FORTES, Susana. El País. 17 DIC 2006.
Comenta Susana Fortes en su artículo que Concha Piquer empezó cantando coplas a la edad de cuatro años. Entonces el barrio de Sagunto era un rabo de la ciudad que se perdía en la huerta. Su calle de casas bajas empezaba en el puente de Serranos y terminaba en la cárcel de San Miguel de los Reyes. La voz de la niña llegaba desde las tabernas y colmados hasta los mismos barrotes de las celdas.. Por eso su abuela Marieta decía que la niña tenía la voz del diablo. Lírica, arriscada, teatral, tenía el misterio de la contradicción que ella lidiaba a golpe de abanico. Ahora se cumplen cien años de su nacimiento. Sus canciones eran verdaderos culebrones, como Dios manda, con planteamiento, nudo y desenlace. Historias que subían por los patios de vecinos cargadas de penas, amores y desengaños y se extendían por las azoteas de la posguerra entre las coladas tendidas. Era aquella España aterida con el alma agarrada a una copla de Concha Piquer.