Nos queda la palabra. El blog de Agustina Pérez

Hace más de un año que llegó a mi conocimiento el blog de la profesora Agustina Pérez: Nos queda la palabra. Un blog lleno de palabras, pero también de reivindicación y de puesta a punto literaria. Hace más de un año que debería haber escrito esta entrada cuando Agustina Pérez dedicó unas líneas a nuestra querida y (amiga ya) Concha Alós, pero he me aquí tratando de colmar un vacío.

Como diría mi abuela, que en paz descanse, nunca es tarde si la dicha es buena. Y a mí me da mucha dicha reivindicar la estela de la comunidad alosiana que va calando, va creciendo, se consolida. Nunca es tarde para hablar de Concha Alós y nunca es tarde para recordar la labor de una mujer que lleva más de una década escribiendo y dando forma a un blog heterogéneo y lleno de literatura. Gracias, Agustina.

Concha Alós aparece en la entrada: «Concha Alós. La mujer que desveló la mugre del franquismo» dentro de la categoría Mujeres en la sombra, junto a Elena Garro, Magda Donato, Carmen Conde o Emilia Serrano, to name but a few, que dicen en inglés. Se trata de entradas mimadas, cinceladas con el máximo de los respetos y buscando el mayor de los rigores académicos. Una delicia perderse por ahí.

Me faltaría espacio en este humilde blog para desentrañar cada una de las píldoras tan necesarias que guarda Nos queda la palabra. Pero como aquí hablamos de Concha Alós, me es sencillo centrar mi atención en un solo lugar: en la mugre que destapó la escritora.

Agustina Pérez comienza con una reflexión de Alfons Cervera cuando se preguntaba:  

¿Quién se acuerda de Concha Alós? ¿Cuánta gente que ama la literatura sabe quién fue Concha Alós?

A partir de ahí, la profesora comienza a esbozar los hitos principales de su biografía, repasa pormenorizadamente el impacto de su obra… Agustina se apoya en bibliografía, en fotos de archivo, en artículos de prensa… todo bien hilado y digerido en un texto ameno que despierta las ganas de zambullirse en la literatura de Concha Alós. Se me ocurre poner aquí: “Tome nota, señor Juan Manuel de Prada”, pero mejor me callo.

A mi juicio, la mugre se hace más palpable en Los enanos, ya lo dijo Constantino Bértolo:

Lo que la hace distinta, su diferencia específica, es una alta capacidad, literaria, para poner de manifiesto acaso la característica más profunda y germinal del franquismo: su fealdad. Su fealdad civil, moral, individual y colectiva.

La mugre de Los enanos es física, material, está en todas partes… todo untado, sucio, llegando a impregnar la dignidad humana, llegando a obstruir las conciencias: la mugre es la pobreza de espíritu. En El caballo rojo y La madama hay hambre, miedo, impotencia. La mugre cambia de cara. Pero sigue untando igual.

José Ovejero reseña Los enanos en La Marea y concluye con estas palabras que también recoge Agustina en su entrada:

Concha Alós puede medirse con cualquiera de los autores de su época a la hora de hacerlo y probablemente los supera en el retrato de unas mujeres aplastadas por una moral que exige su pureza mientras la mayoría de los hombres que las rodean lucha por corromperlas para luego abandonarlas. No recuerdo ningún otro libro que exprese tan bien la mezcla de culpa, asco, desesperación y rabia que sienten. Qué bien que editoriales como La navaja suiza o Editores Recalcitrantes hayan recuperado recientemente algunas de las obras de esta autora indispensable.

Pero como bien sabéis los que de vez en cuando os coláis por aquí, Concha Alós era mucho más que mugre. Y Agustina lo hace ver porque Concha Alós también es Castellón, su pueblo pulverizado durante la Guerra Civil, Concha Alós es la denuncia, Concha Alós es ecofeminismo, es ecocrítica… Concha Alós es actualidad e historia al mismo tiempo. Todo eso hace ver Agustina en su entrada de Nos queda la palabra. Alfons Cervera se preguntaba en cierta forma que cómo era posible haber olvidado a Concha Alós. Bien, señor Cervera, déjeme decirle para su tranquilidad que eso ya no es del todo así. Las alosianas trabajamos duro para revertir la situación. Lo que sí debería preguntarme yo es ¿Cómo es posible no haber hablado antes de Agustina Pérez y su magnífico blog?