Vocear la condición femenina: Los enanos y Duermen bajo las aguas, según Marie Gourgues

A finales del pasado mes de abril, tuvo lugar un Coloquio Internacional en la Universidad de Alicante dedicado a aquellas voces femeninas de entre los siglos XIX y XXI que plasmaron sus ideas en el ámbito de prensa. Nuestra alosiana francesa, Noémie François, nos deslumbró con su intervención dedicada a la producción en prensa de Concha Alós, centrándose, sobre todo, en los artículos más reivindicativos en temas sociales y la condición subordinada de la mujer en pleno franquismo. Como ya dije en anteriores ocasiones, Concha Alós cuenta con más de ochenta colaboraciones de prensa distribuidas en diferentes cabeceras del contexto catalán. En aquel Voces de papel: mujeres y prensa (siglos XIX-XXI), tuve el placer de conocer −y escuchar− a grandes investigadoras de la península y de más allá de los Pirineos. Sin traspasar la cadena montañosa, me detengo en un par de ellas. En primer lugar, me gustaría hablar de Ana Isabel Ballesteros Dorado que nos deleitó sobre mujeres poetas que publicaron en La Estafeta Literaria. Concha Alós publicó varios cuentos en la revista cultural, por lo que me acerqué a ella y hablamos. Ese fue el momento en el que la profesora se comprometió a ayudarme con la búsqueda de todas las publicaciones de Concha Alós al completo. Gracias otra vez.

Después, escuché atentamente la ponencia de la investigadora Inmaculada Rodríguez Moranta que habló sobre la producción en prensa de Carmen Kurtz. Me quedé atónita. Porque, conforme escuchaba a la profesora leer fragmentos de distintos artículos que la escritora catalana publicó, me parecía estar ante textos de Concha Alós. La semejanza en el tono, el registro, la manera de redactar era tan obvia que creí estar ante dos escritoras gemelas, narrativamente hablando. Sabemos que Carmen Kurtz y Concha Alós se conocieron. De hecho, ambas escritoras compartieron cartel en el ciclo de conferencias organizadas por el Ateneo de Barcelona, La mujer en la novela.

El 30 de marzo de 1965, Concha Alós, Carmen Kurtz y Mercedes Salisachs impartieron sendas charlas para compartir con la audiencia sus experiencias como escritoras. Las conferencias llevaron por título: «La vida en mis libros»; «La razón de mi obra» y «La autora enjuicia su obra», respectivamente. Por desgracia, las referencias encontradas se quedan cortas para estimar el grado de amistad o posible vínculo, más allá de la literatura, de las tres escritoras o, más concretamente, entre Concha Alós y Carmen Kurtz. No es posible determinar qué tipo de influencia −si es que la hubo− se produjo entre ambas para desarrollar un estilo narrativo tan parejo.

Estas similitudes no han pasado desapercibidas para la investigadora de la Universidad de Lille, situada al norte de Francia, muy cerca de la frontera belga, Marie Gourgues. Su reciente estudio, publicado en 2023, así lo demuestra. El monográfico La mujer y el texto: nuevas propuestas críticas literarias, editado por Fernando Candón Ríos, Nuria Torres López y Leticia de la Paz de Dios, recoge el trabajo de la francesa que pone en paralelo las obras Duermen bajo las aguas (1955) y Los enanos (1962). En «Más allá del silencio: vocear la condición femenina en la (pos)guerra», Marie Gourgues analiza las novelas de las escritoras, donde sus protagonistas, cada una a su modo, tratan de «(re)conquistar» una voz sofocada por las dinámicas de la sociedad machista del franquismo y hacer valer su autonomía, su capacidad, su fortaleza y, en definitiva, su independencia como sujetos de pleno derecho.

Imagen perteneciente a la web de la Librería Dykinson

Las dos novelas fueron galardonadas con premios literarios. Ya sabemos la historia de Concha Alós y sus enanos. Carmen Kurtz consiguió el Ciudad de Barcelona siete años antes que la primera. Inmaculada Rodríguez Moranta dedica un capítulo sobre lo que significó para la carrera de Carmen Kurtz tal reconocimiento literario en el monográfico Cine, literatura y otras artes al servicio de las ideologías, coordinado por Teresa Fernández Ulloa, Francisco Javier de Santiago Guervós y Miguel Soler Gallo (2023).

Ambas autoras, como estudió Lucía Montejo Gurruchaga en Discurso de autora: género y censura en la narrativa española de posguerra (2010), tuvieron sus más y sus menos con el aparato censor. Los problemas con la censura en aquellos años tampoco suponen una novedad o algo extraordinario para la producción literaria de la época. Sin embargo, lo destacable aquí es que tanto Concha Alós como Carmen Kurtz fueron penalizadas por su modo de escribir: directo y crudo. Y no sólo eso. Sus obras fueron mutiladas porque hablaban sin complejos de temas espinosos para el régimen como el aborto, el divorcio, la prostitución o la homosexualidad. Lucía Montejo Gurruchaga observa con mucho atino que uno de los motivos por el que Concha Alós y Carmen Kurtz fueron silenciadas una vez llegada la democracia −sólo revalorizadas desde la academia estadounidense en las décadas de los ochenta y noventa− precisamente fue por su modo de escribir, que desafiaba la manera delicada y florida en la que se suponía que debían escribir las mujeres. Fermín Rodríguez, en su monografía dedicada a Concha Alós, señala el paternalismo que regía en el mundo literario del momento:

La actitud social, intransigente y restrictiva hacia la mujer, incluye también la creación artística de ésta. El chauvinismo masculino opera también en el campo del arte femenino. El hombre, con su preconcebida idea de cómo deber escribir la mujer, se cree llamado a imponer al artista del sexo “débil” normas masculinas, dictar qué puede y qué no puede poner en su creación artística (1985: 12).

Marie Gourgues hace ver en su estudio cómo ambas escritoras lucharon contra estos estereotipos a través de su literatura. Las voces de las mujeres que fueron «sofocadas» durante la etapa más rancia de nuestro pasado reciente se materializan en las protagonistas de Concha Alós y Carmen Kurtz que alzan las suyas para contarle al mundo sus experiencias subordinadas y ninguneadas bajo la tutela de los hombres. La investigadora francesa refiere una condición femenina que se abre paso en cada injusticia todos los días de su vida, incansablemente. Así, Pilar de Duermen bajo las aguas −la significación del nombre no es casualidad− demuestra con su determinación a su padre y a su marido que se puede ser fuerte, eficaz y tener voluntad propia a pesar de ser mujer. Pilar está muy lejos de conformarse con el rol de mujer sumisa, obediente y abnegada. De manera similar, la voz de María, plasmada en su diario −única voz que se permite elevar−, se erige en Los enanos como un reclamo al deseo perdido, mutilado por la incidencia de los convencionalismos sociales:

La protagonista de Los enanos no sigue un proceso de recuperación de la palabra igual que el de Pilar, porque no trata de enfrentarse a unos hombres particulares, sino a una abstracción, es decir, el sistema de valores franquistas que busca controlar el cuerpo y las actuaciones de las mujeres. El pasado de María entra en juego también en el concepto que se hace del lenguaje, de manera extremadamente traumática (2023: 143)

En definitiva, el punto de Marie Gourgues no es equiparar una literatura con otra para establecer un paralelismo de su parecido estilístico, que en cierta manera existe como comprobé en el Coloquio Voces de papel, sino más bien, la investigadora trata de subrayar una misma valentía, un mismo instinto de rebeldía que las empujó a denunciar una condición femenina injusta, inhumana, imposible. Marie Gourgues concluye al final de su estudio que Concha Alós y Carmen Kurtz toman la palabra para mostrar a la sociedad machista que la mujer tiene más aristas, complejidades, deseos y voluntades que los férreos convencionalismos asienten. Las palabras de Pilar y María quedaron latentes, bajo las aguas, esperando «su turno para salir a flote» (en Gourgues, 2023: 148 y Kurtz, 1975: 7).

Bibliografía:

Más allá del silencio: vocear la condición femenina en la (pos)guerra en Los enanos de Concha Alós y Duermen bajo las aguas de Carmen Kurtz en Fernando Candón Ríos, Nuria Torres López, Leticia de la Paz de Dios (ed.), La mujer y el texto: nuevas propuestas críticas literarias, Madrid, Dykinson, 2023, p. 136-148.

2025, ¡hola!

Saludamos al 2025 cuando estamos a mitad de enero. El parón de las navidades y la vuelta a casa desde Hungría han tenido mucho que ver para la vuelta al blog a estas alturas de comienzo de año. Este 2025 se presenta muy interesante académicamente hablando, pues la tesis está llegando a su desenlace y espero poder hacer el depósito hacia el ecuador del año. A estas alturas el miedo escénico empieza a planear sobre mi cabeza como un ave rapaz dispuesta a asaltarme en cualquier momento. Y no sólo eso. Acuden las dudas: ¿Estaré haciéndolo bien? ¿Conseguiré el objetivo que me propuse? ¿Habré mimado como merece la literatura de Concha Alós? Luego, viene la más cruel y arrebatadora de todas las dudas: A fin de cuentas, ¿qué estoy haciendo? Pero eso es una cuestión de corte existencial, sombra de las anteriores reflexiones. A lo que respecta a la investigación, las preguntas iniciales son el mantra con el que me despierto cada día y, desde que ya tengo la mira puesta en la entrega del trabajo, esas preguntas también me acompañan a la hora de irme a dormir.

Como cada inicio de año, resulta común tener propósitos de año nuevo. En mi caso, mis voluntades de cambio se rigen por el no cambio. Es decir, mantenerme firme en mi misión de reivindicación de Concha Alós, esperando que la defensa de la tesis sea el culmen de dicha misión. Por supuesto, el término de la investigación doctoral no será sinónimo de abandono a la figura de Concha Alós, pues todavía queda trabajo por hacer. Me gustaría mucho poder realizar los otros proyectos que tengo en paralelo a la tesis, que, de momento, van muy despacio. Por otro lado, espero que mi esfuerzo sirva de inspiración para otros investigadores que, me consta, se acercan a la literatura alosiana para sus tesis doctorales. Desde aquí les abro las puertas a la comunicación, al contacto académico. Estaré encantada de intercambiar impresiones, conocer más a fondo sus planteamientos de investigación, ampliar la comunidad alosiana, en definitiva.

Si, por el causal investigador, estos investigadores se toparan con este blog, se me ocurre decirles que “tranquilos, es normal tener dudas”. Las conversaciones con otros compañeros y compañeras me han enseñado que tanto el miedo escénico de hacerlo mal, la preocupación de si estará andando por la senda correcta como, incluso, las dudas más personales y existenciales que se presentan son un proceso natural ligado a cualquier trabajo de larga duración y tesón como requiere la tesis doctoral. No obstante, no hay que confundir estas palabras de apoyo −que parecen sacadas de un manual de autoayuda con mucha purpurina− con la dura realidad siempre al acecho como el ave rapaz que sobrevuela en cada cabeza. Quiero decir que el ánimo es necesario mantenerlo firme en el timón porque el camino de la investigación es un profundo mar donde siempre hay olas considerables que surcar, ya vengan de marejadas o de mar de fondo. Es deber del grumete investigador manejar con diligencia la situación. Ya adelanto que no es fácil, de ahí el mar de dudas. Válgame el símil marítimo para ilustrar lo que quiero decir.

Las dudas pueden ser tan grandes o más como las propias olas a cabalgar. Te hacen replantearte muchas cosas de tu vida profesional y personal −y, creedme, que se acentúan cuanto más cerca se halla el momento de− hasta el punto de querer tirar por la borda todo el camino andado. Así de simple y así de duro. En mi caso, las dudas no me interpelan para que abandone el barco, pero me acarician la frente con la fabulosa idea de dejar a Concha Alós en su puerto del final de la tesis. La ocurrencia es tentadora porque una ya está cansada, porque una cree que no va a llegar a nada, porque las dudas te gritan desde el espejo que tu trabajo no está sirviendo para nada: ¿Qué estás haciendo? Por eso, porque no quiero sucumbir, porque, a pesar de mis dudas, creo firmemente en lo que hago, el propósito de año nuevo es mantenerme fiel a mis objetivos iniciales, entre los cuales, está la tarea de valorar con firmeza la escritura de Concha Alós. Ojalá 2025 sea el año de la culminación de un trabajo al que le he dedicado más de cinco años, pero también, deseo que 2025 sea el año de Concha Alós.

Foto extraída del blog Notario Javier Díez, sección Avenida de la Libertad en la entrada “Concha Alós. Contra el olvido” del 3 de febrero de 2022. El momento de la imagen corresponde a la ceremonia del Planeta en 1964.