Los primeros progresos quirúrgicos del siglo XV recibieron un nuevo empujón con la impresión de la obra De Medicina de Cornelio Celso en 1478, lo que condujo a los iniciales descubrimientos anatómicos:
- la descripción de Alejandro Achillini en su comentario sobre Mondino Luzzi, donde habla sobre el canal de la bilis en el duodeno y de los huesos martillo y yunque del oído medio.
- Mientras, Berengario demostró mediante experimentos que el riñón no es un tamiz, es decir, que no tiene textura de red, ya que cuando se le inyectaba agua caliente con una jeringa solamente se hinchaba y no pasaba agua a su través. Asimismo, realizó la primera exposición clara del apéndice vermiforme, de la glándula del timo y de otras estructuras.