Contexto

La Edad Moderna comienza con profundos cambios económicos, sociales, políticos y científicos. La imagen tradicional del mundo se tambalea tras los grandes descubrimientos, sobre todo en astronomía y medicina (Copérnico, Galilei, Kepler, Newton). En política se desarrolla el Absolutismo, siguiendo el ejemplo de Luis XIV en Francia. La Guerra de los Treinta Años (1618-1648) refuerza la desunión alemana y es responsable de que el absolutismo no se imponga aquí a nivel nacional, sino en las diferentes y numerosas cortes.

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Todos estos cambios generan un sentimiento de inseguridad generalizado. Los hombres buscan, de nuevo, apoyo en la religión. La mística renace. Por otro lado, ligado al desarrollo del absolutismo, el concepto de virtud (Tugend) adquiere una importancia vital, y se repite como motivo recurrente en toda la obra literaria de esta época. Virtud que controla las pasiones propias, como sometimiento a un orden mayor.

Durante esta época de grandes cambios, surgen sentimientos contrapuestos y conviven actitudes contradictorias: el héroe de carácter firme e inamovible, situaciones enmarcadas en la más profunda de las miserias, los amores más pasionales, la vida y la muerte. De ahí que esta época se calificara en periodos posteriores como “exagerada” y se denominara con el término peyorativo que da nombre a todo el periodo: Barroco (del port. barocco = perla irregular, oblicua).

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Aún así, en lo contradictorio e inexplicable, el Barroco se esfuerza por buscar un orden superior, encontrando el más profundo de los significados en las actitudes mitológicas, los acontecimientos religiosos y los fenómenos naturales más dispares. La simbología inunda todos los ámbitos: nada tiene valor en sí mismo, sino como signo o símbolo de algo superior. El hombre es un actor obediente, que interpreta en la tierra el papel que le ha asignado Dios. La literatura alaba al monarca absolutista (Fürstenlob) como representante del orden de Estado.

Mientras que en el católico Sur el latín sigue siendo la lengua utilizada en las creaciones literarias, en el Norte surge un sentimiento nacionalista, que, en lo cultural, eleva la lengua alemana al mismo rango que otras (latín y francés). Se habla de reforma lingüística (Sprachreform), que trata, sobre todo, de homogeneizar y ampliar la capacidad comunicativa en lengua alemana.

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