“En cuanto a la princesa, créeme si te digo que resultó de extraordinario agrado a todas las personas. No le faltaban ninguna de las gracias que deben adornar a la más hermosa doncella. Todo el mundo la elogió muchísimo pero nadie la elogió bastante.” Tomas Moro, Londres. Celebración enlace entre Catalina y Arturo
Cabe decir que la gente se quedó admirada por la belleza y las buenas maneras que presentaba la joven, como apunta Tomas Moro. Sin embargo, cuando Catalina llegó a Inglaterra la imagen que se había formado del Príncipe de Gales distaba mucho de lo que se iba a encontrar. La primera decepción sucedió al llegar a Inglaterra y ver que su futuro esposo no había ido a recibirla, pese a que luego se enteró que se debía a su débil estado de salud.
Su primera impresión al verlo fue: un chico frágil, muy delgado, de lánguidos cabellos y de voz aguda. Pero ella conocía cual era su deber y su finalidad. En 1501 contrae matrimonio con el primogénito de Enrique VII. Pero este matrimonio no duraría mucho tiempo, la debilidad del príncipe le impedía consumar y como consecuencia Catalina no podía cumplir con sus deberes como esposa. Este hecho de no haber consumado el matrimonio con Arturo va a ser un punto muy importante en la vida de nuestra futura reina.
La enfermedad de su esposo le causa la muerte al año de casarse. Durante este período la pareja vivía en el castillo de Ludlow en Gales. Nunca se supo exactamente de que murió el heredero a la corona inglesa, algunos apuntan a una tuberculosis, otros al mal del sudor, una especie de gripe que llegó a esta zona de Gales y que Catalina logró pasar sin males mayores por su robusta constitución, pero que puede que en el caso del príncipe (debido a su fragilidad) le provocase la muerte aquel 2 de abril. De esta forma empieza una nueva etapa dura para la princesa, el período de viudedad.