Categories
historia literatura

Un viaje al Parnaso con escala en Nápoles

Durante los cinco años y medio de estancia en Italia, Miguel de Cervantes permaneció largos periodos de tiempo en la capital de la Campania. Según la mitología griega, Nápoles se levantó allí donde el mar arrojó a la sirena Parténope, desdeñada por Ulises. Los colonos griegos, quizás de Rodas, pudieron haber fundado una colonia en el lugar ya a comienzos del siglo X a.C.; pero esto no pasa de ser pura leyenda. Lo que sí es cierto es que algunos helenos de Cumas construyeron cerca una ciudad a la que llamaron Neápolis (ciudad nueva), mientras que el asentamiento primitivo se denominó Paleópolis (ciudad antigua). Neápolis fue un centro comercial de primer orden, y la lengua y costumbres griegas pervivieron incluso durante la época romana, en que fue destino predilecto de los patricios.

Dársena de Nápoles

Después de la caída del Imperio Romano y de la oleada de invasiones bárbaras, la ciudad, aunque conservó cierta independencia, quedó bajo influencia bizantina viviendo un nuevo período de esplendor. En el siglo X, los normandos conquistaron todo el sur de Italia, un reino entonces gobernado desde Palermo por Roger II. El dominio normando tocó su fin en 1189.

(Imagen: Dársena de Nápoles. Fuente: www.bne.es)

Con las dinastías angevina y aragonesa, Nápoles se convirtió en capital y la Corte atrajo a renombrados artistas.

El siglo XV fue para Nápoles una época dorada a la que siguieron dos siglos de dominio español: un periodo de opresión virreinal que será recordado por los impuestos injustos, la Inquisición, la peste, la superpoblación y la rebelión de Masariello. Sin embargo, pese a la pobreza reinante, la creatividad nunca dejo de florecer.

Con Carlos III comenzó en 1734 la hegemonía borbónica. Salvado el efímero periodo republicano de 1799 y el posterior decenio de dominio francés, Nápoles estuvo gobernada por los Borbones hasta 1860.

Desde la unificación italiana, los problemas de la ciudad -algunos de ellos consecuencia evidente de las grandes diferencias que existen entre el norte y el sur del país- han sido objeto permanente de interés nacional.

Lo cierto es que esta ciudad, nacida donde el mar arrojó a Parténope, estuvo en su pasado fuertemente unida a la historia de España y, también, a la vida de Cervantes. De su estancia en Nápoles, el ilustre escritor relata sus vivencias en numerosas obras, siendo “El viaje al Parnaso” un buen ejemplo autobiográfico. Y es el propio Cervantes quién invita al lector a iniciar un viaje al pasado napolitano y hacia un monte, el Parnaso, la cuna y morada de los poetas:

Si por ventura, lector curioso, eres poeta y llegare a tus manos (aunque pecadoras) este VIAJE; si te hallares en él escrito y notado entre los buenos poetas, da gracias a Apolo por la merced que te hizo; y si no te hallares, también se las puedes dar. Y Dios te guarde.”

Vista de Nápoles y su Golfo de 1727 con detalles de sus castillos, de la vista desde el mar y de la península de Gaeta. (Imagen:www.viviplanet.com.ar)

Mapa de Nápoles de 1727