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Matrimonio con Enrique VIII

Tras la muerte de su padre el 22 de abril de 1509 accede al trono Enrique VIII, príncipe con una peculiaridad y atrayente personalidad, que había heredado un reino que, salido de las turbulencias de la guerra civil conocida como la Guerra de las Dos Rosas, presentaba un poder monárquico tan fortalecido como debilitado era el de la nobleza. Encualquier caso, una de las primeras decisiones del monarca fue hacer realidad el compromiso que habían adquirido por él años atrás en lo que respecta al matrimonio con la hija de Fernando el Católico quien era además era objeto de admiración del nuevo monarca.

De hecho, es el propio Enrique quien nada más ascender al trono manda llamar al embajador español, Fuensalida, para anunciarle sus intenciones respecto a Catalina. Se dice también que el nuevo monarca declaró que “he loved her beyond all other women”, es decir, que amaba a Catalina más que al resto de mujeres.

En 11 de junio tiene lugar la boda entre el todavía no coronado rey y la princesa española en Greenwich. Como ya se ha dicho, la celebración del matrimonio por el rito católico fue posibles gracias a la conocida como Bula de Dispensación fechada el 23 de diciembre de 1503  en la que se permitía el enlace incluso si Catherine hubiese “perhaps“, quizá, tenido conocimiento carnal de su primer esposo y hermano de Enrique, Arturo.

El 23 de junio los nuevos esposos entran el Londres y de nuevo Catalina los deja a todos encantados siendo quizá la frase de lord Herbert la que ilustre esta idea al decir de la esposa de Enrique que “muy pocas mujeres pueden competir con la reina Katherine cuando está en la flor de la vida”. Un día más tarde, el 24, Enrique y Catalina  son coronados conjuntamente como reyes de Inglaterra en Westminster donde se celebraron también los banquetes y las diversas celebraciones que venían vinculadas a esta ceremonia. Festejos que fueron interrumpidos cinco días más tarde a causa de la muerte de Margaret de Richmond, la abuela del rey.

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La Princesa Viuda de Gales

La muerte de Arturo  no logró deshacer el enlace entre Inglaterra y España. Los Reyes Católicos querían seguir manteniendo la alianza y para ello se firmó un nuevo tratado entre los mismos y Enrique VII gestionado por el embajador Puebla. Catalina se casaría con Enrique Tudor, el hermano de su difunto esposo y el nuevo heredero a la corona inglesa.

La buena relación de los reyes de España con el papado, propició que se les otorgase la dispensa matrimonial sin problemas. Sin embargo, el periodo de viudedad fue muy duro para Catalina que aún no contaba con 20 años. La muerte de su madre y la poca asiduidad con la que su padre le escribía, hicieron que la joven pasase un tiempo de soledad, (seguramente con sentimientos de abandono y confusión en una tierra extraña y con un lenguaje que no dominaba del todo). En estos momentos, es importante la figura de Elvira Manuel, que la había acompañado desde su partida de España.  Su simpatía hacía Ayala habían propiciado un distanciamiento de la princesa con el embajador Puebla, el que le hubiese podido explicar mejor su situación.

Desde España tampoco llegaba dinero, y el séquito que acompañaba a la futura reina se ocultaba para que la corte británica, (que cada vez los despreciaba más),no viera sus harapos. Se escondían en los aposentos que el rey de Inglaterra les ofrecía, algunos edificios anejos al palacio de Greenwich, habitaciones sobre los establos en Richmond, una casa en ruinas en Fulham. No había dinero para sus sirvientes,  para nuevos uniformes o vestidos y lo más grave era que a veces no había suficiente ni para comer.  Enrique nunca les daba el suficiente dinero, y las joyas de la dote poco a poco iban desapareciendo.

Catalina le pedía a su padre que cambiase de embajador, pues Puebla no parecía hacer nada para denunciar la situación en la que estaban. Finalmente, debido a su avanzada edad, Fernando decidió cambiarlo por Fuensalida a la vez que confiará a su hija credenciales oficiales para que le representara ante la monarquía inglesa, convirtiéndose así en la primera embajadora de la historia de la diplomacia moderna.

Nuestra Catalina está próxima a llegar a ser reina, y ello será así porque sus padres, querrán volver a casarla con el futuro Enrique VIII, decisión que va a ser lo que marque todo su futuro destino y a la vez, por lo que más se la recuerde en la historia moderna. No obstante, recordemos que ella no es sólo la primera mujer de Enrique VIII, es también  la hija de los Reyes Católicos: Por ello, hablamos de una reina con estudios, cultura y modales que, además, sabrá ejercer como una gran diplomática a la vez que acertará en toda decisión política, siendo un pilar fundamental en los inicios del reinado de su marido.

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El enlace con Arthur Tudor

“En cuanto a la princesa, créeme si te digo que resultó de extraordinario agrado a todas las personas. No le faltaban ninguna de las gracias que deben adornar a la más hermosa doncella. Todo el mundo la elogió muchísimo pero nadie la elogió bastante.” Tomas Moro, Londres. Celebración enlace entre Catalina y Arturo

Cabe decir que la gente se quedó admirada por la belleza y las buenas maneras que presentaba la joven, como apunta Tomas Moro. Sin embargo, cuando Catalina llegó a Inglaterra la imagen que se había formado del Príncipe de Gales distaba mucho de lo que se iba a encontrar. La primera decepción sucedió al llegar a Inglaterra y ver que su futuro esposo no había ido a recibirla, pese a que luego se enteró que se debía a su débil estado de salud.

Su primera impresión al verlo fue: un chico frágil, muy delgado, de lánguidos cabellos y de voz aguda. Pero ella conocía cual era su deber y su finalidad. En 1501 contrae matrimonio con el primogénito de Enrique VII. Pero este matrimonio no duraría mucho tiempo, la debilidad del príncipe le impedía consumar y como consecuencia Catalina no podía cumplir con sus deberes como esposa. Este hecho de no haber consumado el matrimonio con Arturo va a ser un punto muy importante en la vida de nuestra futura reina.

La enfermedad de su esposo le causa la muerte al año de casarse. Durante este período la pareja vivía en el castillo de Ludlow en Gales. Nunca se supo exactamente de que murió el heredero a la corona inglesa, algunos apuntan a una tuberculosis, otros al mal del sudor, una especie de gripe que llegó a esta zona de Gales y que Catalina logró pasar sin males mayores por su robusta constitución, pero que puede que en el caso del príncipe (debido a su fragilidad) le provocase la muerte aquel 2  de abril. De esta forma empieza una nueva etapa dura para la princesa, el período de viudedad.