El 12 de julio, el planeta más alejado del Sistema Solar, Neptuno, después de que Plutón fuera despojado de este título, cumplió un año. ¿Cómo es esto posible? ¿Nunca antes había dado una vuelta al Sol? Pues la verdad es que sí, pero desde que fue descubierto en 1846 no había dado una vuelta completa y esto es así porque el año neptúnico tiene una duración terrestre de 164 años, 288 días y 13 horas… y ese es el tiempo que ha pasado desde el 23 de septiembre de 1846 cuando Johann Gottfried Galle (1812-1910) en el Observatorio de Berlín, armado con escasos y limitados instrumentos de observación, iba describiendo a su ayudante Heinrich L. d’Arrest, lo que iba observando en el mínimo campo visual que ofrecía su telescopio. De repente, Heinrich dijo «esa estrella no está en el mapa».
Pero Galle buscaba un planeta gracias a las extremadamente precisas predicciones que John Couch Adams (1819-1892)desde Cambridge y Urbain Le Verrier (1811-1877) desde París habían realizado previamente. Poco antes, los astrónomos de la época habían observado que Urano, su planeta vecino, había modificado su velocidad de traslación alrededor del Sol. Nadie sabía por qué estaba ocurriendo aquello. Pero parecía lógico pensar que debía haber algún planeta cerca, no observado previamente, que estaba afectándole gravitatoriamente. Sin ayuda de ordenadores ni calculadoras, Adams y Le Verrier predijeron la posición del nuevo planeta con error mínimo. Pero había que encontrarlo y confirmar que si en aquella posición había una estrella, ésta debía ser una errante, debía comportarse como un planeta, debía ser un planeta nunca antes observado. Y así fue. Lo encontraron; una vez más gracias al tesón de unos pocos, y la ciencia vertió luz sobre la ignorancia humana.
Parece mentira pero Galileo (1544-1642), en sus escritos de 1612, ya describió una estrella en esa región pero no volvió a fijar su rudimentario telescopio hacia esa posición y no pudo concluir que se trataba de un planeta que se movía… sí, sin embargo se movía. Hoy sabemos que Neptuno está a 4.500 millones de kilómetros de la Tierra, esto es 30 veces la distancia Tierra-Sol. Cuenta con 13 lunas o satélites y está fundamentalmente compuesto de hidrógeno. Su temperatura media es de alrededor de -220°C, casi parecida a lo que podemos sentir en muchos comercios y edificios de nuestra ciudad, a pesar de las advertencias y del gasto estúpido que supone esta situación y de los terribles efectos sobre el clima del planeta, hoy tocado de muerte.
Gracias al tesón de unos pocos, Albacete cuenta con un modelo a escala del Sistema Solar en el Parque Lineal, el «Paseo de los Planetas». Nunca antes Neptuno estuvo más cerca de los albaceteños, exactamente frente a la Fábrica de Harinas. Y sorprende comprobar la inmensidad del «barrio» que habitamos si pensamos que en esa escala, la Tierra no mide más que unos pocos milímetros de diámetro y que el espacio entre los planetas y el Sol, en realidad, está completamente vacío. Debemos estar agradecidos a los científicos que durante siglos han hecho de la búsqueda de la verdad científica de aquello que nos es desconocido su forma de vida, y así que hoy podamos vivir como vivimos.
Si queremos que nuestra calidad de vida no empeore, debemos seguir haciéndoles caso por encima de creencias e intereses económicos. Debemos prestar atención al cambio climático, porque o nos vamos a Neptuno o cada vez pasaremos más calor, tanto que podría llegar a ser insoportable, podría llegar a hacer que la vida en nuestro pequeño planeta, sea prácticamente imposible.
Así pues el planeta cuyo nombre rinde tributo al dios del mar (en la mitología romana es Neptuno y en la griega es Poseidón) y su luna mayor, Tritón (la versión masculina de la sirena), ya tienen un añito. No vamos a estar aquí para soplar el pastel con la segunda vela.