Todos los años, como si de una macabra lotería se tratara, alguna que otra hoguera sufre algún percance serio una vez ha sido plantada, que por lo general suele acarrear daños totales o parciales en su imagen, la mayoría de las veces irreparables dada la escasez material de tiempo para subsanarlos.
Este año no ha sido una excepción, y dos hogueras -Mercado Central y Florida-Portazgo- han sido víctimas de esta fatalidad, con el consiguiente disgusto para todos los miembros integrantes de las mismas. Afortunadamente, no hubo daños personales.
La esbeltez de estos monumentos, su cada vez mayor altura y, sobre todo, la ligereza de los materiales utilizados en combinación con las caprichosas formas empleadas, a veces imposibles de mantener siquiera un equilibrio precario frente a la más mínima brisa de aire, plantean un problema que bien podría calificarse como de Ingeniería con mayúsculas.
Este problema, lejos de ser irresoluble, cuenta ya con profesionales cualificados que lo pueden abordar, asesorando al gremio de artistas durante el diseño y la construcción de las mismas. Por todo ello, y tal y como ya se ha sugerido por parte del Alcalde en declaraciones efectuadas estos últimos días, el Ayuntamiento debe ponerse de inmediato manos a la obra y exigir seguridad también en este tipo de estructuras provisionales destinadas a quemarse, nunca a caerse. Así, la estabilidad estructural de las hogueras de mayor envergadura debería estar avalada convenientemente por un proyecto realizado por un técnico competente en estructuras que evite estos desastres tan fácilmente remediables.
Publicado en Diario Información (27/06/2007)
Información obtenida de utovía (http://utovia.blogspot.com)