EL PAÍS
Hui mateix, 08.05 h, coincidisc amb l’amic Joan Galindo quan entrem al treball. Ell també renuncia a fer vacances a l’agost, per a mantindre encesa i insigne l’excel·lència universitària d’Alacant. Afegiu a esta abnegació canicular que estem sense aire condicionat. De res, ho fem per vosaltres. Em demana Joan si no escric, li dedique l’entrada de hui. Però no és meu el moll de l’os, m’aclame a Rafa Company, el mestre, el mentor, l’ocell, la bandera, l’himne fecund del retorn de la pàtria. Continuem el tema anterior, tampoc li va agradar, a Rafa, el titular i l’enfocament d’EL PAÍS. Com a ciutadà crític i responsable, va enviar a la redacció del diari este escrit:
Buenos días: acabo de leer vuestra información sobre las apariciones públicas de electos de Bildu, y quisiera saber por qué razones habéis añadido que “No se tuvo en cuenta que, según el Estatuto de Gernika, el euskera y el castellano son las dos lenguas oficiales en el País Vasco y que “todos sus habitantes tienen derecho a conocer y usar ambas lenguas””. Justamente, de acuerdo con lo dicho en el Estatuto de Gernika, la alcaldesa en cuestión tendría derecho a utilizar la lengua que le plazca de las dos oficiales ¿o no? ¿Acaso dice el estatuto vasco que una persona tiene que usar necesariamente las dos? Como, evidentemente, esto no lo pone en ninguna parte, vuestra crónica es sesgada y verdaderamente fuera de lugar en este aspecto.
Otra cosa es que juzguéis la oportunidad o conveniencia, en términos políticos o cívicos, de que un representante público de un territorio bilingüe solamente utilice un idioma de los oficiales, pero no es esto lo que habéis escrito. Os pondré un ejemplo de Valencia: la alcaldesa de la capital valenciana, la popular Rita Barberá, solo utiliza el castellano en sus apariciones públicas —cosa que yo, como defensor de la pervivencia del valenciano/catalán, considero lamentable— pero con el estatuto valenciano en la mano no se le puede exigir que se exprese también en la otra lengua oficial en la Comunitat Valenciana. Vosotros ¿vais a publicar que “la Sra. Barberá impone el español como única lengua en sus apariciones públicas” y que según nuestro texto estatutario debería cambiar de actitud? ¿A que no? En todo caso podríais (y podéis) opinar sobre las implicaciones políticas, pero nada más.
Alguna vez me he quejado a EL PAÍS por noticias del estilo “el etarra XXXX, que se expresó únicamente en euskera…” ¿Por qué es noticia para vosotros que un etarra o un barrendero —con perdón para los barrenderos— se exprese únicamente o fragmentariamente, o de noche, o de copas, o en la cama, en euskera? ¿Qué interés informativo puede tener una cosa así? Ese tipo de comentarios recuerdan al discurso periodístico oficial del periodo franquista, cuando en España no existían pronunciamentos legales a favor de la pluralidad lingüística. Y dichas redacciones os delatan como un pelín obsesionaditos con la cuestión: vincular noticias de etarras con referencias a la lengua vasca no deja de criminalizar ésta ante la opinión pública que os lee. Y creo que ya vale: al final parecerá que los máximos adalides del euskera son los etarras de look rapado y gestos de machito.
Por último: además de rogaros las modificaciones consiguientes, quisiera que hicieseis llegar estas quejas a la instancia de defensa de los lectores en vuestro periódico.
Encara no ha rebut resposta.
Comentaris recents