La última lección

La educación entendida como la segregación por capacidades y resultados puede llevar a la aberración de la propia enseñanza creando un escenario que contradice los pilares básicos que se pretenden conseguir como la igualdad, el compañerismo (fraternidad) y la libertad individual y colectiva, (la película es francesa). La educación inclusiva pretende no dejar atrás a aquellos que poseen menos cualidades evaluadas por el propio sistema, puede ser que la persona tenga menos memoria para retener contenidos pero más humanidad o más visión poética del espacio.

Crear una clase de estudiantes ejemplares, académicamente brillantes, con altas capacidades intelectuales siempre ha sido un reto social en busca de la excelencia del sistema, el referente al que todos miramos y el grupo en el que todos queremos estar. Pero el precio a pagar por alcanzar tales cotas de éxito académico puede suponer olvidarnos de valores incuestionables. En la película LA ÚLTIMA LECCIÓN, título original “L’heure de la sortie”, 2018, Dirección Sébastien Marnier, el grupo de adolescentes actúa como si en todos los ámbitos de su existencia estuvieran por encima de todo y de todos. Esa superioridad les presupone una capacidad de aguante inusual e impropia para su edad unida a un nivel y unos métodos de entrenamiento amorales. El flirteo con la muerte como supuesta selección natural y pertenencia al grupo sin sopesar las consecuencias de actos arriesgados provoca repulsión desde la experiencia y la perspectiva de la edad. En uno de los diálogos de la película el profesor protagonista se refiere a un colega de profesión como  que “se le ve feliz”. Y ese aspecto feliz es de lo que adolecen los brillantes alumnos, que pese a ser pocos no se lesve un grupo unido, es muy notorio su mal humor, son contestones, de semblante triste, parecen incluso abatidos, no disfrutan de un baño en el lago, ni se divierten con juegos chorras ni se les ve en bares o pubs, ni se enrollan ni se emborrachan ni hacen las tonterías propias de la edad.

La sociedad tomó hace tiempo una deriva autodestructiva de contaminación, consumo exagerado de animales, plásticos, residuos, fábricas construidas dentro de las mismas ciudades sin tener en cuenta la contaminación ni los riesgos Y esa sociedad es la misma que pretende segregar y educar a unos infelices y pesimistas jóvenes visionarios. Desde luego es para hacérnoslo mirar.