Hasta el siglo XVI el teatro seguía firmemente las reglas clásicas, pero en este momento, alrededor de 1590, Lope de Vega rompió con estas normas y se convirtió en el creador de la comedia española. Su estilo se caracterizó por la ruptura con las normas aristotélicas del teatro clásico, la división de la comedia en tres partes en lugar de cinco y, en general, la liberalización de la pieza dramática. Junto a estas reformas, Lope de Vega exaltó en sus obras los ideales de monarquía y religión, enlazados con los sentimientos de amor y honor, lo que le permitió acercarse al pueblo como ningún otro dramaturgo. Entre sus obras destacan Fuente Ovejuna, El mejor alcalde, el Rey y El perro del hortelano.
Otra gran figura del drama español fue Calderón de la Barca, quien en sus principios se inspiró en la obra de Lope de Vega, pero que en su madurez, sin modificar su esencia, aportó ciertos rasgos personales. En las obras de este autor se puede apreciar un enfoque mas inmediato a asuntos de carácter simbólico o ideológico y una construcción mas rígida de las piezas teatrales. Sus obras alcanzaron un virtuosismo notable en su puesta en escena y se dividieron en dos grupos principales, las comedias de enredo y los dramas, que podían ser de carácter histórico, filosófico y religioso, entre los que destacaron La vida es sueño, El alcalde de Zalamea y El mágico prodigioso.