La huelga del 29S es un ejercicio democrático de libertad suprema. Si apoyas la huelga, te deberías quedar en casita y acudir a alguna manifestación para hacer bulto. Si no apoyas la huelga, pero temes que no vas a poder acudir a tu puesto/centro de trabajo, por ejemplo por falta de transporte público, también es posible que te quedes en casa. Si tampoco apoyas la huelga pero temes que tus hijos no tengan la suficiente atención en su centro escolar, también es probable que te quedes en casa. Seguro que hay muchos más casos para quedarse en casa sin apoyar la huelga. Pero si todavía preferimos ir a trabajar con los inconvenientes propios de un día de huelga general, el miedo a los piquetes es la última barrera que debemos superar.
¿Qué son los piquetes? Dícese de aquellos que informan a los denominados esquiroles de la necesidad de sumarse a la jornada de huelga.
¿Cómo actúan? Siempre en grupo, preferiblemente numeroso. De este modo creen que se diluye cualquier supuesta responsabilidad y/o/u obligación.
¿Dónde los podemos encontrar? En las entradas a los centros de trabajo, aunque es raro que madruguen (la mayoría de los sindicalistas no están habituados a levantarse antes de las 9:00 h )
¿Qué se puede hacer? No intentes razonar con un piquete informativo, ante todo hay que intentar mantener la calma sin llegar al insulto ni la descalificación. Y por supuesto no se debe utilizar la fuerza. La única opción seria sería esperar que se vayan al bar a desayunar. No suelen tardar mucho. Aunque, ¿estando en una jornada de huelga general?, bueno, algún bar habrá abierto (el 20J abrieron muchos) y seguro que no ves ningún piquete delante de un bar.
Y el empresario, ¿qué opina de los piquetes informativos? En realidad, muchos piquetes informativos (y esta jornada de huelga) hacen un gran favor al empresario. Un favor impagable, que muchas veces se suele pagar tomando algo después de las reuniones. Y en los tiempos que corren es bueno separar el trigo de la paja.
Mucho se está hablando estos días del eterno desempleo juvenil, de los servicios mínimos en el servicio de transporte público, de la necesidad de una huelga, etc. Parece más bien una huelga orquestada por los privilegiados de siempre que por los trabajadores, que paradójicamente somos los que mantenemos a los privilegiados de siempre. El mundo al revés.