Categories
turismo

El Argel que no conoció Cervantes

Argel. La capital de Argelia.

Vista de Argel

Argel es la capital y la mayor ciudad de Argelia y la segunda ciudad más populosa del Magreb. Ello es debido a sus actividades terciarias, su industria y su papel histórico en la formación del estado argelino. [Imagen: vista de la ciudad de Argel. Fuente: viamedius.com]

Argel combina las múltiples actividades de una gran capital: políticas (ministerios, embajadas, administraciones), intelectuales (universidad, grandes escuelas, periódicos) y financieras. Es un nudo de comunicaciones: puerto marítimo, centro ferroviario y de carreteras; o el Aeropuerto Internacional de Dar el-Beida. Desde el final del período colonial se han desarrollado diferentes industrias: refino de petróleo, metalurgia de transformación, automóvil, agroalimentaria, etc.

Conocida como “Argel la blanca” por la luminosidad de sus edificios vistos desde el mar, en su día fue considerada como una de las ciudades árabes más románticas. Actualmente, es una ciudad moderna dividida en dos áreas diferenciadas: la zona nueva -de estilo europeo francés-, con museos, avenidas, ópera, teatros y cafés; y la ciudad antigua, con sus calles laberínticas, que fue declarada Patrimonio de Humanidad por la UNESCO en 1992.

[Imagen: la Kasbah de Argel. Fuente: mimundo.org]

La Kasbah de Argel

El Gran Argel, ciudad de grandes contrastes, está adosado a las alturas del Sahel, frente a una extensa bahía que se extiende hasta el cabo Matifou. En él se yuxtaponen los barrios viejos de la ciudad precolonial (la Kasbah), los antiguos barrios europeos del centro o de las cercanas extensiones (Bab el-Qued, Belcourt), los hermosos distrito de las alturas que dominan la bahía y, hacia el este, las extensiones industriales y las zonas suburbanas obreras recientes de Hussein Dey, El-Harrach, y Ruouiba.

El ambiente natural

Las tierras fértiles del litoral mediterráneo están limitadas al sur por las cadenas montañosas de los Atlas tellianos y saharianos, con una zona de mesetas entre ambos. Más al sur se extiende el desierto del Sahara, con un subsuelo rico en petróleo, gas natural e importantes yacimientos de hierro. La variedad de alturas y de climas en el norte posibilita una gran diversidad de cultivos, especialmente del tipo mediterráneo (vid, cítricos, olivo, etc.). La flora y la fauna silvestre se hallan gravemente amenazadas. Más de 30 mamíferos, 8 reptiles y más de 70 especies de aves se encuentran en peligro de extinción. La desertificación en el país afecta principalmente las regiones aledañas al Sahara. A esto debe agregarse una fuerte erosión hídrica que constituye un fenómeno muy grave que afecta a 45% de las tierras agrícolas (12 millones de hectáreas).

La Sociedad argelina

Los argelinos son mayoritariamente árabes (80%) y beréberes (17%). En el sur habitan grupos nómadas ligados a los tuaregs de Nigeria y de Malí. Cerca de un millón de argelinos viven en Francia. La principal religión es el Islam (98%), seguida del  Cristianismo (1%) y el Judaísmo (0,1%).

Aunque el árabe es la lengua oficial y mayoritaria, y el berebere se utiliza en algunas zonas,  el idioma francés es muy conocido fruto del periodo colonial; sin embargo, está siendo sustituido por el idioma nacional en la enseñanza y en la administración pública.

Actividades en Argelia

Miguel de Cervantes pasó los cinco años de cautiverio ideando y poniendo en práctica diferentes planes de fuga. Todos fueron fallidos y sólo pudo abandonar la ciudad en 1580, gracias al rescate pagado por los frailes trinitarios. Que distinto hubiera sido hoy día, y más si en lugar de estar preso, hubiera viajado a Argel de turismo.

Ruinas Romanas de Timgad [Imagen: Arco romano de Trajano, en las ruinas de Timgad. Fuente: Wikipedia]

En Argelia se puede hacer de todo. Si lo que a uno le gusta es la aventura nada mejor que explorar el desierto, adentrarse en sus grandes llanuras y reconfortarse en sus bellos oasis. Para hacer este recorrido es imprescindible protegerse la cabeza del sol, llevar reserva de agua y un buen saco de dormir; en algunos casos hay que llevar comida. Si se prefieren las bellas playas y calas solitarias, también Argelia ofrece un amplio litoral donde poder disfrutar del sol. También el amante de la arqueología y del mundo clásico puede disfrutar con las espléndidas ruinas que están repartidas por el país, además de apreciar los bellos paisajes que las montañas ofrecen. Otras posibilidades de entretenimiento son degustar la comida argelina en los variados restaurantes y recorrer los policromados mercados poniendo en práctica el regateo.

Categories
arte historia monumentos turismo

Pompeya y Herculano

Herculano

La leyenda transmitida por Dionisio de Halicarnaso narra que Herculaneum, como así la denominaban los romanos, fue fundada por Hércules. La apacible existencia de Herculano se vio turbada en el 79 d.C., cuando la erupción del Vesubio la cubrió con una espesa capa de lava y barro,  que se solidificó en una roca dura. Las condiciones de excavación son por tanto muy diferentes que las de Pompeya, sepultada por las cenizas. En el siglo XVIII quienes la exploraron se contentaron con excavar galerías como las de las minas, por las cuales se dejó al descubierto el decorado de los edificios sin preocuparse por la arquitectura. El despeje completo con conservación no se llevó a cabo hasta el siglo XIX. Posteriormente, las excavaciones continuaron durante cortos períodos, siendo interrumpidas únicamente por las dos grandes contiendas mundiales.

En el recorrido tan sólo se pueden visitar 4,5 hectáreas, siendo los lugares más destacados el teatro, la Villa de Los Papiros y la Basílica Noniana. No obstante, si se desea se puede realizar un recorrido virtual por las calles y casas de Herculano, así como de otros lugares arqueológicos de interés, a través del Museo Arqueológico Virtual de Herculano.

Pompeya

Cerca de la moderna Pompeya, nacida en torno al Santuario della Madonna del Rosario, meta de peregrinaje célebre en Italia, se encuentran las excavaciones de uno de los centros arqueológicos más extensos y majestuosos del mundo. Dado su increíble estado de conservación, las excavaciones constituyen una fotografía absolutamente fiel de una de las ciudades romanas de mayor renombre y opulencia, testimonio de la intensa vida cotidiana de la ciudad. Las pinturas en las paredes, los dibujos obscenos, los lugares de reposo en las termas, los “carteles electorales”…El que recorre las calles de Pompeya tiene verdaderamente la sensación de haber vuelto atrás en el tiempo o de que este se hubiese detenido.

Desde sus orígenes, aún inciertos, el destino de la ciudad estuvo vinculado a su estupenda posición ante el mar; su puerto era la escala comercial de las localidades de interior, a las que estaba conectada mediante el cercano río Sarno, entonces navegable, y el punto de partida para los viajes por el Mediterráneo.

El terremoto que en el año 62 d.C. estremeció Pompeya y afectó a algunos de sus edificios no fue más que un preludio de aquel aciago día del 79 d.C. en el que la erupción del Vesubio anegó la ciudad y a sus habitantes en una espantosa nube de ceniza. Cuando se descubrieron los restos de Pompeya, hacia 1750, parecía como si por obra de un hechizo toda forma de vida se hubiera congelado. Se desenterraron los cuerpos de las personas junto con sus casas, templos, obras de arte y enseres.

Foro de Pompeya

[Imagen: Foro de Pompeya. Fuente: Wikipedia]

Entre las obras más interesantes realizadas se encuentra el foro, que ocupó una antigua explanada en torno a la cual se erigieron el macellum (mercado), la Basílica y el templo de Júpiter, y, tras la rehabilitación correspondiente, se desenterró el templo de Apolo preexistente.

Decoración erótica del lupanar de Pompeya

[Imagen: decoración erótica en el lupanar de Pompeya. Fuente: www.imperioromano.com]

Casi todos los clientes de la posada -llamada hospitium o caupona– eran gladiadores, pues la gente importante se alojaba en casas particulares. Tanto aquí como en los burdeles (lupanari) las pinturas e inscripciones retrababan este mundo y los servicios que ofrecían a sus clientes tanto las mujeres como los muchachos.

Veinte pasos de ancho, 500 de largo, con las ruedas de los antiguos carros aún marcadas en el suelo, pavimentada como las calles de nuestro tiempo y bordeada, a la izquierda y derecha, de monumentos funerarios“. Así describía Alejando Dumas las Via dei Sepolcri, descubierta durante las primeras excavaciones y que arranca de la muralla del noroeste.


Via dei Sepolcri

La ciudad está rodeada de una muralla, construida en el s. V a.C. y varias veces restaurada hasta el siglo I a.C, en forma de elipse. Comprende un núcleo osco antiguo, en torno al foro, cuyas calles de trazado irregular nunca fueron rectificadas por completo, y los barrios helenísticos, distribuidos en torno a dos calles de dirección Este-Oeste (calle de la Nola y calle de la Abundancia) que cortan perpendicularmente a tres calles principales en dirección norte-sur. El foro, plaza rectangular, alberga en su interior el templo de Júpiter, convertido por los romanos en Capitolio, y junto a él el templo de Apolo; a su alrededor se alinean los principales edificios públicos: basílica judicial, curia, mercado…Al sur de la basílica se encuentra el templo de Venus, protectora de la ciudad. Hacia el este se halla el llamado foro triangular, antiguo santuario suburbano con templo dórico; el teatro, el Odeón, el cuartel de los gladiadores y el templo de Isis estaban instalados en este sector. En la época imperial, Pompeya contaba con cuatro termas públicas, una de las más importantes era la de Stabies.

[Imagen: Via dei Sepolcri. Fuente: www.flickr.com]

Al ser residencia de recreo de propietarios acomodados, Pompeya no tenía grandes edificios. La casa típica constaba de dos partes: una alrededor del atrio, y otra, más íntima, alrededor del peristilo; en ciertos casos había un primer piso con balcón y galería. La riqueza de la decoración de las paredes a menudo contrastaba con las modestas dimensiones de las habitaciones.

Las pinturas murales de Pompeya

Las pinturas murales de Pompeya fueron clasificas en 1886 por A. Mau en cuatro estilos, clasificación que sigue siendo válida en la actualidad.

El primer estilo, nacido en Grecia, se limitaba a imitar revestimientos de materiales preciosos mediante estucos pintados.

El segundo estilo apareció con la conquista romana y se caracterizaba por la creación de un espacio imaginario con perspectivas que simulaban construcciones reales; el ejemplo más notable de este estilo se encuentra en la Casa del Laberinto y sobre todo en la Casa de los Misterios, cuyo nombre procede de un fresco todavía no bien comprendido que representaba una ceremonia dionisíaca.

El tercer estilo apareció hacia el año 15 a.C, como fruto de una reacción racionalista y clasicista sabiamente distribuida en torno a una pintura central inspirada libremente en la pintura griega (Casa de Jasón). Sin embargo, durante el reinado de Claudio, ya se advierte una tendencia romántica en las pinturas de las casas de religioso Amandus y de Lucrecio Fronto, la cual desembocaría, en época de Nerón, en el cuarto estilo, con mucho el mejor representado.

Reanudando las tendencias fantásticas del segundo, el cuarto estilo abre la pared en perspectiva a un mundo imaginario; a menudo, las construcciones ficticias se inspiran en escenas de teatro, y los grutescos acentúan la nota surrealista; no obstante, por contraste intencionado, el centro de las paredes está ocupado por copias exactas de las obras clásicas griegas.

Las casas más notables del cuarto estilo son las de los Vetti, de Apolo, de Pinarius Cereales y de Octavio Quartio (de época Flavia). Además de las pinturas de interior, existen las decoraciones de la fachada que evocan escenas de la vida cotidiana, a menudo cubiertas de programas electorales de los sufragios que se preparaban en el momento de la catástrofe.

[Imagen: pinturas murales en Casa dei Vetti. Fuente: selma-desdemijaima.blogspot.com]

Murales en Casa dei Vetti

Categories
historia turismo

El Vesubio

Vesubio El Vesubio ocupa el sector central del Golfo de Nápoles, dominándolo y permitiendo contemplar todos sus rincones. Está formado por dos conos superpuestos; el más antiguo, la somma, forma un vasto hemiciclo de 4 kilómetros de diámetro, cerrado hacia el Norte (1132m) y desmantelado hacia el sur. Otro cono, más moderno, culmina a 1.270 m.

Una densa vegetación se adentra hasta las pendientes del cono principal; sin embargo, en algunos puntos, ésta se ve surcada por intrincadas lenguas de roca e irregulares bloques de piedra: se trata de coladas recientes del volcán aún no invadidas por la vegetación. En los fríos días invernales, a veces la nieve tiñe de blanco la cumbre del volcán; por el contrario, en primavera las retamas en flor colorean de amarillo amplias áreas de las pendientes del Vesubio.

Avanzando más al sur, se llega a Pompeya y Herculano, dos de los sitios arqueológicos más importantes del mundo: ambos son lugares de visita obligada.

[Imagen: Pompeya y el Vesubio. Fuente: wikipedia]

El escenario: antes de la erupción.

La zona afectada por la erupción es toda la superficie que se extiende por las pendientes del Vesubio. Está delimitada al norte por el Sebeto y al sur por el Sarno, ríos, que en la actualidad deben considerarse desaparecidos. También esta área, al igual que los Campos Flegreos, era particularmente fecunda porque estaba recubierta de productos volcánicos que al descomponerse permitían la producción de abundantes cosechas.

En esta fértil área, que fue escenario y motivo de importantes contiendas, se sucedieron numerosas civilizaciones: los oscos los cumanos, los etruscos y, finalmente, los romanos. Además del aceite, el trigo y la fruta, Roma se abastecía de importantísimos vinos provenientes de esta zona, entre los que se encontraba en vesuvium, dulce néctar que no podía faltar nunca en las mesas de los poderosos, y, según la mitología, tampoco de los dioses: no sólo Baco, sino también Hércules, cayó rendido a los pies de los ríos de vino. Sin embargo, tal como demuestran los grandes macellum (mercados) de Pompeya y Herculano, también en las pequeñas ciudades vesubianas reinaba la opulencia.

Erupcion del Vesubio año 79 d.C.

A diferencia de sus predecesores, los romanos, sobre todo en época augusta, además de desarrollar una vasta agricultura promovieron el crecimiento urbano y civil de Pompeya, Herculano, Estabia y Óplontis; algunos de ellos se convirtieron en destacados centros económicos y comerciales del imperio. Estas pequeñas ciudades estaban dotadas de una notable red vial, cuyas arterias principales eran la vía Noceara (desde Nocera llegaba a Neapolis) y la vía Solana. El enorme acueducto del Serino abastecía también Pompeya; por su parte, tanto Estabia como Óplontis contaban con activos puertos comerciales.

A lo largo de la costa surgían también villas exclusivas, propiedad de adinerados patricios y notables personajes de la elite romana, ricamente adornadas con amplios jardines e impresionantes frescos, en los que siempre se recurría al espectacular rosso pompeiano (rojo pompeyano, extraordinaria tonalidad creada en esta área).

También era importante la oferta de ocio, que contemplaba célebres complejos termales, numerosos teatros y anfiteatros, amplios foros, importantes escuelas y centros culturales.En resumen, el área vesubiana era un territorio poblado y desarrollado, con centros urbanos, villas lujosas, importantes infraestructuras civiles, campos cultivados y caseríos, capaces de garantizar una producción abundante y constante.

La primera persona que comprendió su naturaleza volcánica fue el geógrafo griego Estrabón (19 d.C.), que dejó escrito que sus rocas habían sido quemadas por el fuego. En el 79 d.C. una pavorosa erupción enterró las ciudades tendidas a sus pies y cambió decisivamente el paisaje. Cenizas y detritos cubrieron Pompeya, y Herculano quedó sepultado por un río de barro. Plinio el Joven aludió a la negra nube de humo que se elevó “como un gran pino desde la montaña. Su tío, Plinio el Viejo, murió asfixiado por los gases que envolvieron la zona. Hoy el volcán inspira a la par miedo y fascinación, y su actividad se halla permanentemente controlada.

[Imagen: Recreación de la erupción del Vesubio en el año 79 d.C. Fuente: misteriosdenuestromundo]

Categories
arte historia monumentos turismo

El virreinato español

El último rey de la dinastía aragonesa, Federico I, tuvo que aceptar en 1503 la entrada de Gonzalo Fernández de Córdoba, quién se apoderó de la ciudad en nombre de Fernando el Católico. Nápoles pasó a ser durante el dominio español la capital de virreinato del mismo nombre, con una cierta autonomía formal.
En un primer momento, la nueva situación permitió una mayor expansión de la ciudad, que se convirtió en una metrópoli de gran importancia internacional, pese a lo cual manifestó repetidas veces su descontento hacia sus nuevos amos: en 1520 y en 1547 se rebeló contra la Inquisición. En 1528 sufrió un terrible asedio por parte de Francisco I de Francia y Enrique VIII de Inglaterra. La difícil situación fue salvada por la defección de Andrea Doria de las filas francesas y la muerte del mariscal Lautrec, lo que permitió la derrota total del ejército francés el 28 de julio.
Palazzo Reale Napoli La ciudad comenzó a crecer extramuros libre de obstáculos. Cerca de Castel Nuovo se construyó el Palazzo Reale, majestuoso conjunto que data de 1600. Con el trazado de Via Toledo y la reforma de Via Chiapa a mediados del siglo XVI, se desplazó el eje del desarrollo urbano, alzándose palacios aristocráticos a lo largo de la Riviera y Toledo. De la necesidad de albergar a las tropas surgió el Quartieri Spagnoli. También se erigieron nuevas iglesias y monasterios. Por entonces, Nápoles era con diferencia la ciudad más grande de Italia, con los consiguientes problemas de superpoblación y miseria.

Imagen: Palazzo Reale de Nápoles [Fuente: culturacampania.rai.it]
Sin embargo, la decadencia española iniciada a principios del siglo XVII repercutió gravemente en Nápoles, hasta el punto de que el descontento cada vez mayor por los crecientes impuestos fiscales cristalizó en la revuelta de Masaniello, revolucionario que primero pasó por héroe y después murió a manos de sus seguidores.
Frustrada la experiencia de gobierno republicano, y fallido el intento de ocupación francesa, los napolitanos debieron aceptar de nuevo el domino español, que utilizó continuamente las tensiones entre pueblo y nobleza, ora apoyando a aquél, ora apoyando a ésta.
El dominio español tocó a su fin en 1707, cuando, en virtud del Tratado de Utrecht, el reino de Nápoles fue cedido a Austria.

Del Renacimiento al Manierismo

El virreinato de la corte española conllevó una política de impuestos importante para la urbanización del área y en gran parte para la realización de obras destinadas a las iglesias.
Al principio del virreinato, el arte renacentista continuó dando frutos importantes, pero con el transcurrir del tiempo se tendió a la maniera moderna, es decir, al Manierismo, a una cierta fantasía y artificiosidad frente al clasicismo propio del Renacimiento. Llegaron al Golfo artistas y obras de todo tipo, entre ellas las de Rafael, que inspiraron a importantes pintores autóctonos como Girolamo da Salerno, Andrea da Salerno o Agustino Tesaruo.
Giordano BrunoEn escultura, en la corriente manierista cabe destacar a Giorgio Vasari y también a los españoles Bartolomé Ordóñez y Diego de Siloé, claramente imbuidos del lirismo de la obra de Rafael y Miguel Ángel.
En esta época, es importantísima la aportación napolitana a la literatura, con autores como Torcuato Tasso, y a la filosofía, con el célebre Giordano Bruno.

Imagen: Giordano Bruno [Fuente: oxfordseo.com]

Categories
arte historia monumentos turismo

Españoles en Nápoles

La presencia española en Nápoles.

El golfo de Nápoles constituye un espacio único no sólo por su historia y cultura, sino también por su heterogénea conformación geográfica. La posición privilegiada de este accidente terrestre ha seducido irresistiblemente a grandes viajeros, civilizaciones y, como no, a las principales potencias políticas dominantes del Mediterráneo a lo largo de los siglos.

Los aragoneses en Nápoles

Ya desde el siglo XIII, la Corona de Aragón había iniciado su expansión comercial por el Mediterráneo, a pesar de sus continuos enfrentamientos con Francia y el papado por el dominio territorial y mercantil. Pero no fue hasta el siglo XV, cuando el floreciente reino cristiano logró uno de sus principales objetivos: anexionar a la Corona el territorio napolitano.

Desde el siglo XIII, con la casa francesa de Anjou, Nápoles se había convertido en capital del reino angevino. A partir de entonces la ciudad creció rápidamente en importancia política, en población y en área urbana, al tiempo que la actividad económica y cultural (muy favorecida por el mecenazgo de los reyes) sufría un rápido incremento. Muy frecuentada por pisanos, genoveses y venecianos, la villa ofrecía ya entonces enormes contrastes sociales entre el lujo de un pequeño grupo y la miseria de una plebe sin trabajo.

Alfonso el Magnánimo

A la muerte de Roberto el Sabio (1309-1343), se abrió un periodo de querellas dinásticas, que acabarían con la entronización de Alfonso el Magnánimo, rey de Aragón y de Sicilia; éste se hizo con Nápoles tras un largo asedio (1441-1442), acabando con las aspiraciones de la casa de Anjou. [Imagen: Retrato de Alfonso V de Aragón “El Magnánimo” por Juan de Juanes. Fuente: Wikipedia]


Durante el dominio catalano-aragonés (1442-1504), Nápoles fue el eje de un gran imperio mediterráneo; la industria de la lana y de la seda llegó a su máximo apogeo y una corte fastuosa hizo de la ciudad un centro artístico de primer orden. En la villa se construyeron imponentes monumentos y se dotó a la ciudad de una nueva organización urbanística. En todas las obras se siente el influjo del arte catalán.

A pesar de todo ello, la dinastía catalanoaragonesa no consiguió hacerse con el favor popular debido, principalmente, a haber colocado a un gran número de catalanes en los principales puestos de la administración, de la política y de la economía. La corriente adversa llegó a su máximo apogeo en 1484, cuando la nobleza napolitana se sublevó contra Fernando I, hijo del Magnánimo y en 1495, año en que Fernando II, hijo de aquél, tuvo que huir de la ciudad al invadir el reino Carlos VIII de Francia. No obstante, gracias al auxilio de la Liga de Venecia, pudo volver a Nápoles el mismo año.

Dónde ver el Nápoles angevino y aragonés

Durante su estancia en Nápoles, Cervantes pudo entrar en contacto directo con los vestigios que estas dos dinastías habían dejado en la ciudad. En la actualidad, las sucesivas reconstrucciones ocultan con frecuencia la arquitectura primitiva. Sin embargo, todavía podemos encontrar construcciones de gran interés, como Castel Capuano o las iglesias como Santa Chiara, San Lorenzo, San Domenico Maggiore y Santa Maria di Donnaregina Vecchia, con su espléndida serie de frescos de la escuela de Giotto.  Y como no, el Castel Nuovo, originalmente angevino pero que presenta un gran número de elementos aragoneses.[Imagen: Claustro de Santa Chiara. Fuente: picasaweb.google.com]

El Renacimiento “aragonés”

Con la llegada de los aragoneses a la Campania se inicia el Renacimiento, aunque todavía se realizarían algunas obras artísticas propias del gótico tardío. En pintura, aparecieron rasgos y materiales ibéricos, y la influencia de los pintores flamencos fue más que evidente. Con la corte aragonesa, el arte en el Golfo asumió las tendencias europeas y se dejó influir tanto por la cultura franco-provenzal como por la ibérica, que a su vez influyó en ambas.

La adquisición por parte de los reyes aragoneses de obras de autores flamencos, entre ellas las de artistas tan célebres con Jan van Eyck, inspiró determinantemente a la pintura napolitana de la época. Uno de los mayores exponentes de la época es el napolitano Colantonio, el cual, con obras como sus tablas de San Lorenzo Maggiore, San Domenico Maggiore y San Pietro Martire, demuestra la influencia humanista de Piero della Francesca, aunque también los rasgos más marcados de la pintura borgoñona-provenzal.

Castel Nuovo

En cuanto a la escultura, hay que destacar la influencia tanto catalana como borgoñona en obras de claros tintes clásicos, como el Arco del Triunfo del Castel Nuovo o la puerta Capuana en Nápoles, al igual que los trabajos de escultores procedentes de Lombardía; un ejemplo de ello es el Succorpo del Duomo, obra maestra del renacimiento napolitano.

Hay que destacar también en esta época, el auge de las artes decorativas, en las que influirá de forma definitiva el gusto valenciano por la mayólica (obviamente, de procedencia árabe). El pavimento de la sala de los Barones en el Castel Nuovo, obra de Guillermo Sagrera, es buena muestra de ello.

Categories
monumentos turismo

Un paseo por Nápoles

Plano turistico de Nápoles

Nápoles es la tercera ciudad italiana después de Milán y Roma, y la mayor del sur de la península. La ciudad que mira a una espléndida bahía, se extiende por la fértil llanura de Campania, ocupando las prominencias y depresiones formadas por antiguos cráteres volcánicos.

Esta metrópoli está a la cabeza de una región urbana e industrial que va desde Pozzuoli a Sorrento en el litoral y se extiende por el interior, llegando a Caserta, Capua y Mola. Sin embargo, la miseria y el paro tradicionales no han desaparecido, como tampoco los oficios ambulantes, sin olvidarnos del contrabando.

Nápoles es una ciudad muy visitada, no sólo por derecho propio, sino también como punto de partida hacia otros destinos cercanos como Pompeya, el Palacio Real de Caserta, las islas de Capri e Ischia o la Costa Amalfitana. La capital campana posee también un vastísimo patrimonio artístico y arquitectónico, que desde la década de 1990 ha sido relanzado con actividades como el “Mayo de los Monumentos” y por ser declarada parte del Patrimonio de la Humanidad en 1995.

El antiguo centro, detrás del puerto, está dividido en seis sectores bien diferenciados. Desde el siglo XVI, el centro administrativo y comercial de la ciudad fue creciendo en torno a Toledo y Castel Nuevo. El casco antiguo comprende el barrio de Spaccanapoli y Decumano Maggiore. El distrito Vergini, al norte de la garganta del Foria, conduce al parque de Capodimonte, donde está el palacio real. Certosa di San Martino y Castel Sant`Elmo dominan la colina de Vomero. En la zona de Chiapa, a dos pasos de las tiendas más elegantes de Nápoles, se hallan Castell dell´Ovo y Mergellina, rodeados de mar y espacios verdes. Al oeste quedan las preciosas ensenadas y pueblos de Posillipo.

Ahora sólo nos queda recorrer sus calles y disfrutar de los encantos que nos ofrece Nápoles.

Categories
historia literatura turismo

Todos los caminos llevan a Roma

El domingo pasado ordenando los cajones del escritorio me encontré con una postal de Ana, una amiga viajera, que decía: “Chicos, estoy en Roma y he lanzado una moneda mágica a la Fontana di Trevi por vosotros. Esta ciudad es increíble, tenéis que venir. Os va a encantar. Ana.” Una semana después Santi y yo subíamos a un avión desde Madrid con destino a Roma. Ciertamente, la moneda era mágica.

Ana es una mujer intrépida, decidida y con gran corazón. No teme viajar y es capaz de emprender arriesgadas aventuras sin miedo alguno. Transmite su entusiasmo al expresarse y con él contagia esta ilusión a todos sus amigos. Cuando regresa de sus viajes siempre nos dice: “Cuando preparéis la maleta guardar un poco de ropa, dinero suficiente, buena información del lugar y, sobre todo, colmar el equipaje de ilusión… ¡Ah! Y dejaros llevar por la intuición“.

Aterrizamos sobre las diez de la mañana en el aeropuerto Leonardo da Vinci, conocido por todos como Fiumicino. Roma, además, posee otro aeropuerto en Via Appia Nuova: el Ciampino, aunque todos los vuelos desde hacia España salen desde Fiumicino.

Lo cierto es que nuestro viaje a la Ciudad Eterna estuvo colmado de agradables sorpresas. La primera nos esperaba en la terminal del aeropuerto, donde nos esperaba un chofer italiano, elegantemente ataviado, que nos condujo con celeridad hacia el hotel en un lujoso Mercedes negro. ¡Y nosotros que esperábamos un micro-bus, como todo el mundo! Aquí la Agencia de Viajes se portó como nunca.

Pero, si decidís viajar desde el aeropuerto a la Ciudad por vuestra cuenta no hay problema. Desde Fiumicino se puede llegar a Roma en transporte público: taxi, tren y autobús esperan a las puertas de la terminal internacional.

En coche se llega a Roma por la autopista Roma-Fiumicino (20 kilómetros sin peaje). Si no hay demasiado tráfico se tarda 30 minutos en llegar a Roma Sur y una hora en llegar a Roma Norte, según el chofer.

Dentro del aeropuerto hay una estación de ferrocarril; desde aquí parten (como mínimo cada hora) trenes directos a Estación Termini y a Estación Tiburtina. Es importante recordar que los billetes de tren deben ser convalidados antes de partir en las máquinas situadas en las estaciones.

[Imágenes. Mapa Lacio (www.informagiovani-italia.com); plano Roma (www.romaitalia.info)]

Como moverse por la ciudad

En Roma el tráfico es caótico todo el año. La única excepción es durante el mes de agosto cuando, suspendidas las actividades cotidianas, la ciudad se abandona a la quietud estival. Por ello es aconsejable moverse con transporte público.

El sistema de transportes públicos es gestionado por la ATAC (Compañía de Tranvías y Autobuses Municipales); y por los Ferrovie dello Stato. La ciudad está recorrida por una red de líneas de metro, tranvías, autobuses y trenes que unen seis estaciones de intercambio: Termini, Trastevere, Ostiense, Tuscolana, Flaminio y Tiburtina. Los billetes para los medios de transporte se pueden adquirir en los bares, estancos, quioscos de periódicos, en máquinas expendedoras en las estaciones del metro y en las terminales de los autobuses. Existen distintos tipos de bonos para poder subir al transporte público.

Viajeros, si os queréis mover en metro, Roma posee dos líneas que permiten llegar en poco tiempo a las zonas del centro: la línea A (naranja) y la línea B (azul) que se cruzan en Termini. Podéis conseguir el plano en cualquier estación o en las oficinas de información turística.

El tren también es una buena opción para moverse por la periferia de la ciudad. La línea ferroviaria metropolitana, en la que es válido el billete urbano, tiene 7 ramificaciones gestionadas por los Ferrovie dello Stato y tres líneas gestionadas por el CoTral. Los horarios de las líneas de ferrocarril varían dependiendo del día de la semana y del período del año. Los horarios y los recorridos pueden solicitarse en ventanillas de información de las estaciones.

Sin embargo, no hay que olvidar que en Roma el medio de transporte mejor es la Vespa. Quién no recuerda esa bella imagen del film «Vacaciones en Roma» en la que Audrey Hepburn y Gregory Peck recorren la ciudad sobre dos ruedas.

[kml_flashembed movie="http://es.youtube.com/v/jITw1fREQtQ" width="425" height="350" wmode="transparent" /]


El transporte de Cervantes

Desconocemos cómo viajó Cervantes a Italia, ni que medio de transporte utilizó. Pero podemos deducir, a través de su obra, cómo se viajaba a Roma y a otras ciudades de la península itálica en el siglo XVI.

En «Los trabajos de Persiles y Sigismunda», unos peregrinos siguen una ruta terrestre que, desde Valencia, recorre toda la costa mediterránea hasta llegar a la Ciudad Santa. En el capítulo XXXIX de «El Quijote», se cita una ruta comercial desde Alicante hasta Génova. En «El Licenciado Vidriera», nos cuenta un viaje del capitán don Diego de Valdivia y su criado Tomas Rodaja en galera desde Cartagena costeando hasta Italia.

Sea como fuere, lo cierto es que nuestro personaje hubo de emplear en llegar a Roma mucho más tiempo del que hoy se necesita, gracias a la aviación comercial. No obstante, en la actualidad también podemos recrearnos en los viajes marítimos hacia Italia disfrutando en algunos de los atractivos cruceros que, desde España, cruzan el Mediterráneo hacia Italia.