Categories
Reflexiones personales

gLearning

No creo en las casualidades, pero cuando se dan muchas coincidencias en un breve lapso de tiempo se me enciende una luz de que centra mi atención en cierto aspecto. Esto es lo que me ha pasado estos días en relación al uso educativo de los videojuegos.

El viernes estuvieron en la Universidad de Alicante Qasim Medhi, director del Games Simulation and Artificial Intelligence Centre y Robert Moreton, director de la School of Computing and Information Technology de la University of Wolverhampton para firmar un acuerdo marco de colaboración entre ambas universidades, entre otras cosas, para trabajar conjuntamente en investigaciones en el campo de “Interactive Digital Media and Computer Games”. En dicha conversación Qasim propuso que empezáramos a utilizar el término gLearning para referirnos al uso de los videojuegos (computer games) en el aprendizaje.

El próximo fin de semana, en concreto el sábado 15 de diciembre de 2007, en el pabellón deportivo de la Universidad de Alicante tendrá lugar la 3ª edición del Campeonato de España de Machine Dance organizado por el grupo Cheesetea . Quien no vea que relación tiene esto con la enseñanza que vea el siguiente vídeo y que pregunte a cualquier profesor de educación física de cualquier nivel educativo si esto no es adecuado para trabajar la psicomotricidad, coordinando las funciones motrices con las psíquicas.

Por otro lado, estas son fechas en las que los que tenemos hijos preparamos con ellos la lista de posibles peticiones para la carta a los Reyes Magos. Mi hija Berta cumple siete años a mitad de diciembre y por eso la lista debe ser aún más extensa. Y en esas estoy. Uno de los posibles regalos es la alfombra de baile, en concreto de High School Musical pero hay otras. Con ella aprenden los pases de baile siguiendo las luces de la misma y con varios niveles de dificultad y velocidades para ir progresando a su ritmo. Esta semana estuve en unos grandes almacenes y únicamente les quedaba una.

A otro candidato de lista me lo encontré ayer por la mañana en un folleto publicitario que acompañaba el periódico. Se trata del juego “Imagina ser veterinaria” para la Nintendo DS. Desde pequeña nos dice que quiere ser veterinaria ya que le gustan mucho los animales. Aunque la NDS es mía, le dejo jugar con ella, pero siempre bajo mi supervisión (tanto del tiempo que dedica como de los juegos que tiene).

En el mismo periódico encontré un artículo titulado “Un Julio César de píxeles. ¿Puede un videojuego convertirse en una herramienta educativa?” en el que se habla del uso del videojuego Imperium Civitas II en el aula en las clases de historia de Secundaria.

En el dominical de este mismo periódico aparece una foto de Nicole Kidman entrenando su cerebro con Brain Training. Ese mismo anuncio lo veo todos los días en una valla publicitaria al ir a la Universidad y en la televisión en franjas horarias no dedicadas a los niños (por ejemplo el sábado por la noche). Ese juego fue el culpable de que me comprara la NDS ya que a cierta edad hay que empezar a mantener en forma la mente, aunque he de reconocer que me gusta más verme reflejado en Nicole Kidman que en Amparo Baró (con todos los respetos a esta gran actriz) y he de confesar que no me molestaría en absoluto compartir el sofá con Nicole mientras entrenamos juntos el cerebro.

Hace una semana me dejaron el English Training y estuve toda la semana practicando mi inglés ante la visita de los compañeros de la Universidad de Wolverhampton.

Demasiadas señales juntas. Esto me lleva a la pregunta: ¿jugando o aprendiendo?

Pero no es una cuestión de modas. El juego es (y ha sido siempre) una preparación para el mundo real, en un entorno controlado y seguro. Todo juego tiene su componente de aprendizaje. Únicamente que han cambiado los modos de jugar y ha cambiado el mundo. Desde que en septiembre de 2002 Fran Gallego, entonces estudiante de Ingeniería Informática y ahora profesor de la Universidad, me propusiera que le dirigiera el Proyecto Fin de Carrera en el campo de desarrollo de videojuegos, estamos trabajando en ello y centrándonos en su uso en el aprendizaje, habiendo publicado distintos trabajos (sirva de referencia “Computer Games tell, show, involve … and teach” presentado en el 8º Simposio Internacional de Informática Educativa en octubre de 2006). Tal como decía en la entrada del blog “Paradoja de las tecnologías digitales en la educación” se trata de hacer cosas nuevas de modos nuevos.

En estos momentos estamos trabajando en mini-juegos conceptuales, pero dejo que de ello hable Ana Illanas en una próxima entrada de este blog.

Categories
Reflexiones personales

25 años de maestro

El pasado viernes, 30 de noviembre de 2007, a las 19:00 h., en el salón de actos del aulario II de la Universidad de Alicante, tuvo lugar la celebración del 25 aniversario de los alumnos de esta universidad que terminaron sus estudios en el curso 1981-82. Es un acto muy emotivo, ya que me permitió  reencontrarme con los compañeros de estudio, a la mayoría de los cuales no veía desde hacía veinticinco años. Además, tuve el privilegio de hablar en nombre de los titulados de Magisterio. A continuación reproduzco la intervención.

 

(Saludos)

 

Es para mí un ORGULLO y un HONOR hablar en nombre de mi promoción, los Diplomados en Profesorado de E.G.B. del año 1982. Porque ese es el término que aparece en nuestros títulos “Diplomados en Profesorado de E.G.B.”. Creo que ha sido un gran acierto recuperar al término maestro. Quiero reivindicar públicamente esta denominación, con todo lo positivo que el término encierra. Me gustaría que me recordaran como “un buen maestro” (pero de aquí a muchos años, que aún tengo “cuerda para rato”).

Hace un par de años mi hija Berta me entregó el día del padre una tarjeta de felicitación que decía “convertirse en padre no es difícil, ser un padre sí”. Y desde entonces utilizo la versión “convertirse en maestro no es difícil (auque algunos piensen lo contrario), pero ser un maestro sí”. El hecho de tener alumnos no te convierte en profesor. Por tanto muy bien lo debieron de hacer nuestros profesores de Magisterio y algún maravilloso “veneno” nos debieron de inyectar para que llevemos en la sangre la profesión de maestro. Nunca dejaré de ser maestro, aunque trabajara en otras cosas.

A menudo comento, medio en broma aunque totalmente en serio, que desde que por primera vez mi madre me llevo a la escuela cuando tenía 3 años, todas las mañanas de mi vida (menos los festivos y vacaciones, claro), me he levantado para acudir a un aula. Primero como alumno, después como alumno y profesor y ahora como profesor. Pero en cualquier caso, siempre para APRENDER. Al principio aprendí de mis maestros, ahora aprendo de mis estudiantes (que no alumnos, ya que alumno, según algunas versiones significa el que no (a-) tiene luz (-lumno) y hay que iluminar, y muchos de ellos tienen “muchas luces”).

 

 

1979-1982. Tres años inolvidables.

 

Aún recuerdo mi primer día en Alicante. La primera vez que no tenía a mi madre esperando en casa con la comida preparada y la seguridad del hogar familiar. Más recordarán mis compañeros de piso mi primer “puchero”, con la gallina tal como me la dieron en la carnicería, es decir, con alguna pluma que otra (¿eh Rafa?). Pero nos lo comimos muy a gusto (“cuando el hambre aprieta …”). El salir de casa y sobrevivir formaba parte de nuestra formación universitaria. En eso creo que han perdido mucho los universitarios de ahora, que gracias a la gran mejora de las comunicaciones, vuelven todos los días a sus casas.

 

¡Cómo hemos cambiado!

 

Bueno, todos menos yo, que sigo igual. Por lo menos así me siento, igual de joven, aunque con el pelo un poco más blanco (bueno seamos sinceros, totalmente blanco). ¿Será porque nosotros cumplimos años pero nuestros alumnos siempre tienen la misma edad? Algo se tiene que pegar, ¿no?

 

Pero el entorno SÍ que ha cambiado. Y mucho.

 

Si no, imaginaros aquí a mi lado al “Naranjito”, la mascota del mundial de 1982 que se celebró en España el año que nos titulamos. Y aquí en Alicante se jugaron algunos partidos de la fase previa. Acordaos de los jugadores de la selección española, con esos pantalones cortos o a Maradona, al que fuimos a ver jugar. ¡Esos sí que han cambiado!

 

Pensad sino en la Universidad de Alicante de entonces y mirad el campus de ahora. ¡Qué pasada! A nosotros nos es más difícil ya que la Escuela de Magisterio estaba en el Castillo de San Fernando, aunque subíamos de cuando en cuando a la Universidad (por lo menos a todas las fiestas que se celebraban aquí). Recuerdo con cariño la vieja Escuela, con su aneja. En eso creo que la Facultad de Educación ha perdido. Tener en las mismas instalaciones una Escuela era un gran acierto. Espero que la nueva Facultad de Educación lo tenga en cuenta. Mirad también la propia Escuela Universitaria de Formación del Profesorado, ahora convertida en Facultad de Educación. ¡Esto sí que han cambiado!

 

Imaginaros la cara que pondrían vuestros alumnos o vuestros hijos si le dijerais que cuando estudiabais no existían ordenadores, ni “la Internet”, ni las videoconsolas. No se lo creerían. Nos verían como verdaderos carrozas, como “dinosaurios” a punto de extinguirse (que es lo que somos). ¡Vaya si ha cambiado el mundo!

 

 

Pero qué bien hicieron su trabajo nuestros profesores de Magisterio. Ya que nos prepararon para poder desenvolvernos en un mundo que ni ellos se imaginaban. Y estamos formando, y personalmente y en contra de lo que aparece en prensa y digan los “sesudos” estudios, MUY BIEN a los chavales (que al fin y a la postre son los que tirarán del país en un futuro cercano … y pagarán nuestra jubilación). Quiero dar las GRACIAS por ello a NUESTROS PROFESORES porque lo hicieron francamente bien, ya que estamos sobreviviendo en este mundo (aunque sea con la mayor tasa de bajas por depresiones).

 

Pero las cosas buenas de esos años, como la música de Alan Parsons Project y Supertramp que escuchábamos en esa época, o las películas Blade Runner y Desaparecido de Costa-Gavras que vimos en el cine, o las novelas Volavérunt o Cien años de Soledad que leímos con fruición en nuestro tiempo libre (que no era mucho), y por supuesto la promoción de maestros de 1982, no caducamos nunca ni pasamos de moda.

 

Han pasado 25 años, pero aún quedan por delante, al menos, 25 años más en los que vamos a estar “dando el callo”

 

Muchas gracias.