Doctor Cavadas.

Durante este mes de agosto y a falta de noticias de interés (¿quién decía aquello de que las buenas noticias hay que salir a buscarlas?) algunos informativos y programas diversos se centraron en cierto trasplante pionero en España realizado por cierto Doctor. Apareció con cierto conseller dando una rueda de prensa para atajar rumores y datos confidenciales. Y parece que lo hizo bien, muy bien y me refiero a la rueda de prensa. No portaba la bata ni el fonendo, cosa muy rara en el colectivo. Y se despachó a gusto. Muchos deberíamos tomar ejemplo de este señor, sobre todo los que gestionan todo lo relacionado con la nueva gripe, desde médicos hasta informadores pasando por ministras y directores de colegio.

DRP

Hay un lugar donde los niños y las niñas que pasean en compañía de sus padres y madres por limpias y cuidadas calles que no conocen los atascos de coches, espontáneamente, comienzan a bailar y a mover las manos y los brazos al compás de la relajante música que se escucha por todos los rincones. Cada cierto rato pasa un tren cargado de imaginación y fantasía. Los viajeros de ese tren saludan a los viandantes que siguen al convoy a modo de comitiva, esperando un autógrafo y una foto con sus ídolos, que certifique su visión y su proximidad. Tanta felicidad no puede ser un cuento, a pesar de estar todos como en un cuento. Todo son buenas caras, todo sonrisas y amabilidades. Si acaso algo de cansancio a media tarde reflejado en los rostros de la masa. Asistimos al nacimiento de un nuevo movimiento que no distingue entre razas, credos o países de procedencia. Personas venidas de todos los países comparten barra y mesa en restaurantes cuidadosamente decorados. Lo mismo subes a la alfombra mágica de Aladín con unos ciudadanos africanos como compartes coche de CARS con una pareja árabe. Puedes escuchar todos los idiomas del mundo. Todas las personas son bienvenidas. El único requisito es estar dispuesto a participar en semejante invento. Hay adictos que todos los años visitan el lugar. No me extraña. En cinco días, cuatro noches, vives como en otro mundo, posible y real. Nada que ver con tu ciudad, con los vecinos de tu edificio, con los baretos de tu barrio, con los ruidos del tráfico y los atascos,… Durante esos días puede que se purifique el alma y se adormezca la pesada cotidiana existencia mundana. Logras olvidarte hasta del cansancio y el sentido práctico de las cosas se limita a utilizar el fastpast® para intentar vencer al tiempo, pero sin pretender engañar ni aprovecharse de nadie que como tú quiere experimentar la nueva luz, y que este momento sea eterno. Cientos de carritos esperan confiados a las puertas de las atracciones a sus dueños. El momento cumbre de la comunión llega poco antes de medianoche con una nueva cabalgata con una muy cuidada y espectacular puesta en escena. Sonido, luces y ambientación, más ambientación aún. Como apoteosis, el castillo de fuegos artificiales y más música, y como decorado otro castillo de ensueño, el de la Bella Durmiente, todo imaginación y fantasía. Sólo sé que me gustaría volver. Y como fondo París, la ciudad eterna.