Un título corto para una entrada que significa mucho para mí. El 26 de septiembre de 2009, a las 20:15, nos casamos. Han sido dos meses de preparativos, mucho estrés, problemas de última hora, pero al final todo salió bien.
Durante todo el mes de septiembre hubo mucha lluvia en Alicante. Durante la última semana mirábamos la predicción meteorológica casi a cada momento, puesto que indicaban fuertes lluvias con una probabilidad del 90% para ese día. Toda la semana estuvo lloviendo. El sábado por la mañana la previsión cambió. Indicaba que la tormenta empezaría justo al día siguiente. El cielo apareció medio despejado, pero conforme avanzaba el día se iba nublando más y más. Hablé con el dueño del restaurante y nos arriesgamos a hacer la boda en el exterior. Tengo que decir que el sitio elegido es ideal si se hace en exterior, pero que si llovía, hacerlo todo en interior no hubiera sido tan extraordinario como fue. Al final, no llovió, menos mal.
La boda se realizó en, para mí, el mejor lugar de Alicante. Se trata del restaurante La Ereta en el parque municipal del mismo nombre, situado en las faldas del castillo de Santa Bárbara, un icono muy característico de la ciudad. Por un lado, teníamos el castillo iluminado en todo su esplendor. Por el otro, la ciudad ofrecía su imagen nocturna, con el barrio de Santa Cruz en primera instancia, el puerto y el mar Mediterráneo como el mejor fondo posible.
Lo primero fue la ceremonia. Preciosa, pero qué voy a decir yo. En una terraza pegada al restaurante montaron una mesa de ceremonia con un conjunto de sillas, parecido a una boda americana. La decoración era de lujo. Tengo que dar las gracias a Leles, la florista, que dejó todo impecable e hizo que mereciera mucho la pena. Cuando llegó la novia, casi todo el mundo invitado ya se encontraba presente, lo que les agradezco inmensamente. La canción elegida para la entrada fue Vide Cor Meum. Me emocioné mucho (ñoño que es uno) con la llegada de la novia, la chica más preciosa en este mundo. La ceremonia la ofició Andrés Llorens, concejal del ayuntamiento de Alicante, el cual nos sorprendió muy gratamente, pues el discurso preparado superó con mucho las expectativas que teníamos. Muchas gracias Andrés, de verdad. Mi sobrina Tania leyó un poema (un poco nerviosa antes de empezar, pero luego lo hizo perfecto) y el hermano de Patri, Quique, leyó un cuento que nos dejó perplejos, tanto por el contenido, como por la forma de leerlo. Me contaron que mucha gente estuvo llorando, incluso amigos. Parece que nos volvemos mayores y todo lo sentimos más. Cuando terminó la ceremonia, pusimos Your Song, pero cantada por Ewan McGregor en Moulin Rouge, pues era muy especial para nosotros.
De aquí, y después de los más de mil besos y abrazos que dimos, pasamos al cocktail dentro del restaurante. Unas cosas buenísimas, mucha comida y todo remojado con mojitos ;-). Ahí tuvimos tiempo para hablar con la gente y todo el mundo nos confirmó que la boda les había parecido maravillosa. Para nosotros la ceremonia fue de lo mejor y eso que era complicado superar al resto.
Pasamos a la cena. Para nuestra entrada, pusimos la canción más significativa para nosotros: Creep de Radiohead. Si la habéis escuchado es una de las mejores canciones de amor escritas, aunque quizá haya gente que le suene muy fuerte el estribillo para una entrada de novios. Montaron las mesas bajo, en el parque municipal. Otra vez la decoración de Leles fue insuperable. Los centros de mesa eran preciosos y la decoración de las gradas del parque quedó espectacular. Una muy buena cena, con un foie, vieiras y un solomillo increíble. Terminamos con un castillo de fuegos combinado con la canción de Mediterráneo de Serrat, viendo la faz del castillo de fondo. Qué más se puede pedir. Jolín, si es que me emociono sólo de pensarlo. Hicimos la entrega del ramo a mis sobrinas y unos ramos especiales a nuestras madres.
De aquí pasamos a la juerga, hasta las 5 y pico de la mañana. Aguantó mucha gente hasta el final y en las fotos se puede ver que lo pasamos en grande. Tengo que decir que ese día, por la mañana, estuve un poco nervioso, pero cuando me vestí y salí para el restaurante, me relajé muchísimo y eso sirvió para que las cosas salieran como tenían que salir. Recordamos todo con mucha ilusión. Nos emocionamos cuando escuchamos de nuevo esas canciones y pensamos en lo que fue. Tengo que dar las gracias a los amigos, compañeros de trabajo y a la familia, por asistir y por hacer que ese día sea inolvidable para nosotros.