Religión y sociedad en Elda

Con la expulsión de los moriscos se dio en Elda un punto de inflexión con respecto a la religiosidad popular anterior en época islámica y su continuación con la población morisca en estas tierras.

Así nos encontramos con que los nuevos cristianos viejos que llegaron a la localidad, independientemente de cual fuera su procedencia  trajo consigo su propia espiritualidad y creencias. Estás se mezclaron como no podía ser de otra manera con el sustrato ya existente configurando de esta manera una nueva religiosidad eldense que irá evolucionando entre la población con el transcurrir del tiempo.

La imagen de Dios Padre, cabeza del panteón divino, y la de la Virgen María de vital importancia en el subconsciente colectivo por el carácter materno de esta advocación, fueron las de mayor representación en la religiosidad popular eldense, impuestas de forma nada inocente por el señor feudal a una comunidad hasta bien entrada la Edad Moderna  formada mayoritariamente por moriscos muy poco cristianizados, mediante la erección de una iglesia con la intención de evangelizarlos.

Virgen de la Salud

Virgen de la Salud

La Virgen fue especialmente importante para la sociedad eldense , apropiándose el símbolo mediante la elaboración de narraciones y mitos para crear un vínculo entre la imagen y el territorio, siendo invocada además como de la Salud. Así la Virgen de la Salud se convierte para Elda en la advocación de mayor importancia dentro del panteón y omnipresente en cualquier acontecimiento de la villa.

Cristo del Buen Suceso

Cristo del Buen Suceso

Lo mismo sucede con la imagen de Cristo, donde al símbolo universal se le asigna también un nombre particular para vincularlo estrechamente con la población y hacerlo propio. Así aparecerá el Cristo del Buen Suceso, quien acompañará en todas las ocasiones a la Virgen sin tener un protagonismo particular en solitario.

Además de la cabeza del panteón representada por el Dios Padre y la Mare de Deu, encontramos en Elda otras advocaciones diversas donde cada una tendrá su función y encomendación. Santa Bárbara, San Antón, San Blas, etc. [1]


[1] SAMPER ALCÁZAR, Joaquín. Cultura, religiosidad popular y panteón eldense (siglos XVII-XVIII). En: Historia de Elda. Ayuntamiento de Elda, Caja de Ahorros del Mediterráneo, 2006, Tomo I, pp. 259-262. ISBN 84-87962-21-1

La enseñanza en Elda en el siglo XVIII. El maestro y el alumno

A lo largo del siglo XVIII y mediante el impulso de las ideas ilustradas se da el auge en las nuevas teorías en materia de educación. El objetivo de la Ilustración era el progreso económico y científico por lo que la educación era uno de los medios principales para alcanzarlo. Sin embargo en la España de esta época el panorama era desolador: la Universidad era impermeable a cualquier reforma, los centros educativos de grado medio eran controlados por aquellos organismos que también sentían recelo a la renovación y la enseñanza primaria se daba en pocos centros que además se encontraban en muy malas.

Ésta no era gestionada por el Estado, sino que eran los municipios quienes la controlaban y en algunas ocasiones la subvencionaban. La Iglesia tuvo un papel muy importante en el desarrollo de la educación en los primeros niveles en un momento en que religión y educación eran sinónimo. En los conventos se enseñaban en las primeras letras a las clases económicamente débiles mientras que los que sí disponían de medios económicos suficientes contrataban educadores privados.

La enseñanza se encontraba fuertemente controlada por el Estado y la Iglesia con una abundante normativa, selección de maestros y control sobre las traducciones de la Biblia para no desviarse de la ortodoxia cristiana.

Para este siglo XVIII conocemos en Elda tres escuelas públicas: la de Primeras Letras, la de Latinidad y la de Costura.

La primera de ellas se trata de la Escuela para Niños de la Plaza del Ángel, atendida por un mestre de Escola, Marcelo López, que además de maestro era organista y relongier ya que hasta el año 1769 a través de una concordia firmada entre el Conde de Elda y el Obispo de Orihuela se estableció mantener esta doble faceta por la que el conde debía proporcionar un organista a la Iglesia que además fuera maestro de escuela, siendo pagado su salario por él y el Ayuntamiento. A partir de 1771 el oficio de organista se independiza del de maestro y a partir de 1786 el magisterio de primeras letras recae en los frailes del convento de Nuestra Señora de los Ángeles.

Convento de Nuestra Señora de los Ángeles

Convento de Nuestra Señora de los Ángeles

Por otra parte el salario medio de un maestro era a finales del siglo XVII de 52 libras como maestro-organista, en la primera mitad del siglo XVIII 100 como maestro-organista-relojero y 75 como maestro-organista, hasta que fue regulado por ley siendo la partida económica asignada desde cada ayuntamiento de 451 reales de vellón y 26 maravedíes.

En cuanto a los alumnos sabemos que tenían un horario distinto de entrada al colegio para invierno y para verano. Una vez a la semana se realizaban concursos públicos para la demostración de los conocimientos adquiridos por los niños para los que los maestros seleccionaban a los mejores alumnos para que salieran por las calles a explicar la doctrina cristiana.

Los colegios de Latinidad no estaban subvencionados de forma oficial por el ayuntamiento y además la mayoría de los que aquí entraban no continuaban sus estudios, sólo los hijos de aquellos que pudieran permitírselo económicamente eran enviados al Seminario de Orihuela.

Por último la Escuela de Costura estaba reservada a las niñas que disponía de dos maestras nombradas por el señor de la villa donde se les instruía en la doctrina cristiana y las labores propias del sexo femenino.

En resumen, la enseñanza fue ejercida por los eclesiásticos y religiosos en los conventos pero con financiación pública del Ayuntamiento, en un momento en que la formación y la educación cristiana estaban estrechamente unidas. En Elda fueron los franciscanos quienes ejercieron esta labor, de forma muy general y básica, ya que la mayoría de la población estaba destinada a trabajar en el campo.[1][2]


[1] SAMPER ALCÁZAR, Joaquín. Cultura, religiosidad popular y panteón eldenses (siglos XVII-XVIII). En: Historia de Elda. Elda, Ayuntamiento de Elda, Caja de Ahorros del Mediterráneo, Tomo I, 2006, pp. 261-272. ISBN: 84-87962-21-1

[2] SAMPER ALCÁZAR, Joaquín. El panorama educativo eldense durante la Edad Moderna. Revista del Vinalopó: Dossier: Organització i ordenació del territori. CEL (Centre d’Estudis Locals del Vinalopó), 2000, nº3, p. 159-174. ISSN 1139-7322.

La enseñanza en la villa de Elda durante la Edad Moderna

El siglo XVI significó para España (y para Europa en general) una revolución en el campo educativo, ya que este siglo constituye una época de esplendor económico y social bajo una ideología fomentadora del redescubrimiento de la cultura clásica: el Renacimiento. Sin embargo, en el siglo XVII se produce una gran dejadez en los aspectos educativos, concretamente a partir de 1630, cuando se inicia un periodo de crisis económica y social.

La ideología renacentista a favor de la educación desaparece durante el Barroco, cuando escritores y arbitristas comienzan a culpar a la educación indiscriminada del estancamiento del país, ya que disminuía el número de manos útiles en el trabajo del campo y los talleres, aumentando el número  de eclesiásticos. La nobleza también se suma a esta crítica ya que el acceso masivo del pueblo a la cultura amenazaba sus privilegios y el equilibrio de la clase estamental1.

En el siglo XVIII, con la dinastía borbónica, se produce un crecimiento económico y demográfico acompañado por el impulso de las ideas ilustradas, por lo que la educación volverá a experimentar un nuevo auge. En estos momentos el estado está interesado en la alfabetización, pues contribuía a mejorar las actividades intelectuales y productivas del país en el plano económico. Así, la Iglesia también llevó a cabo una serie de reformas vinculadas al auge de la enseñanza primaria. Por ello, se ponen en marcha los Seminarios para preparar a los sacerdotes no sólo teológicamente, sino también en una formación humanística, artes, latín, griego y cánones. Por tanto, vemos como con la Ilustración la educación obtiene un papel protagonista2.

Se comenzará a replantear el concepto de educación, y los planes de estudio y los métodos educativos serán objeto de grandes debates y sometidos a revisión. Sin embargo, el panorama educativo español era desolador, pues la Universidad era impermeable a la renovación, los centros educativos de grado medio estaban controlados por los contrarios a las reformas y no había centros suficientes para la enseñanza primaria. A esto hay que añadir que el gobierno se desentendía de la enseñanza primaria, pues eran los municipios quienes la controlaban e incluso subvencionaban.

En relación a la villa de Elda, el primer documento que encontramos sobre la enseñanza data de una fecha no determinada del siglo XVII donde se cita a un maestro de escuela que además ejercía de organista de la iglesia y a un maestro de Gramática. Ya en el año 1702, el municipio tenía una escuela pública para niños (Casa-Escuela) también con un maestro de escuela y otro de Gramática.

Desde el punto de vista didáctico, desde el año 1771 se establece como libros de texto para escolares el Catecismo Histórico de Fleury, el Compendio Histórico de la Religión de Pintón, un compendio de Historia de la Nación y un catecismo elegido por la diócesis. Las materias impartidas en la Escuela de primeras letras se limitaban a la lectura, escritura y cálculo, por lo que el panorama educativo era de un nivel más bajo en relación con el oficial.

Por otra parte, en cuanto a la Escuela de Latinidad o de Gramática de Elda nos encontramos con que no había exactamente una escuela, sino que se trataba de unos estudios preparatorios para poder continuar estudiando en otros centros más capacitados como el Seminario de Orihuela. Esto sólo podían hacerlo los niños de familias adineradas o que disponían de cierta holgura económica, pues la escuela de Latinidad o Gramática no estaba financiada de forma oficial por el ayuntamiento, aunque conseguía mantenerse mediante el concepto de “limosna”.

Portada del libro de "Gramática" de Antonio Nebrija.  Imagen extraída de: http://es.wikipedia.org/wiki/Gram%C3%A1tica_castellana

Portada del libro de “Gramática” de Antonio Nebrija.
Imagen extraída de:
http://es.wikipedia.org/wiki/Gram%C3%A1tica_castellana

Las escuelas de Latinidad proporcionaban una iniciación al conocimiento del latín utilizando el texto “Gramática” de Nebrija, obligatorio desde 1598 por orden del Consejo de Castilla. El estudio era completado con obras clásicas de autores grecolatinos, de la doctrina cristina y algunas obras de retórica y filosofía.

Por tanto, los niños eldenses saldrían de las aulas con estos conocimientos para incorporarse al mundo laboral y otros, muy pocos, para continuar sus estudios fuera de Elda, como es el caso de Sempere y Guarinos que a los 10 años ingresó en el Seminario de Orihuela para estudiar Gramática.

Por otra parte, es necesario hablar de las escuelas de niñas o de costuras, pues la enseñanza femenina se realizaba aparte3. La educación de las niñas era considerada un pilar fundamental para mantener las buenas costumbres de los súbditos, por ello se reguló en el año 1771. El objetivo de estas escuelas era instruirlas en la doctrina cristiana y en las labores consideradas propias de su sexo4.

En definitiva, a pesar de que el ambiente ilustrado confiere una gran importancia a la educación, sólo las grandes ciudades como Alicante y Orihuela experimentarán cambios estructurales a lo largo del siglo XVIII, pero las pequeñas villas como Elda apenas sufrirán modificaciones5.

1SAMPER ALCÁZAR, Joaquín. El panorama educativo eldense durante la Edad Moderna. Revista del Vinalopó: Dossier: Organització i ordenació del territori. CEL (Centre d’Estudis Locals del Vinalopó), 2000, nº3, p. 159-174. ISSN 1139-7322.
2SAMPER ALCÁZAR, Joaquín. La enseñanza primaria en Elda durante el Antiguo Régimen. Cultura, religiosidad popular y panteón eldense (siglos XVII-XVIII). Historia de Elda. Ayuntamiento de Elda, Caja de Ahorros  del Mediterráneo, 2006, Tomo I, p. 259-262. ISBN 84-87962-21-1 (Tomo I).
3SAMPER ALCÁZAR, ref. 1
4SAMPER ALCÁZAR, ref. 2
5SAMPER ALCÁZAR, ref. 1

Carlos Coloma en la obra de Velázquez

Carlos Coloma fue un personaje muy importante de su época, con una brillante carrera militar fue nombrado gobernador del Perpiñán en el año 1600 y lugarteniente de los condados de Rosellón, Cerdeña y Conflent en el 1606. Posteriormente, fue nombrado embajador en Inglaterra pero tuvo que cesar en su puesto en el año 1624 para ser llamado de nuevo a Flandes, donde hacían falta sus consejos y experiencia. Es en estos momentos cuando se produce la toma de la plaza de Breda que se había convertido en un bastión y símbolo del protestantismo.

Breda estaba considerada como plaza inexpugnable y, por lo tanto, el plan de ataque asustaba a los españoles. El marqués de Spínola estaba al mando del ejército español y junto a él, como jefe de toda la infantería, Carlos Coloma. Spínola realiza una maniobra de engaño y termina sitiando Breda, a pesar de las burlas por la improbable victoria. Sin embargo, la capitulación se termina firmando el 2 de junio de 1625.

Este importante acontecimiento histórico fue inmortalizado por el pintor Diego Velázquez en su obra “La Rendición de Breda”, también conocida como “Las Lanzas”. En el cuadro aparecen retratados varios jefes y generales como Ambrosio Spínola, Alberto de Arenbergh, el príncipe de Neuburg, Gonzalo de Córdoba y Carlos Coloma.

"La Rendición de Breda" de Velázquez

“La Rendición de Breda” de Velázquez

Detalla de "La Rendición de Breda" señalando a Carlos Coloma.

Detalle de “La Rendición de Breda” señalando a Carlos Coloma.

Esta pintura de Velázquez fue realizada en 1635 por encargo del rey, la cual estaba destinada a decorar el Salón de los Reinos situado en el Palacio del Buen Retiro. En ella el pintor muestra la entrega de llaves de la plaza de Breda por parte del general Justino de Nassau el 5 de junio de 1625, tres días más tarde desde la rendición.

La composición pictórica de la obra está estructurada en el movimiento circular de los caballos que, junto con el efecto de las picas erguidas, consigue resaltar la parte del bando vencedor aunque sin disminuir al vencido. Además, las picas están dispuestas en forma de telón para que la vista no se pierda en el fondo, pero en el lado holandés sí deja abierto el fondo para contemplar el paisaje de Breda en llamas. Pero, ante todo, ambos grupos tendrán su punto de atención en el eje compositivo del cuadro: la llave.

Por último, cabe señalar que para realizar “La rendición de Breda” Velázquez se basó en el espíritu que había descrito el dramaturgo Calderón de la Barca en su obra El sitio de Breda1, la cual termina con las siguientes líneas:

JUSTINO: Aquestas las llaves son
de la fuerza, y libremente
hago protesta en tus manos
que no hay temor que me fuerce
a entregarla, pues tuviera
por menos dolor la muerte.
Aquesto no ha sido trato,
sino fortuna que vuelve
en polvo las monarquías
más altivas y excelentes.
ESPÍNOLA: Justino, yo las recibo,
y conozco que valiente
sois, que el valor del vencido
hace famoso al que vence.
Y en el nombre de Filipo
Cuarto, que por siglos reine,
con más victorias que nunca,
tan dichoso como siempre,
tomo aquesta posesión.
GONZALO: Dulces instrumentos suenen.
LUIS: Ya el sargento en la muralla
las armas de España tiende.
SARGENTO: Oíd, soldados, oíd.
¡Bredá por el rey de España!
ESPÍNOLA: ¡Y plegue al cielo que llegue
a serlo el mundo rendido
desde levante a poniente!
Y con esto se da fin
al Sitio, donde no puede
mostrarse más quien ha escrito
obligado a tantas leyes2.

 

1GUILL ORTEGA, Miguel Ángel. Carlos Coloma: un eldense pintado por Velázquez. Revista del Vinalopó: Dossier: Toponímia. CEL (Centre d’Estudis Locals de Petrer), 1999 nº 2, p. 201-212. ISSN 1139-7322.

2 CALDERÓN DE LA BARCA, Pedro. Jornada III. El sitio de Breda [en línea][consulta: 23 de diciembre de 2013]. Disponible en: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/el-sitio-de-breda–2/html/ff24c628-82b1-11df-acc7-002185ce6064_4.htm#4

Además, se puede consultar una copia en pdf del documento original que fue publicado en el año 1685 por Francisco Sanz en esta misma página web (Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes) en el siguiente enlace: http://www.cervantesvirtual.com/obra/el-sitio-de-breda–0/

La familia Coloma y el Siglo de Oro español

La casa condal de Elda mantuvo una considerable importancia en las tareas de gobierno, militares y diplomáticas en la estructura político-administrativa de la monarquía hispánica en el siglo XVI y principios del XVII. Pero a esto hay que añadir una importancia también cultural, pues cultivaron la poesía y la literatura como buen ejemplo de hombres del Siglo de Oro.

El primer conde de Elda, Juan Coloma, fue un famoso poeta de la época, hecho que marcó a sus hijos. Así, Antonio Coloma, segundo conde de Elda, también escribió poesía como su padre y fundó la universidad de Cagliari en Cerdeña. Por su parte, Carlos Coloma ha pasado a la Historia como uno de los más importantes cronistas de las guerras de los Países Bajos, y además se encargó de traducir clásicos latinos al castellano. En último lugar, Alonso Coloma, obispo y virrey de Cataluña fue también un gran predicador y poeta.

De hecho, el patriarca de la familia Juan Coloma, fue incluso alabado por Miguel de Cervantes en su obra La Galatea, concretamente en el Canto de Galiope, en la octava número ocho:

¡Oh, tu Don Juan Coloma en cuyo seno tanta gracia del cielo se ha encerrado, que a la envidia pusiste en duro freno y en la fama mil lenguas has criado, con que tan gentil tajo al fértil Reno, tu nombre y tu valor ha levantado! Tú, Conde de Elda, en todo tan dichoso, haces el Turia más que el Pó famoso.

Portada de Decada de la pasión de nuestro Redemptor Iesu Christo.  Extraído de:  http://diegomallen.blogspot.com.es/2008_11_01_archive.html

Portada de la obra “Decada de la pasión de nuestro Redemptor Iesu Christo”.
Extraído de:
http://diegomallen.blogspot.com.es/2008_11_01_archive.html

Entre las obras literarias escritas por Juan Coloma está el Cancionero general de obras nuevas, nunca asta ahora impresas, assi por ell arte español como por la toscana del año 1554. En ella aparecen una serie de poemas como El triunfo de la muerte de Tetrarca o las glosas Las tristes lagrimas mías, La bella mal maridada y El Mal de veros partir. Otra de sus obras literarias es la de Decada de la pasión de nuestro Redemptor Iesu Christo, la cual está conformada por dos poemas largos de tema religioso.

Por lo que respecta a Antonio Coloma, segundo conde de Elda, sólo conocemos una de sus obras: Ciego de polvo los ojos. Mientras que de Alonso Coloma encontramos un soneto dedicado al Marqués de Santa Cruz y un elogio a Neptuno en el libro de Cristóbal Mosquera de Figueroa el Comentario en breue compendio de disciplina militar: en que se escriue la jornada de la islas de los Açpores; y el Memorial de don Alonso Coloma en su visita a la universidad de Valencia (1598-1599).

En último lugar, Carlos Coloma ha escrito varias obras literarias que son en realidad crónicas de la guerra de los Países Bajos como La guerra en los Estados Baxos desde el año de mil y quinientos y ochenta y ocho, hasta el de mil quinientos noventa y nueve de 1622 que fue reeditado en varias ocasiones1. Esta es su obra más importante y en ella nos narra los sucesos de la guerra en la que él tomó parte durante doce años. Es por ello, que consitutye un precioso documento que narra con fidelidad y rigurosidad los hechos sucedidos y, por tanto, también supone un gran interés para los investigadores. Además, está escrita con un lenguaje ameno y exquisito2.

Portada de la obra "La guerra en los Estados Baxos desde el año de mil y quinientos y ochenta y ocho, hasta el de mil quinientos noventa y nueve" de Carlos Coloma.  Extraída de Google Books.

Portada de la obra “La guerra en los Estados Baxos desde el año de mil y quinientos y ochenta y ocho, hasta el de mil quinientos noventa y nueve” de Carlos Coloma.
Extraída de Google Books.

Otras de sus obras son Las guerras del Palatinado y los Estados Bajos, Relación del socorro de Brujas y Guerra en Italia, 1634-1635. Además, tradujo la obra Anales con el nombre de Traducción de los anales de tácito por don Carlos Coloma, y escribió algunos informes y memorándums como el Discurso de don Carlos Coloma de la forma en que debería hacer la guerra a los holandeses de 1620 y el Discurso en que se representa cuanto conviene a la monarquía Española, la conservación del estado de Milán y lo que necesita para su defensa y mayor seguridad de 1626, ambos conservados en la Biblioteca Nacional en Madrid3.

1GUILL ORTEGA, Miguel Ángel. Las obras literarias de los miembros de la casa condal de Elda. Revista del Vinalopó: 2004-1304. Una visió múltiple. CEL (Centre d’Estudis Locals del Vinalopó), 2004, nº 6-7, p. 199-210. ISSN 1139-7322.

2 GUILL ORTEGA, Miguel Ángel. Carlos Coloma: un eldense pintado por Velázquez. Revista del Vinalopó: Dossier: Toponímia. CEL (Centre d’Estudis Locals de Petrer), 1999 nº 2, p. 201-212. ISSN 1139-7322.

3 GUILL ORTEGA, ref. 1

Historia de la lengua valenciana (II): Petrer

En época medieval la villa de Petrer estaba en la misma situación que su vecina Elda, es decir, la gran parte de la población que la habitaba era musulmana (después morisca) y, por lo tanto, la lengua mayoritaria era el árabe. Es por ello que el punto de inflexión para la lengua es, sin lugar a dudas, el año 1609 cuando se produce la expulsión de los moriscos. Este hecho afectó de forma muy significativa a Petrer que se convirtió en un “pueblo fantasma” con tan sólo 7 familias de cristianos viejos hasta su repoblación en el año 1611, cuando Petrer fue ocupado por familias cristianas que llegaban de Castalla, Onil, Biar, Xixona y la huerta de Alicante, y que utilizaban la lengua catalana.

Por tanto, nos encontramos con que el siglo XVII fue la época de esplendor de la lengua valenciana en Petrer, pues era el medio de comunicación habitual y la lengua de las instituciones. Esto último nos permite conocer de primera mano cómo era el catalán de Petrer ya que nos ha llegado de forma escrita. Sin embargo con el tiempo el catalán petrerí fue castellanizándose, pues los habitantes de Petrer utilizan al castellano para hablar con los petrerenses de más estatus, con los eldenses, quienes están cambiando de lengua en estos momentos y con el Conde de Elda, el más alto representante de este sector social en la comarca1.

Un siglo más tarde de la expulsión de los moriscos, el 29 de junio de 1707 se produce la derogación de las instituciones forales del Reino de Valencia y la prohibición de la lengua que le era propia por el Decreto de Nueva Planta de Felipe V. Por lo tanto, se prohíbe el uso del catalán en todas las ramas de la Administración2. A pesar de ello, el uso oral de la lengua catalana no tenía por qué verse afectada por estos cambios, sin embargo el legislador prohíbe también los términos que identificaban los cargos forales (Justícia, Jurat en Cap, Batle, etc.) que podían recordar la existencia de unos órganos municipales anteriores que tenían un mínimo de representatividad ciudadana. Y es que el objetivo de este cambio político no era el de acabar con la autonomía de los reinos de la Corona de Aragón, pero también con la lengua propia del Principado de Cataluña y los reinos de Valencia y Mallorca, que mantenía viva la llama de las instituciones autóctonas y de una identidad diferente de la castellana.

Años después, en 1768 el rey dictó una nueva ley que prohibía el catalán en el sistema educativo, la Real Cédula de Aranjuez, por la que Carlos III ordenaba la unificación de la moneda y de la lengua en el marco de la nueva monarquía borbónica. Pero nos encontramos con que en el País Valenciano no se hizo mucho caso de esta ley pues en 1787 el Governador de la Sala del Crimen de la Real Audiencia de Valencia tuvo que recordar a los maestros valencianos que debían dar las clases en castellano para así impedir que los niños utilizar su lengua en el marco escolar.

En definitiva, el siglo XVIII es una época de retroceso de los usos oficiales del catalán en Elda y Petrer, pues se prohíbe su uso en la administración municipal y de justicia y en la enseñanza. Por último, en cuanto a las escrituras eclesiásticas desconocemos la lengua en uso porque la parroquia de San Bartolomé de Petrer no conserva nada de la Edad Moderna. Aun así, deberíamos enmarcarla en el mismo cambio de lengua oficial al castellano como en el resto de la diócesis de Orihuela a la que pertenecía Petrer.

Pero a pesar de todas las prohibiciones el valenciano se siguió utilizando en los ámbitos privados, es decir, los habitantes de Petrer seguían hablando su lengua en casa y en la calle, así como los regidores del Ayuntamiento también lo harían en sus reuniones aunque después redactaran las actas en castellano. Por el contrario, en Elda se dejó de utilizar la lengua catalana y la población terminó castellanizándose en el transcurso del siglo XVIII2.

1MIRA-PERCEVAL VERDÚ, Enrique y RICO NAVARRO, María Carmen. Antroponimia y genealogía de los nuevos pobladores de Petrer (1609-1611). Revista del Vinalopó: Cartes de Poblament del Vinalopó. La repoblació després de l’expulsió. CEL (Centre d’Estuids Locals del Vinalopó), 2011, nº14, p. 53-66. ISSN 1139-7322.

2MONTOYA ABAD, Brauli. Història de la llengua catalana en un territorio de frontera: Petrer (Vinalopó Mitjà). Universidad de Alicante, 2006. ISBN 84-611-1106-0.

Historia de la lengua valenciana (I): Elda

Los ciudadanos de estos municipios somos herederos de la historia; un claro ejemplo de ello lo tenemos en la lengua. Mientras que Elda se mantiene hoy en día como una localidad marcadamente castellana, el municipio de Petrer pertenece a los territorios catalanoparlantes del País Valenciano. Tradicionalmente se ha pensado que esta diferencia se debía fundamentalmente a la procedencia de los repobladores tras la expulsión de los moriscos en 1609, sin embargo la explicación es mucho más compleja.

Como ya hemos visto en otras entradas de este mismo blog, por la sentencia de Torrellas (1304) y el pacto de Elche (1305) el Valle de Elda (junto a otros territorios) pasa a formar parte de la Corona de Aragón y del Reino de Valencia. Sin embargo, éste fue un cambio político y no poblacional, pues la población islámica que habitaba en esta área se mantuvo y, por lo tanto, la lengua mayoritaria era el árabe.

Puesto que las poblaciones de Elda y Petrer siguen líneas diferentes es conveniente explicarlas por separado para poder entender mejor la evolución de la lengua. Por tanto, en primer lugar nos centraremos en la historia lingüística de la localidad de Elda.

Con la expulsión de los moriscos en el año 1609 y la repoblación cristiana el panorama lingüístico cambió, imponiéndose el catalán. Esto se debe a que la mayor parte de los repobladores procedían de lugares del reino de Valencia, aunque también hay una importante presencia de repobladores de la Corona de Castilla por lo que se trataría de una localidad bilingüe1. Sin embargo, a lo largo del tiempo la población eldense fue castellanizándose debido a la continua llegada de población de diferentes lugares castellanos.

Municipios de origen de los repobladores de Elda (1605-1639).  Imagen extraída de GISBERT PÉREZ, Emilio. Apuntes demográficos para el conocimiento de la repoblación eldense (1605-1639). Revista del Vinalopó: Cartes de Poblament del Vinalopó. La repoblació després de l’expulsió. CEL (Centre d’Estudis Locals del Vinalopó), 2011, nº 14, p. 93-102. ISSN 1139-7322.

Municipios de origen de los repobladores de Elda (1605-1639).
Imagen extraída de GISBERT PÉREZ, Emilio. Apuntes demográficos para el conocimiento de la repoblación eldense (1605-1639). Revista del Vinalopó: Cartes de Poblament del Vinalopó. La repoblació després de l’expulsió. CEL (Centre d’Estudis Locals del Vinalopó), 2011, nº 14, p. 93-102. ISSN 1139-7322.

A esta situación hay que sumar el abandono del valenciano en favor del castellano por las clases cultas, siendo la nobleza la que antes se castellanizó. En el siglo XV, Juan Coloma, abuelo del I conde de Elda, utilizaba el valenciano en los documentos oficiales y, de hecho, su nieto también lo hizo, ya que la población pertenecía al Reino de Valencia. Sin embargo, la viuda de Juan Coloma, María Pérez Calvillo, se traslada al castillo de Elda desde Zaragoza llevándose con ella sirvientes y familiares que pasarían a formar parte de la población local y, todos ellos, hablaban castellano. Asimismo, esta familia comenzó a invertir en la construcción de edificios monumentales (hospital, convento, iglesia, palacio, etc.), lo que incentivó la llegada de nuevos pobladores atraídos por la oferta laboral provenientes de Castilla y otras villas cercanas como Sax, de lengua castellana. Por lo tanto, vemos como se produjo un auge de la lengua castellana en detrimento del valenciano2.

Es por ello que a lo largo del siglo XVII el valenciano fue perdiendo su preponderancia en la localidad y, además, el uso del castellano fue haciéndose cada vez más frecuente en los documentos de la administración local3. Por todas estas razones en Elda se dejó de utilizar la lengua catalana y la población terminó castellanizándose en el transcurso del siglo XVIII.

1GISBERT PÉREZ, Emilio. Apuntes demográficos para el conocimiento de la repoblación eldense (1605-1639). Revista del Vinalopó: Cartes de Poblament del Vinalopó. La repoblació després de l’expulsió. CEL (Centre d’Estudis Locals del Vinalopó), 2011, nº 14, p. 93-102. ISSN 1139-7322.

2GUILL ORTEGA, Miguel Ángel. Apuntes sociolingüísticos sobre la villa de Elda a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. Revista del Vinalopó: Cartes de Poblament del Vinalopó. La repoblació després de l’expulsió. CEL (Centre d’Estudis Locals del Vinalopó), 2011, nº 14, p. 67-92. ISSN 1139-7322.

3JOVER I MARTÍNEZ, Alfredo. Antroponímia i subsitutció lingüística a Elda (segles XVII-XVIII). Revista del Vinalopó: La Constitució de Cadis al Vinalopó. CEL (Centre d’Estudis Locals del Vinalopó), 2012, nº15, p.151-162. ISSN 1139-7322.