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Aprendizaje mejorado con tecnología

Aprendizaje mejorado con tecnología
Faraón Llorens Largo
Vicerrector de Tecnología e innovación Educativa
Universitat d’Alacant
Lección inaugural curso académico 2010-2011
Escuela Universitaria de Relaciones Laborales de Elda
13 de octubre de 2010

Autoridades institucionales y académicas, profesoras y profesores, estudiantes, señoras y señores, amigas y amigos. Es para mi un honor tener la oportunidad de impartir la lección inaugural del curso académico 2010-2011 en la Escuela Universitaria de Relaciones Laborales de Elda. La he titulado “aprendizaje mejorado con tecnología”, y en primer lugar voy a hablaros de aprendizaje para posteriormente hablar de tecnología, y finalizar hablando de cómo la tecnología puede mejorar el proceso de aprendizaje.

Aprendizaje
En estos momentos, en el año 2010, para hablar de aprendizaje en la universidad es imprescindible hacer referencia al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Más allá de los aspectos que han suscitado debates intensos en los últimos tiempos (estructura y duración de los estudios de grado y master, los sistemas de calidad, etc.) el llamado Plan Bolonia promueve una nueva concepción de la labor docente y de las metodologías utilizadas. Ya no se habla tanto de enseñar como de aprender. Porque si no hay alguien que aprenda, no existe enseñanza. No podemos seguir pensando que todo lo que cree el profesor que ha enseñado lo está aprendiendo el estudiante. Y una óptima (pero difícil) medida de la calidad de una buena docencia sería la diferencia entre lo enseñado y lo realmente aprendido (cuanto menor sea esa diferencia, mejor). Es más, me gustaría poder decir que en mi universidad se aprende más de lo que se enseña. Y esto será más fácil si pasamos de una docencia centrada en el profesor a una docencia centrada en el estudiante. Si el centro del proceso docente es el profesor, el aprendizaje se limita a lo que ocurre en el aula. Si el estudiante se convierte en el protagonista de su aprendizaje, podrá aprender de sus profesores, pero también de sus compañeros, de los profesores de otras universidades a través de los materiales de estos en Internet (apuntes, vídeos, …) y, en fin, el escenario formativo se extiende a todo el mundo. Y así, aparecen nuevos conceptos como el de aulas sin paredes ya que podemos mantener contacto con nuestros estudiantes sin las barreras del tiempo y el espacio; el de aulas con paredes trasparentes, ya que se puede ver lo que hacemos en nuestras aulas a través de propuestas docentes y materiales educativos en abierto; el de aprendizaje activo, en el que el propio estudiante es responsable de su aprendizaje y participa activamente en el proceso; el de aprendizaje colaborativo, en el que se aprende trabajando en grupos y no únicamente de forma individual; y el de aprendizaje a lo largo de la vida, ya que nunca acabaremos de aprender todo lo que necesitaremos en nuestra vida.

Tecnología
Hablemos ahora de tecnología. Estamos inmersos de lleno en la llamada Sociedad de la Información y del Conocimiento. Vivimos en un mundo digital y globalizado, en el que se ha pasado del átomo al bit gracias a la digitalización de las cosas, y de lo local a lo global con la aparición de la galaxia Internet, con lo que el mundo se ha aplanado y lo que ocurre en la otra punta del planeta nos puede afectar. Y en este mundo han nacido los jóvenes que están llegando a nuestras universidades. Son los llamados nativos digitales, generación del milenio o generación Einstein. Son jóvenes que pasan su tiempo de ocio rodeados de productos tecnológicos (ordenadores, teléfonos móviles, reproductores mp3 y consolas de videojuegos). Son tanto consumidores como posibles productores de información. Información a la que acceden en cualquier lugar, a cualquier hora, en multitud de formatos y desde distintos dispositivos. Viven inmersos en un imperio de los sentidos: son multicanal. Pero en este escenario educativo nos encontramos con una paradoja: estos nativos digitales están siendo educados por bárbaros digitales, o en el mejor de los casos por inmigrantes digitales. Pero además de educarles y formarles para enfrentarse al mundo actual digital y global, debemos prepararles para que vivan en un mundo en continuo cambio y evolución, en un mundo en versiones. Deben saber que tienen que aprender, desaprender y reaprender, en un ciclo continuo, para poder adaptarse a los tiempos en los que tendrán que vivir. Por ello es necesario que estén dispuestos a aprender de manera autónoma y a lo largo de toda su vida. Finalizaré el repaso tecnológico enumerando algunos aspectos que van a caracterizar la tecnología en un futuro próximo: la accesibilidad y la ubicuidad, la convergencia de dispositivos, la computación en la nube, las nuevas interfaces de acceso a la información en función del contexto (el usuario y la geolocalización) y el cambio de paradigma de la propiedad intelectual, entre otros.

Aprendizaje mejorado con tecnología
Una de las lecciones que hemos aprendido del uso de las tecnologías de la información en la educación es que más allá de la dicotomía clásica de presencialidad y no presencialidad, lo verdaderamente importante en el proceso de aprendizaje es la interacción. Y esta interacción puede tener lugar en los espacio físicos de la universidades, como hasta ahora, pero también en los nuevos espacios virtuales. Antes había una separación clara entre los espacios personales y los espacios institucionales de aprendizaje. Ahora ambos espacios se han enriquecido y se están entremezclando. Pero en los espacios tecnológicos institucionales de aprendizaje hemos cometido los mismos errores que en el concepto de docencia. Así hemos construido un modelo centrado en la plataforma de docencia virtual. De esta forma la elección de la plataforma tecnológica a utilizar se ha convertido en el gran dolor de cabeza de los responsables tecnológicos de las universidades. Cuando lo verdaderamente importante es el modelo educativo del profesor y el diseño de la relación (interacción) con sus estudiantes. Desde este punto de vista, la universidad debe proporcionar un ecosistema tecnológico de aprendizaje, formado por distintas plataformas y herramientas, de forma que cada profesor encuentre y cree un entorno de aprendizaje que se adapte a su forma de enseñar. Todos los profesores tenemos un mismo objetivo (que nuestros estudiantes aprendan) pero distintos modelos y formas de enseñar. Siguiendo con la argumentación, el uso de la tecnología en el aprendizaje no se tiene porque limitarse a la docencia virtual. Entre la docencia totalmente virtual y la totalmente presencial existe un amplio abanico de posibilidades en los que la tecnología puede ser un aliado estratégico de cualquier profesor y de la propia institución. Quiero finalizar con los retos a los que, en mi opinión, debemos dar respuesta. Las universidades debemos equilibrar la torre de marfil en la que se ha convertido la universidad clásica con el bazar de la educación abierta que nos demandan los tiempos. Los equipos directivos deberán diseñar políticas institucionales claras, compartidas y que consigan implicar a la comunidad universitaria, ya que sin ellos no es posible ningún cambio. Los tecnólogos deben ser conscientes de que sus nuevas invenciones deben ser simples, fáciles de usar e integradas con las existentes. Y los especialistas en educación deberán medir de forma rigurosa el impacto que tiene el uso de las tecnologías en el aprendizaje.

Muchas gracias por su atención.