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La aparición de Ana Bolena

Esta mujer de gran polémica, hija del conde de Wiltshire y de Ormond, sir Thomas Bolena, había pasado algunos años en la corte de Francisco I en Francia. Aunque ella siempre aseguró que no había mantenido relación sexual alguna, Enrique VIII tras su ejecución dictaminó que había sido corrompida en Francia.

La famila de los Bolena, destaca por sus ambiciones y su inteligencia sobre todo en la política. María, la hija mayor de sir Thomas Bolena,  también fue amante de Enrique VIII y muchos rumoreaban que le dio un hijo bastardo. Thomas supo aprovechar muy bien la situación, pero María sólo era un amante más de las que luego se cansó el rey. Luego fue el turno de su hermana Ana Bolena, quien tenía claro que no sería un títere, una de las muchas amantes que habían caído en manos del rey.

Ana regresó a Inglaterra en 1525 y rápidamente supo cómo atraer la atención de Enrique: usó su belleza, su inteligencia, hablaba francés, sabía un poco de latín, destacaba en los bailes, la música y la poesía. De hecho, parece ser que tuvo una relación especial con  un poeta  llamado Thomas Wyatt. Enrique le declaró su amor en 1526 pero ella no se conformaba con ser una concubina en su larga lista de mujeres. Ella aspiraba al trono inglés y para ello coqueteaba con el rey, pero rehusaba de la consumación carnal. Tenemos testimonios de la pasión del rey en las cartas que éste le enviaba. Y bajo este telón se escondía nuestra ya reina Catalina de Aragón que había de ser testigo de todo aquello.

Catalina observó como en 1528 Ana Bolena se creía ya reina de Inglaterra, pero no dejaba de ser uno de los caprichos del monarca y así lo esperaba nuestro personaje. Ana ocupaba el asiento de la reina en los banquetes, lucía joyas y vestidos de color púrpura, color reservado para la realeza. Si esta provocación no era suficiente para humillar a la verdadera reina de Inglaterra, Ana le exigía a Enrique VIII la anulación del matrimonio, puesto que hasta que no estuvieran casados no habría consumación.

El hecho de que a Catalina se la considerase demasiado mayor para dar a luz el esperado heredero, fue uno de los detonantes de esta situación. Pero no olvidemos la pasión del rey por todas aquellas chicas de la corte y lo fustrante que era para él, rey de Inglaterra, que una le dijese que no. Ana estaba jugando bien sus cartas para sentarse en el trono aunque no pudo jugar eternamente y fue mandada ejecutar por su marido.

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Escudo de Armas de la Reina consorte de Inglaterra

Cuando Catalina de Aragón se convierte en reina consorte de Inglaterra, ha de adoptar un nuevo escudo, en el que de nuevo encontramos claras alusiones a sus padres, los Reyes Católicos. Por una parte encontramos en la zona derecha las armas de los Reyes Católicos y sosteniendo la figura el águila de San Juan con la típica aureola adoptada de sus padres.

En el escudo de los Reyes Católicos veíamos las armas de ambos reinos bajo el águila de San Juan con la aureola por tanto es una clara reseña. Frente a esto, se observan las armas inglesas y con el león rampante dorado inglés.

Por tanto, el escudo es una muestra de lo que sus padres pretendían, un acercamiento de las dos coronas, la española y la inglesa. En ese aspecto queda claramente reflejado. El león de oro aparece desde inicios de la heráldica inglesa, en este caso aparece coronado con la corona cerrada y terminada en una cruz griega. Cada elemento del escudo tenía claro su significado así como el símbolo de la política matrimonial y de unión de sus padres y Catalina supo cómo reflejarlo.

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Escudo de armas de Catalina de Aragón

Este es el escudo de armas que usaba Catalina de Aragón antes de llegar a ser reina. Se ha debatido acerca del simbolismo de la granada: algunos han visto en ella un juego de palabras con la Granada que conquistaron sus padres (conquista de la que ella fue testigo). Catalina tenía mucho afecto por esta tierra debido al tiempo que pasó en ella.

Otra opción nos traslada al mundo clásico: recordemos que dentro del amplio abanico cultural que ella había estudiado, entraba el mundo clásico de la mano de Geraldini. En este caso, la granada de su escudo haría referencia al mito de Proserpina: Plutón la raptó para casarse con ella y vivir juntos en el Hades, pero Júpiter, preocupado, mandó a Mercurio para que Plutón la liberase y éste antes de dejarla ir le hizo comer seis semillas de granada, de forma que tuviese que vivir seis meses al año con él, pudiendo permanecer el resto con su madre. Ésta es la razón de la primavera: cuando Proserpina vuelve con su madre, Ceres decora la tierra con flores de bienvenida, pero cuando en el otoño vuelve al Hades, la naturaleza pierde sus colores.

La granada como fruto, también tiene una simbología tanto para los católicos como para los musulmanes: fecundidad. Es posible que Catalina lo tuviese también en mente por la función que tenían las mujeres de aportar herederos, aunque en este caso sería un poco irónico.

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La Princesa Viuda de Gales

La muerte de Arturo  no logró deshacer el enlace entre Inglaterra y España. Los Reyes Católicos querían seguir manteniendo la alianza y para ello se firmó un nuevo tratado entre los mismos y Enrique VII gestionado por el embajador Puebla. Catalina se casaría con Enrique Tudor, el hermano de su difunto esposo y el nuevo heredero a la corona inglesa.

La buena relación de los reyes de España con el papado, propició que se les otorgase la dispensa matrimonial sin problemas. Sin embargo, el periodo de viudedad fue muy duro para Catalina que aún no contaba con 20 años. La muerte de su madre y la poca asiduidad con la que su padre le escribía, hicieron que la joven pasase un tiempo de soledad, (seguramente con sentimientos de abandono y confusión en una tierra extraña y con un lenguaje que no dominaba del todo). En estos momentos, es importante la figura de Elvira Manuel, que la había acompañado desde su partida de España.  Su simpatía hacía Ayala habían propiciado un distanciamiento de la princesa con el embajador Puebla, el que le hubiese podido explicar mejor su situación.

Desde España tampoco llegaba dinero, y el séquito que acompañaba a la futura reina se ocultaba para que la corte británica, (que cada vez los despreciaba más),no viera sus harapos. Se escondían en los aposentos que el rey de Inglaterra les ofrecía, algunos edificios anejos al palacio de Greenwich, habitaciones sobre los establos en Richmond, una casa en ruinas en Fulham. No había dinero para sus sirvientes,  para nuevos uniformes o vestidos y lo más grave era que a veces no había suficiente ni para comer.  Enrique nunca les daba el suficiente dinero, y las joyas de la dote poco a poco iban desapareciendo.

Catalina le pedía a su padre que cambiase de embajador, pues Puebla no parecía hacer nada para denunciar la situación en la que estaban. Finalmente, debido a su avanzada edad, Fernando decidió cambiarlo por Fuensalida a la vez que confiará a su hija credenciales oficiales para que le representara ante la monarquía inglesa, convirtiéndose así en la primera embajadora de la historia de la diplomacia moderna.

Nuestra Catalina está próxima a llegar a ser reina, y ello será así porque sus padres, querrán volver a casarla con el futuro Enrique VIII, decisión que va a ser lo que marque todo su futuro destino y a la vez, por lo que más se la recuerde en la historia moderna. No obstante, recordemos que ella no es sólo la primera mujer de Enrique VIII, es también  la hija de los Reyes Católicos: Por ello, hablamos de una reina con estudios, cultura y modales que, además, sabrá ejercer como una gran diplomática a la vez que acertará en toda decisión política, siendo un pilar fundamental en los inicios del reinado de su marido.

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El enlace con Arthur Tudor

“En cuanto a la princesa, créeme si te digo que resultó de extraordinario agrado a todas las personas. No le faltaban ninguna de las gracias que deben adornar a la más hermosa doncella. Todo el mundo la elogió muchísimo pero nadie la elogió bastante.” Tomas Moro, Londres. Celebración enlace entre Catalina y Arturo

Cabe decir que la gente se quedó admirada por la belleza y las buenas maneras que presentaba la joven, como apunta Tomas Moro. Sin embargo, cuando Catalina llegó a Inglaterra la imagen que se había formado del Príncipe de Gales distaba mucho de lo que se iba a encontrar. La primera decepción sucedió al llegar a Inglaterra y ver que su futuro esposo no había ido a recibirla, pese a que luego se enteró que se debía a su débil estado de salud.

Su primera impresión al verlo fue: un chico frágil, muy delgado, de lánguidos cabellos y de voz aguda. Pero ella conocía cual era su deber y su finalidad. En 1501 contrae matrimonio con el primogénito de Enrique VII. Pero este matrimonio no duraría mucho tiempo, la debilidad del príncipe le impedía consumar y como consecuencia Catalina no podía cumplir con sus deberes como esposa. Este hecho de no haber consumado el matrimonio con Arturo va a ser un punto muy importante en la vida de nuestra futura reina.

La enfermedad de su esposo le causa la muerte al año de casarse. Durante este período la pareja vivía en el castillo de Ludlow en Gales. Nunca se supo exactamente de que murió el heredero a la corona inglesa, algunos apuntan a una tuberculosis, otros al mal del sudor, una especie de gripe que llegó a esta zona de Gales y que Catalina logró pasar sin males mayores por su robusta constitución, pero que puede que en el caso del príncipe (debido a su fragilidad) le provocase la muerte aquel 2  de abril. De esta forma empieza una nueva etapa dura para la princesa, el período de viudedad.

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El viaje hacia Inglaterra

La hermana mayor de Catalina, Juana, casará con el hijo del emperador y, fruto de la enemistad de su padre Fernando con Francia, a la benjamina de los Reyes Católicos le tocó ser el enlace de la monarquía hispana con Inglaterra.

El 21 de Mayo de 1501 Catalina se embarca en un viaje hacía una nueva vida, en busca de un destino que quedaría grabado en la historia. Catalina no pasará desapercibida, aunque su popularidad como personaje aumentará en el segundo matrimonio, en Inglaterra. Su madre no pudo acompañarla debido a la enfermedad y a los asuntos del Reino, también su padre andaba ocupado y en este caso se despidió de su “pequeña”, como siempre la denominaba, en una carta.  Los encargados de entregarla fueron los condes de Cabra, el arzobispo Fonseca y Pedro Manrique.

El 17 de Agosto, el barco salió desde la Coruña, en ese momento Catalina no sabía que nunca más volvería a su tierra. Tras tres meses de travesía logra llegar a su destino, el viaje se había demorado seis semanas más de lo previsto, debido sobre todo a una tormenta que les sorprendió en mitad de la travesía, pero por suerte pudieron volver a la costa y una vez arreglados los destrozos se pusieron en marcha el 27 de septiembre. Finalmente logran llegar a su destino.

La primera escala antes de llegar se hace en Plymouth el 20 de Octubre de 1501. Vemos a una muchacha envuelta en una nueva tierra, cumpliendo el destino que no había decidido ella, sino sus padres como todas las demás reinas. Pero ella como estamos viendo es diferente, ha tenido una educación no sólo en las labores de una dama sino también a nivel cultural.

En el puerto ante la sorpresa de Catalina no fue el príncipe quien la recibió sino el obispo de Bath. Así como dos embajadores, Pedro de Ayala y Rodrigo González de la Puebla. Entre ambos embajadores existía una fuerte rivalidad en la que Catalina se va a ver involucrada decantándose primero por un Pedro Ayala de aspecto más joven y simpático a primera vista pero menos afín a la causa de los Reyes Católicos.

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La educación de la futura reina de Inglaterra

La educación y la cultura que adquiere Catalina será unos de los rasgos más importantes en esta reina que la diferencia de otras de su tiempo. Su educación fue compartida con todas sus hermanas, en el caso de Isabel después de enviudar siguió su  educación junto con Juana bajo las directrices de Beatriz Galindo.  Hay que hacer notar que Catalina y sus hermanas eran hijas de una de las mayores humanistas, Isabel la católica, esta reina era  mecenas de las artes e impulsaba la educación en las mujeres.

La hija de Lebrija, María Pacheco junto con Lucía Medrano también fueron muy importante en la educación de estas niñas.  María y la pequeña Catalina en un principio empezaron con el latín  y la prosa así como tareas más domésticas como era el bordado.   Pero si sus maestras fueron importantes en la educación van a entrar en escena unos personajes muy destacados en el tiempo y que van a ser los verdaderamente relevantes en la educación de la infanta. El cardenal Mendoza junto con el cardenal Cisneros que contaba con un libro de Francesc Eiximenis, “El carro de les dones” .

En su formación aprendió latín, griego, con la ayuda de los hermanos Geraldinis conoció la poesía de los clásicos. También estudió derecho canónico y civil, así como heráldica, historia,  equitación y cetrería. Erasmo de Rotterdam y Luís Vives consideraron a Catalina como un milagro de la educación femenina. Finalmente no hemos de olvidar que también aprendió las tareas de una mujer de la época, sabía bordar, coser, tejer, cocinar, baile, música y dibujo.

Una educación que como podemos comprobar es mucho más completa que a la que se suele otorgar a una mujer de la época, puesto que pese al alto rango de la joven Catalina esta formación no solía ser habitual y va a ser una de las condiciones que la resalten y la diferencien de las demás reinas de la época. Una futura reina con bastante cultura y estudios, así como modales.

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Los primeros pasos de Catalina

Catalina nació en el palacio arzobispal Alcalá de Henares en diciembre de 1485. Descendiente de Isabel I de Castilla y de Fernando II de Aragón, fue la hija pequeña de ambos. En su infancia fue destacado el papel del cardenal Pedro de Mendoza. Según las noticias y las imágenes que se conservan de la joven Catalina vemos a una niña de tez blanca, cabellos rubios y ojos azules.

En lo que atañe a su infancia destaca el episodio vivido en la toma de Granada cuando Catalina contaba con siete años de edad. El fuego y el peligro que hubo de soportar en el campamento, donde las llamas  siembran el caos mientras algunos portaban agua para apagarlo. Catalina perdió el sentido, rescatada por el antes nombrado Pedro de Mendoza. Al volver en si su madre le aseguró que fue un incidente que con una bujía. Un episodio que a simple vista no fue más que una anécdota, pero en ocasiones son esas vivencias y esas “anécdotas” las que marcan el carácter y la vida de una persona. Ello sucedió donde se iba a construir la villa de Santa Fe como desafío a Granada que terminaría su construcción en verano. La lucha de los reyes católicos contra el último reducto del islam proseguía y nuestra futura reina continuaba como testimonio de todo. Las hijas de estos reyes aportaban lo que buenamente podían, Isabel ayudaba en el trato a los enfermos junto a su madre mientras que el resto de hijas bordaban y velaban a los enfermos. Hay que entender en estos momentos la relación entre Catalina y su hermana Isabel, una mujer de 21 años recién enviudada y que esta situación en un futuro será a la que deba de enfrentarse nuestra futura reina de Inglaterra.

El frente contra Granada que comentamos finalmente se resuelve en 1492, es entonces cuando El gran capitán y don Iñigo López de Mendoza fueron los encargados de dar la noticia, Granada había caído, sin embargo aún Catalina era una niña para poder asimilar de la forma en que cabía un acontecimiento como aquel.  Este episodio va a ser clave en la historia de nuestra futura reina,  estos capítulos que vive esta niña marcarán su fe como católica consumada. Junto a la conquista se añade  meses después, el edicto por el cual todos los judíos no bautizados deben abandonar el reino, ella observa como la “verdadera fe” se va imponiendo y ganando territorio frente las otras religiones que hasta entonces habían habido en el reino.  También en la salida de los judíos descubre como esconden algunas de las pertenencias como monedas, joyas entre otras cosas que se les había prohibido sacar del reino, sin embargo estas escenas se volvían en cotidianas y ello  influía más en nuestra joven y sus convicciones religiosas.