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Reflexiones personales

Mini-juegos Conceptuales

Los videojuegos están presentes cada vez más en la sociedad abarcando con el tiempo un mayor rango de edades de los usuarios. Con toda la oferta multimedia que nos rodea es normal que los actuales métodos de enseñanza se resientan al no conseguir sus objetivos. Por esta razón surgen, cada vez con mayor intensidad, los videojuegos educativos, buscando cubrir la necesidad de aportarles algo más que entretenimiento, para que aprendan de la mejor manera, jugando.

Sin embargo, no resulta sencillo desarrollar videojuegos educativos. Hay que conseguir unificar dos términos que, en un principio parecían destinados a no entenderse: aprender y divertirse. El verdadero objetivo es conseguir un videojuego que sea capaz de enseñar determinados conceptos y que a la vez tenga la capacidad de divertir al jugador para evitar que abandone dicho aprendizaje. Y este es un equilibrio delicado.

La clave del éxito está en escoger correctamente el tipo de videojuego que mejor encaja con lo que se quiere enseñar. Nosotros proponemos videojuegos cortos o mini-juegos dirigidos a un concepto concreto que se quiere enseñar. De ahí que los hayamos llamado “mini-juegos conceptuales” y cada uno de ellos representa un objeto de aprendizaje.
Se elige un concepto determinado y se idea un mini-juego que lo represente. De este modo, un mismo mini-juego puede ser utilizado en distintas disciplinas, haciéndolos altamente reutilizables.

Existen varias maneras de plantearse un mini-juego, pero en este caso apostamos por aquellos que no tienen fin, es decir, el objetivo del mini-juego es muy sencillo y se debe intentar conseguir reiteradamente hasta que se falle. Un ejemplo muy claro de mini-juego sin fin es el legendario Tetris. El objetivo es encajar los bloques y no cambia en toda la partida, aunque cada vez es más difícil. Se trata de conseguir algo similar dentro del marco académico. ¿Por qué esta característica es interesante en el aprendizaje?
Simplemente porque el hecho de repetir algo, va asentando el conocimiento. Y si además, la dificultad va aumentando de forma gradual, el esfuerzo del jugador por superarse irá incrementándose de igual modo.

Este tipo de mini-juegos apuesta por la jugabilidad en lugar de tratar de conseguir unos gráficos de alta calidad. Deben ser sencillos pero divertidos. Gracias a esto, son menos costosos de implementar y se puede obtener una colección de ellos con más facilidad.

Existen algunos ejemplos muy curiosos de mini-juegos orientados a un tema concreto. Los lleva a cabo “The Experimental Gameplay Project” en Carnegie Mellon University. Su objetivo no es el mismo que el que aquí se trata ya que ellos están interesados únicamente en la jugabilidad y no en enseñar con sus mini-juegos. Pero su trabajo ilustra perfectamente lo que intentamos explicar con esta entrada.

Por nuestra parte, ya hemos comenzado la andadura hacia los mini-juegos conceptuales. Hemos desarrollado el que será el primero de la colección: MemOwl. Su objetivo es agudizar la memoria a corto plazo memorizando colores y siendo capaz de identificarlos después. Podréis probar MemOwl ya que en breve estará disponible para su descarga.