Ayer y hoy, siempre Concha Alós

La semana ha comenzado alosiana. Ayer, ElDiario.es publicaba un artículo dedicado a la escritora: «Concha Alós, la escritora que puso voz al deseo femenino en los años represores del franquismo». La periodista Cristina Ros realiza una lúcida y sensible reseña sobre Las hogueras, recordemos recién recuperada por Seix Barral. Digo que es lúcida porque ofrece una lectura muy detallada de la novela en la que retrata acertadamente cada uno de los personajes que habitan en la obra. Y digo sensible porque no se limita a perfilar protagonistas o describir situaciones, sino que, además, da en el clavo al observar el verdadero tema de fondo de Las hogueras: la soledad radical en la que viven sumidos los personajes (femeninos y masculinos), el ensimismamiento y los pocos recursos disponibles, socialmente hablando, para desarrollar interrelaciones de una manera auténtica. Esto es: respetando la vida misma, lejos de los convencionalismos sociales, tan nocivos, tan destructores del individuo. Las hogueras lo demuestran. Concha Alós nos lo hace ver en cada una de sus obras.

La semana continúa alosiana. Hoy, el diario Las Provincias amanece con otro artículo dedicado a Concha Alós. Esta vez de la mano de Carmen Velasco, jefa de sección del área de Cultura. Tuve el placer de entablar una conversación telefónica con ella muy amena y muy llena de Concha Alós. Fue delicioso poder transmitir el valor literario de nuestra autora de cabecera y sentir que al otro lado del hilo telefónico había verdadero interés por la escritora y su obra. El reportaje de Carmen Velasco es impecable y delicado, muy respetuoso con Concha Alós y mi testimonio. No puedo más que darle las gracias. Carmen Velasco contactó conmigo gracias a este blog que, poco a poco, va haciéndose un hueco entre el panorama alosiano −la periodista lo tilda de «auténtica Biblia», yo no diría tanto, pero se agradece el cumplido porque me da fuerzas para continuar con la labor de divulgación−. Pues bien, aprovecho el tirón del blog para agradecerle públicamente su interés y su mimo por Concha Alós. Además de su rápida escritura. Abruma su eficiencia periodística.

Imagen cedida por Carmen Velasco. Se trata de su artículo en Las Provincias ya que la versión online no puede leerse completa si no se dispone de suscripción al diario valenciano. Gracias por la gentileza, Carmen.

Ayer y hoy, nuestra Concha Alós sigue en la cresta de la ola. No sé si conseguiremos entre toda la comunidad alosiana que la escritora sea incluida en el canon literario de primera fila junto a Carmen Laforet, Carmen Martín Gaite o Ana María Matute… pero creo que los esfuerzos están, al menos, forzando a «ensanchar el canon», como bien señala Carmen Velasco. Sea como fuere, Concha Alós tiene mucho que decir en nuestros días y su literatura se alza como atemporal porque su escritura apunta a los problemas universales del individuo, como bien sostiene Cristina Ros. La literatura de Concha Alós habla al hombre y a la mujer suavemente en el oído, quiere hacerles despertar, desea una humanidad libre de prejuicios y encorsetamientos. Eso es lo que más admiro de su escritura y lo que me motiva para leer a Concha Alós, siempre.  

Seguimos de promo con Las hogueras

Hoy, 14 de septiembre de 2024, los titulares de prensa vienen cargaditos de nuestra Concha Alós y de su legado literario. La promo de Las hogueras (a falta de cuatro días para su nuevo lanzamiento) sigue que echa chispas. La Vanguardia abre su versión digital con un mimado artículo escrito por nuestra incansable y alosiana más veterana, Amparo Ayora del Olmo: “Concha Alós frente a los tabúes”. Aquí pongo el enlace para su lectura completa. El periodista Eduardo Bravo recoge en El Periódico de Aragón una reseña sobre el prólogo de Llucia Ramis que acompañará a Las hogueras 2024 bajo el sello de Seix Barral: “Concha Alós, la escritora que ganó dos premios Planeta y murió en el olvido por su vida fuera de la norma”. Aquí pongo también el acceso al texto. Además, este artículo da acceso a otro relacionado con fecha de ayer que contiene alguna imagen de archivo de El Diario de Baleares. Creo que ya es momento de ir dejando atrás el mantra “Concha Alós en el olvido”. Ahora está más presente que nunca. Creo que, entre todos, hemos conseguido corregir ese sintagma. Aunque eso no significa que debamos bajar la guardia y relajarnos en una tumbona.

Ambos artículos desde distintas perspectivas inciden en el único eje de fondo: la literatura de Concha Alós no sólo merece la pena y debe ostentar la primera línea de nuestro canon cultural, sino que, además, guarda en sus líneas un mensaje actual a pesar de haber sido escrito hace sesenta años. Quiero decir que las reflexiones que planteaba en su momento Concha Alós, leídas desde nuestra óptica de pensamiento actual, vienen que ni pintadas para continuar cuestionándonos ciertos comportamientos de nuestro genoma cultural.  

Leída hoy Concha Alós, en este caso concreto su obra ganadora del Planeta, nos pone un retrovisor hacia un pasado no tan pasado que todavía consigue que alguna de sus fauces sobreviva en pleno siglo XXI. Esto demuestra que ni la situación anterior era algo que ahora no nos concierne como tampoco que la situación actual viene de la nada… Recordemos el refrán “de aquellos polvos estos lodos”. Y lodo es lo que a Concha Alós le gustaba remover en sus novelas y artículos de prensa.

Por eso Las hogueras vuelven pisando fuerte o arrasando con su fuego. Las historias de Sibila y de Asunción Molino tienen todavía muchas cosas que aportar, mucha reflexión que suscitar: ¿Realmente somos tan diferentes de aquellas mujeres, es decir, de verdad hemos superado esos modelos de mujer en la actualidad? ¿Seguimos teniendo sus mismos miedos, deseos, exasperación? ¿Hemos superado de manera plena nuestros prejuicios hacia el extranjero, el pobre?   

Larga vida a Concha Alós, señoras y señores míos. Larga vida a su literatura. Brindemos, ahora que nos vestimos de gala para los avatares de la promo, para que su escritura, ojalá algún día deje de ser una realidad viscosa y húmeda, buena señal sería. Pero, por favor, que ese síntoma no se traduzca en un nuevo olvido, sino en una superación y que nunca nunca se deje de leer y caiga en el olvido de nuestros corazones.

Concha Alós, durante la entrega del Premio Planeta que ganó en 1964. / EFE. Fuente: El Periódico de Aragón.

Las hogueras: reestreno editorial en su 60 Aniversario

El verano, o más bien las vacaciones, va llegando a su punto final y el nuevo curso trae consigo un lanzamiento memorable: el próximo 18 de septiembre verá la luz la reedición especial de Las hogueras de la mano de Seix Barral con motivo de su sexagésimo aniversario del Planeta. Personalmente, tengo muchísimas ganas de hacerme con un ejemplar porque, además del hito que supone para una alosiana empedernida como servidora, el libro está prologado por la escritora y periodista Llucia Ramis.

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Imagen de la nueva portada del libro. Fuente: Tipos Infames: · LAS HOGUERAS · ALÓS, CONCHA: SEIX BARRAL -978-84-322-4385-1]

El pasado 27 de mayo me desperté con un mensaje de WhatsApp de un número desconocido. Era Llucia Ramis queriendo concertar una entrevista telefónica. Concretamos el día y la hora. Estuvimos hablando más de una hora −Concha Alós da para mucho− y ya supe desde aquella conversación que el prólogo prometería. Ya no sólo por la estupenda pluma de Llucia −que eso es indiscutible (aquí facilito un enlace a sus libros)−, sino porque me dio la sensación de que conseguí contagiarle más pasión por Concha Alós de la que ella traía de casa. Ambas nos emocionamos comentando Las hogueras −que también tiene lo suyo−.

Vídeo con fecha del 1 de mayo de 2018

Al parecer, Llucia Ramis llegó a mí gracias al consejo de otro escritor y poeta mallorquín, amigo de Concha Alós. Hace algunos años, podría decirse en los comienzos de mi investigación doctoral, conseguí el contacto de Biel Mesquida, uno de los pocos asistentes al funeral de Concha Alós en Barcelona. Biel Mesquida y yo hemos hablado en puntuales ocasiones a lo largo de este tiempo, pero siempre sus aportaciones son como agua en el desierto para mi labor investigadora. Hace meses que no hablamos y la reedición de Las hogueras capitaneada por Llucia Ramis me recuerda que esto es una buena excusa para asomar la patita por debajo de la puerta de nuevo.

Quiero imaginarme a Llucia Ramis muy orgullosa de su prólogo −qué ganas de leerlo−, quiero pensar que Biel Mesquida se sentirá muy satisfecho con el nuevo lanzamiento de una novela que fue vencedora del Planeta en 1964 y llevada a la gran pantalla por Pilar Miró en 1967 bajo el título de La segunda carta. Se ha trabajado en una nueva adaptación cinematográfica, pero el parón del Covid-19 supuso un varapalo al proyecto. Veremos cómo termina esta aventura porque se oyen voces de retorno. La significación de la flamante historia de Asunción Molino y la exmodelo Sibila continúa vigente en nuestros días. Además de ofrecer un retrato de la sociedad franquista en un contexto isleño. Las hogueras, recibida con loas en su día, goza de una frescura narrativa que mete el hocico en los bajos fondos de la condición humana.

Concha Alós, como diría Joan Ripollès Iranzo en su blog para la Biblioteca Virtual de Cervantes, tiene el don de representar literariamente «la complejidad de las menes simples». Y así ocurre con las protagonistas de Las hogueras. La intimidad de Asunción Molino y de Sibila revela −quizá también se rebela− que el deseo femenino existe y tiene voluntad propia, es decir, se trata de una agencia del sujeto y no un tabú que debe sofocarse, estrangularse o, incluso, negarse. Como argumenta Paula Cabrera en su artículo para la recopilación de Incómodas. Escritoras españolas en el franquismo, editado por Luca Cerullo y Yasmina Romero Morales (2020), las mujeres en las novelas de Concha Alós tienen voz propia y no se acomplejan en «gritar su deseo y su furia». La autora asegura que lo declaman «a la noche» como metáfora de aullido de loba reivindicativa. Pero a mí me gusta pensar que los aullidos narrativos de Concha Alós no van únicamente para la luna llena y, en cambio, dan toquecitos en los mofletes a los respetados lectores (y lo apunto sin añadir «lectoras» porque estoy segura de que las respetadas se relamerán en sus asientos tapando con los dedos sobre los labios y media sonrisa socarrona ese aullidito que en algún momento tuvimos que sacar a pasear).

Creo, sinceramente, que Las hogueras calcina al lector porque pone delante una realidad triste y fulminante de lo que significa vivir, y realizarse como individuo, en una sociedad reconcomida por los prejuicios. Creo, ciertamente, que la novela esconde en su interior el mayor incendio intelectual que deconstruye aquello que pensábamos inamovible, natural, incuestionable. Puede que estas palabras suenen ahora como obvias después de los esfuerzos culturales de las últimas décadas, de la lucha feminista que grita realmente en las calles, en pleno día y a viva voz. Pero hay que reconocer que 1964 era una época de no tantas voces gritando o, si lo hacían, sí era a la luna llena y que, por tanto, un libro con la rotundidad como el de Concha Alós venía a sacudir alguna conciencia que otra. Sin embargo, todavía no podemos hablar de Asunción Molino o de Sibila como algo del pasado, sino que se yerguen como figuras ilustrativas de una bestia estructural y asimilada que todavía espera agazapada a que llegue la oscuridad de las noches sin luna.

Ritual simbólico en la ceremonia del Planeta ante la superstición del número 13. Fuente: Tele/eXpres 16-X-1964, p. 3
Concha Alós en la esquina derecha de la foto principal muy feliz y sonriente con su segundo Planeta. Ella marca con los dedos ese dos enigmático y reivindicativo. Fuente: La Vanguardia, 17-X-1964, p. 1
Concha Alós recibiendo su premio en TVE. Fuente: La Vanguardia, 5-XI-1964, p. 29