Catalina nació en el palacio arzobispal Alcalá de Henares en diciembre de 1485. Descendiente de Isabel I de Castilla y de Fernando II de Aragón, fue la hija pequeña de ambos. En su infancia fue destacado el papel del cardenal Pedro de Mendoza. Según las noticias y las imágenes que se conservan de la joven Catalina vemos a una niña de tez blanca, cabellos rubios y ojos azules.
En lo que atañe a su infancia destaca el episodio vivido en la toma de Granada cuando Catalina contaba con siete años de edad. El fuego y el peligro que hubo de soportar en el campamento, donde las llamas siembran el caos mientras algunos portaban agua para apagarlo. Catalina perdió el sentido, rescatada por el antes nombrado Pedro de Mendoza. Al volver en si su madre le aseguró que fue un incidente que con una bujía. Un episodio que a simple vista no fue más que una anécdota, pero en ocasiones son esas vivencias y esas “anécdotas” las que marcan el carácter y la vida de una persona. Ello sucedió donde se iba a construir la villa de Santa Fe como desafío a Granada que terminaría su construcción en verano. La lucha de los reyes católicos contra el último reducto del islam proseguía y nuestra futura reina continuaba como testimonio de todo. Las hijas de estos reyes aportaban lo que buenamente podían, Isabel ayudaba en el trato a los enfermos junto a su madre mientras que el resto de hijas bordaban y velaban a los enfermos. Hay que entender en estos momentos la relación entre Catalina y su hermana Isabel, una mujer de 21 años recién enviudada y que esta situación en un futuro será a la que deba de enfrentarse nuestra futura reina de Inglaterra.
El frente contra Granada que comentamos finalmente se resuelve en 1492, es entonces cuando El gran capitán y don Iñigo López de Mendoza fueron los encargados de dar la noticia, Granada había caído, sin embargo aún Catalina era una niña para poder asimilar de la forma en que cabía un acontecimiento como aquel. Este episodio va a ser clave en la historia de nuestra futura reina, estos capítulos que vive esta niña marcarán su fe como católica consumada. Junto a la conquista se añade meses después, el edicto por el cual todos los judíos no bautizados deben abandonar el reino, ella observa como la “verdadera fe” se va imponiendo y ganando territorio frente las otras religiones que hasta entonces habían habido en el reino. También en la salida de los judíos descubre como esconden algunas de las pertenencias como monedas, joyas entre otras cosas que se les había prohibido sacar del reino, sin embargo estas escenas se volvían en cotidianas y ello influía más en nuestra joven y sus convicciones religiosas.