No hace falta remontarse en el tiempo millones de años, ni mucho menos, para percatarse de los problemas que el hombre ha tenido y sigue teniendo con el medio geológico que le rodea. Cuando todavía resuenan en nuestros oídos los ecos de la tragedia del barrio del Carmel en Barcelona o los famosos socavones del AVE a su paso por Zaragoza, hace pocos días nos desayunábamos con un caso más cercano: la aparición de grietas en la roca sobre la que se asienta el castillo de Santa Bárbara, símbolo de la ciudad.
Como respuesta a estos problemas, que calan cada vez más en la opinión pública, y a la creciente demanda existente en los sectores público y privado de técnicos especialistas en el terreno, el Estado español se planteó la conveniencia de crear en el año 1999 el Título Universitario Oficial de Ingeniero Geólogo, del que la Universidad de Alicante fue pionera en su implantación, tras llevar dos años impartiéndolo como título propio.
La Ingeniería Geológica -como sucedió en el pasado con tantas otras titulaciones universitarias- nace como una titulación moderna capaz de cubrir un amplio campo de la técnica que hasta ahora carecía de forma clara de profesionales específicamente preparados y a la que actualmente se dedican diversos colectivos profesionales de titulaciones afines. Este título, de reciente implantación en España, ya cuenta con una larga tradición en otros países europeos y americanos.
La carrera se imparte como una titulación estructurada en dos ciclos, con una duración de cinco cursos, repartidos en diez semestres. Estos estudios conjugan la formación específica en Ciencias de la Tierra con los fundamentos tecnológicos propios de la Ingeniería. Es esta formación dual científico-tecnológica la que ofrece a los Ingenieros Geólogos las herramientas necesarias para analizar la composición y estructura de la corteza terrestre, así como los distintos materiales que la componen, incluyendo sus procesos físicos, químicos y mecánicos, sus relaciones en el espacio y su evolución en el tiempo.
Desde los primeros cursos, el estudiante recibe formación en materias clásicas de cualquier ingeniería, proporcionándole así numerosas herramientas de análisis y comprensión sintética de los procesos naturales. De este modo, partiendo de una fuerte base matemática y física, el futuro ingeniero geólogo recibe formación en asignaturas técnicas. La diferencia de esta ingeniería con otras afines -como Minas o Caminos- estriba en su gran carga en materias geológicas aplicadas.
Dentro del plan de estudios también se incluyen otras asignaturas que completan la formación, introduciendo al estudiante en el mundo profesional, tales como Economía, Organización y Gestión de Empresas, Legislación o Proyectos. Además, para llegar a obtener el título de ingeniero geólogo es preceptiva la realización de un proyecto fin de carrera, donde el alumno demuestre la madurez adquirida a lo largo de los cinco cursos de formación.
Todo ello dota al ingeniero geólogo de una gran versatilidad, capacidad de análisis y visión de conjunto de los problemas relacionados con el terreno, y posibilita su integración en equipos de trabajo multidisciplinares, así como en la dirección y gestión de empresas del sector de la ingeniería civil o extractiva, sin perder de vista su capacitación para la docencia y la actividad investigadora.
La Ingeniería Geológica es, por tanto, una de las carreras con más futuro dentro de las ingenierías, con un amplísimo campo profesional relacionado con las grandes obras públicas de ingeniería y la necesidad de prevenir los riesgos que se derivan de la transformación de los espacios naturales. De hecho, las cada vez más numerosas ofertas de empleo dirigidas específicamente a ingenieros geólogos hacen que no exista paro entre estos titulados.
Las salidas profesionales del ingeniero geólogo en la provincia de Alicante se centran principalmente en el sector de la construcción. Otros yacimientos de empleo especialmente interesantes en la provincia se localizan en el sector de la piedra natural -canteras-, en la prospección y captación de recursos hídricos o en la gestión y regeneración del sensible -pero turísticamente muy rentable- medio costero integrado por las playas de nuestra región.
Hoy en día ya existen ingenieros geólogos trabajando en las obras subterráneas del Metro en Madrid y Barcelona, y en las del AVE y el TRAM en Alicante; también en laboratorios de control de calidad de obras públicas y edificación, en oficinas técnicas de ingeniería como proyectistas, como responsables de tratamiento y almacenaje de residuos sólidos urbanos, en la Administración local como especialistas en el ciclo del agua, como técnicos de empresas constructoras y de cimentaciones especiales, como docentes e investigadores en la Universidad, y un cada vez más largo etcétera.
El ingeniero geólogo, por tanto, podría definirse resumidamente como el profesional que estudia y se ocupa de la resolución de problemas relacionados con la interacción entre el hombre y el medio geológico como soporte de todas sus actividades.
Desde aquí, y en nombre de nuestro colectivo, animamos a empresas, organismos e instituciones públicas y privadas, así como a todo aquel que esté interesado personalmente -en especial a los estudiantes de bachillerato que en estos días deciden su futuro profesional-, a conocer más de cerca a este nuevo profesional que aún es un gran desconocido para casi todos, pero jugará sin duda un importante papel dentro de los retos que se le plantean a las sociedades modernas.
Publicado en Diario Información (05/10/2007)