuerdo en la Dieta de Worms, allí se convenció de la imposibilidad de solucionar la ruptura por las vías pacíficas y solicitó a la Santa Sede ayuda para enfrentarse militarmente a la Liga Schmalkalden, el papa aceptó la solicitud. A finales de ese mismo año comenzaron las sesiones del Concilio de Trento. En 1546, Carlos convocó una nueva Dieta de Ratisbona, pero las negociaciones fracasaron de nuevo. Poco después Carlos declaró proscritos a dos de los príncipes luteranos más influyentes, lo que dio inicio a la guerra contra la Liga. En 1547 las tropas imperiales atacaron el corazón de Alemania, logrando la victoria de Mühlberg. Muerto Francisco I (1547) y dominados los príncipes luteranos, Carlos se encontró con una ocasión excelente para lograr el control efectivo del Imperio y el fin del cisma protestante, pero las medidas tomadas por el emperador no tuvieron el éxito deseado.

En 1548, Carlos trató de solucionar el problema religioso con independencia del Papado, proponiendo un compromiso llamado Interim, en el que imponía a los protestantes el respeto a la doctrina católica y a la autoridad del papa. El documento no satisfizó ni a los protestantes ni a la Iglesia Romana y quedó sin efecto.

En 1551, Francia volvió a cobrar protagonismo con Enrique II que se alió con los príncipes protestantes a cambio de tres plazas de gran importancia estratégica y consiguió que Solimán abandonase su tregua, tomase Trípoli y se acercase a la frontera austriaca. Además, Mauricio de Sajonia abandonó las filas imperiales para aliarse a los protestantes. Acuciado por las amenazas y con grandes dificultades financieras, Carlos asistió al desmoronamiento de su idea imperial.

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Conflictos Imperio Política exterior.

Los enemigos del Imperio II.

El Imperio Otomano.

Los turcos dificultaron el comercio con el Mediterráneo Oriental y atacaron las posesiones italianas de Carlos. No obstante, no hubo un riesgo real de invasión de las costas españolas aunque la amenaza fue latente durante todo el reinado. Franceses y berberiscos eran aliados de los turcos y la posibilidad de que los moriscos españoles les ayudasen desde dentro generaba mucha inquietud. Esta amenaza se manifestó tanto por tierra como por mar.

En el frente terrestre ( a lo largo del Danubio), Solimán el Magnífico tomó Belgrado en 1521 y en 1526 inició una gran campaña sobre Hungría. Los turcos llegaron a Budapest (la aportación de Carlos V a la defensa del Danubio no fue muy grande al estar más pendiente de sus guerras contra Francisco I). En 1529 llegaron a asediar Viena pero en 1532 el emperador acudió personalmente y los turcos se retiraron a Budapest. El emperador tras su marcha dejó en Viena un contingente armado.

Por lo que se refiere  a la amenaza marítima (por todo el Mediterráneo), Solimán inició su ofensiva conquistando en 1522 la isla de Rodas contando con el apoyo de Jeireddin Barbarroja que desde Argel organizó numerosos ataques de corsarios berberiscos sobre las costas napolitanas, el Levante español y las Islas Baleares, Córcega, Cerdeña y Sicilia.

Hasta 1532, las expediciones turcas y berberiscas causaron el temor en el Levante español. Carlos V no fue capaz de organizar una fuerza naval suficiente para combatir al turco por mar. Así que con el fin de romper el frente musulmán mediterráneo y poner una base entre Argel y Constantinopla, Carlos V consiguió tomar Tunéz en 1535, en ese momento en manos de los turcos.

Tras la Tregua de Niza con Francia, Carlos V trató de organizar una nueva ofensiva contra el Turco, suscribiendo una alianza con Venecia y el Papado pero sufrieron una derrota en 1538 y en 1540 se deshizo tras la firma entre Venecia y el Imperio Otomano de un tratado particular de paz. Sin el apoyo de la flota veneciana, Carlos V se planteó la toma de Argel pero fue todo un fracaso.

A partir de este momento, la posición de Carlos en el Mediterráneo empeoró progresivamente, los turcos tomaron todas las plazas españolas del Norte de África, los berberiscos entorpecían el comercio y las comunicaciones entre España e Italia…

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Conflictos Imperio Política exterior.

Los enemigos del Imperio I.

Francia.

La rivalidad franco-hispana ya existía antes de la llegada al trono de Carlos V, ya que la idea de un asedio diplomático a Francia ya la había promovido Fernando el Católico, al forjar la alianza hispano-germano-inglesa, que Carlos V reforzó.

Francisco I, rey francés, pretendió el trono imperial y siempre mantuvo una actitud de constante hostilidad respecto a Carlos V. Francia estaba rodeada por el poder del emperador: al norte, Carlos V dominaba Flandes y el Artois; al sur, las coronas de Castilla y Aragón; al este, el Franco-Condado, por ello el objetivo de la política francesa era resistir el poder de los Habsburgo, aliándose a sus enemigos.

El enfrentamiento entre Carlos V y Francisco I tiene su origen en la posesión de Borgoña por la corona francesa y en las aspiraciones de los dos monarcas de dominar Italia. Comenzó en 1521 y se prolongó hasta la firma de la paz de Cateau-Cambrésis en 1559

  • 1ª etapa (1521–1526): Francia, se apoderó del Milanesado y ayudó a Enrique II a recuperar el Reino de Navarra, tras su conquista en 1512. Sin embargo el monarca francés fue derrotado y hecho prisionero, junto al monarca navarro, en la batalla de Pavía. Francisco fue llevado a Madrid, donde firmó el Tratado de Madrid (1526), por el cual no volvería a ocupar ni el Milanesado ni apoyaría al rey de Navarra (pacto que renunció meses después por firmarlo bajo coacción) y entregaría Borgoña a Carlos, además de renunciar a Flandes e Italia.
  • 2ª etapa (1526–1529): las tropas imperiales asaltaron y saquearon Roma (Saco de Roma), obligando al papa Clemente VII, aliado de Francisco I —tras la Liga de Cognac—, a refugiarse en el castillo de Sant´Angelo. Mediante la Paz de Cambrai, España renunció a Borgoña a cambio de que Francisco I renunciara a Italia, Flandes y el Artois, además de entregar la ciudad de Tournay. Coronado por el papa como emperador del Sacro Imperio Romano (1530), Carlos I continuó sus luchas contra Francia.
  • 3ª etapa (1535–1538): se produjo por la invasión francesa del ducado de Saboya, aliado de España, con la intención de continuar hacia Milán. Acabó con la firma de la tregua de Niza debido al agotamiento de ambos contendientes.
  • 4ª etapa (1542–1544): concluyó debido a la reanudación del conflicto con los protestantes en Alemania. Agotados, los dos monarcas firmaron la Paz de Crépy, mediante la cual España perdió territorios del norte de Francia —comoVerdún, etc.— y próximos a Flandes; una vez más Francia renunciaba a Italia y Países Bajos, entrando Milán en la política matrimonial mediante un previsible enlace hispano-francés.
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Imperio Política exterior.

Emperador.

Tras el fallecimiento de su abuelo el emperador Maximiliano I en enero de 1519, reunió en su persona los territorios procedentes de la cuádruple herencia de sus abuelos: habsburguesa (Maximiliano I), borgoñona (María de Borgoña),aragonesa (Fernando el Católico) y castellana (Isabel la Católica), aunque pocos años después renunció en su hermano Fernando los territorios de Austria.

Fue elegido Rey de Romanos en octubre de ese año, en competencia con el rey de Francia Francisco I, lo que supuso un gasto enorme al que hizo frente buscando dinero en Castilla y en banqueros alemanes, como Jacobo Fugger. Fue aAlemania para ser coronado estando ausente de España hasta 1522. El 23 de octubre de 1520 fue coronado rey de Romanos en Aquisgrán y tres días después fue reconocido emperador electo.

El ideal que Carlos V asumió como emperador, se puede decir que tiene relación con el ideal primitivo de cruzada: promover la unidad de la Cristiandad bajo el gobierno imperial y su defensa contra los musulmanes.

En su lucha por alcanzar sus objetivos tuvo una serie de ventajas:

  • Contaba con una red diplomática permanente.
  • Tenía a su disposición el mejor ejército de Europa: predominio de la infantería, mejores tácticas, mayor experiencia y la rentabilidad de la carrera militar.

Pero también tuvo que hacer frente a una serie de desventajas:

  • La enorme extensión de sus dominios.
  • La lentitud y la dificultad de los desplazamientos y las comunicaciones.
  • La debilidad de la armada naval.

Apenas tuvo aliados desde el punto de vista de la política exterior. Sólo Inglaterra y Persia le apoyaron de manera puntual, para oponerse a Francia y al Imperio Otomano.

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En España Las instituciones de Castilla.

Las Cortes.

Eran una asamblea que reunía al monarca con los representantes de los tres brazos: militar, clerical y real.

Sus principales funciones eran:

  • Tenían un papel financiero importante porque votaban los servicios solicitados por el soberano y porque elaboraban los reglamentos y las modalidades de la alcabala, el principal impuesto del reino.
  • También tenían una función legislativa, ya que los representantes de los estamentos presentaban peticiones, que podían acabar convirtiéndose en leyes.

Eran convocadas a decisión del monarca. Carlos I las convocó en 15 ocasiones, movido sobre todo por la necesidad de obtener ingresos para sufragar los gastos derivados de sus múltiples compromisos tanto nacionales como internacionales. El monarca tenía el derecho de aprobar o denegar las peticiones, aunque negarse a ellas solía suponer un trastorno importante ya que las Cortes podían alargarse mucho con las discusiones.

El carácter fiscal de las Cortes hizo que los nobles y el clero tendiesen a rehusar acudir a las reuniones. De hecho, no fueron convocadas a partir de 1539. Durante el reinado de Carlos I prefirieron participar en el gobierno integrándose en los distintos consejos o instituciones judiciales, por ello, se redujeron a la participación del brazo real.

Sólo 18 ciudades castellanas estaban representadas en las Cortes, habían regiones que no contaban con ninguna representación y se veían obligadas a presentar sus peticiones por medio de diputados de ciudades cuyos intereses eran completamente diferentes. Los problemas de representatividad debilitaron las Cortes, que se convirtieron en un medio de comunicación de las oligarquías urbanas de las poblaciones representadas. Las excluidas dirigieron sus comunicaciones por la vía de los distintos consejos.

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En España Las instituciones de Castilla.

Los Consejos II.

MIEMBROS DESTACADOS DEL CONSEJO DE ESTADO.

Mercurino de Gattinara:

Nacido en el Piamonte en 1465 fuePolítico, militar y humanista italiano. Se empleó como jurista al servicio de los duques de Saboya y, más tarde de la Casa de Habsburgo (del emperador Maximiliano I y su hija Margarita de Austria desde 1501). Fue presidente del Parlamento de Borgoña desde 1508, y fue enviado a España en 1510 para supervisar la transmisión de la Corona en favor del nieto de Maximiliano, Carlos V de Alemania; también se encargó de preparar la elección de éste para el Imperio.

En 1518 ocupó el cargo de Gran Canciller de Carlos V, cargo que ocuparía hasta su muerte. Desde entonces ejerció un gran influjo sobre la política exterior del rey.

Fue un hombre de amplia visión política, fundamentada en su experiencia diplomática y en el conocimiento de las doctrinas humanistas sobre la república cristiana, aspiro a construir una monarquía universal regida por Carlos V. En base de ello apoyo su elección a la corona imperial, mantuvo una política de aislamiento y hostilidad hacia Francia (alianza con el Pontificado y Guerra contra Francisco I) e intento adaptar las instituciones españolas al sistema imperial, mediante la reforma del Consejo de Castilla y la creación de los Consejos de Hacienda e Indias.

Gattinara colaboró probablemente para que Carlos V asumiera la idea de encabezar una monarquía cristiana universal, orientándole hacia la candidatura imperial, en cuya preparación desempeñó un papel decisivo (1519); maniobró para conseguir que las sucesivas reuniones de Cortes votaran favorablemente los subsidios que necesitaba la política imperial.

Negoció con el papado después del saqueo de Roma (1529) hasta conseguir la coronación del emperador por el papa en Bolonia. En premio por sus gestiones recibió el nombramiento de cardenal poco antes de morir en 1530.

El Duque de Alba:

Llamado Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, nació en 1507 , fue un noble, militar y diplomático español.

Fue hombre de confianza de Carlos I y Felipe II de España, mayordomo mayor de ambos y miembro de sus Consejos de Estado y Guerra. Se encargó del gobierno del Ducado de Milán(1555-56), del reino de Nápoles (1556-8), de los Países Bajos (1567-73) y del reino de Portugal (1580-82).

Considerado por los historiadores como el mejor general de su época y uno de los mejores de la historia. Trató de apaciguar la sedición de los Países Bajos, donde actuó con gran rigor castigando a los rebeldes, instituyendo el célebre Tribunal de los Tumultos y derrotando repetidamente a las tropas de Guillermo de Orange y Luis de Nassau en los primeros momentos de laGuerra de los Ochenta Años. Coronó su carrera ya anciano,conquistando Portugal para Felipe II.

Cardenal Tavera:

Llamado Juan Pardo de Tavera, nació en Zamora en 1472, fue un cardenal y arzobispo español que llegó a ocupar el cargo de Inquisidor General de España.

Formado en Leyes y Teología,  fue Consejero de la Inquisición española y Rector de la Universidad de Salamanca a principios del siglo XVI. En 1514 fue nombrado Obispo de Ciudad Rodrigo. En esta época trabajó cerca de la Corte de Carlos V y obtuvo de su mano el obispado en la diócesis de Osma. Presidió el Consejo de Castilla y la Chancillería de Valladolid. Su dedicación a la Corona le permitió llegar como arzobispo, a la diócesis de Santiago de Compostela, al tiempo que presidía las Cortes de Toledo y las de Valladolid en 1525.

Accedió al cardenalato en 1531 y tres años más tarde se le destinó a la archidiócesis primada de Toledo. Renunció al Consejo de Castilla para hacerse cargo del puesto de Inquisidor general en 1539.

Francisco de los Cobos:

Nacido en Úbeda en 1477, fue secretario de Estado del emperador Carlos I, comendador de Castilla y una de las personalidades más influyentes de su época.

En 1520 acompaña al monarca en su viaje a Flandes y Alemania, situándose como el mejor asesor en cuestiones españolas ante el rey. Finalmente es nombrado miembro del Consejo real en 1522. Ese mismo año, contrae matrimonio con doña María de Mendoza y Sarmiento, hija de los Condes de Rivadavia, de esta manera entronca con una de las más poderosas familias castellanas del momento, los Mendoza, que habían mantenido fuertes vínculos y alianzas con la monarquía.

A partir de 1528, tras la destitución del canciller Mercurino Gattinara, Francisco de los Cobos se convierte en el hombre de confianza del emperador, que alcanza el cenit de su carrera política con su nombramiento como consejero de Estado en 1529 siendo su consejo imprescindible tanto en la política nacional, como en el plano internacional, lo cual queda patente a partir de 1530. Desde esta fecha y en los ocho años siguientes, tanto él como su compañero, el consejero Gravella, acompañarán al emperador allá donde vaya dentro y fuera de las fronteras del imperio.

En 1539 y 1545 los compromisos del emperador le hacen dejar la regencia de las posesiones peninsulares en su hijo, el futuro Felipe II, incluyendo entre sus recomendaciones seguir los consejos de don Francisco de los Cobos.

En febrero de 1547, Francisco de los Cobos se retira a su ciudad natal aquejado de una enfermedad y muere ese mismo año.