Poco antes de volver a Vietnam, a Charly Sensei le hicieron una entrevista para el Diario Vasco, en su sección local dedicada a Tolosa, su localidad natal. Os pego el texto completo y el enlace por si queréis leerla en el formato original:
Su mundo transcurre entre chacras y energías, entre la meditación, los mantras, el equilibrio corporal y la naturaleza. Ha creado en torno a sí toda una filosofía de vida oriental, a través de la medicina natural para lograr en las personas el bienestar físico, mental y espiritual. «La mayoría de las personas están muy arraigadas a la realidad física y necesitan una manifestación concreta que puedan percibir a través de sus sentidos para tomar decisiones y actuar», indica este tolosano, que lleva 30 años viajando por el continente asiático. Buen conocedor de la historia del yoga, de las tradiciones y técnicas japonesas y de la cultura de la India, vive en la actualidad y desde hace cuatro años en Vietnam, donde ha puesto su centro-escuela en la isla Phu Quoc (la isla más grande de Vietnam) e imparte allí yoga, aikido-budo (arte marcial japonés) y «mi arte-masaje» como él mismo define a sus propios masajes terapeúticos, a base de medicina natural y la práctica de la transmisión de energía con las manos «para el desarrollo físico y del espíritu», afirma. Acaba de pasar unos días en Tolosa y, ahora, regresa a Asia.
-¿Por qué eligió Asia?
-Porque allí hay un magnetismo de libertad individual donde te sientes realizado.
-En el mundo occidental lo que se lleva ahora es ejercitar la medicina natural, apuntarse al método Pilates, ir a masajes, practicar yoga… Con su dilatada experiencia en todos estos temas¿no ha pensado volver a casa y hacerse un hueco?
-No, no me interesa porque se está descafeinando todo lo que viene de Asia. Aquí no se enseñan los métodos ni las técnicas puras tal y como son en sus orígenes, tal y como lo han transmitido los maestros.
-¿Qué le hace pensar así?
-Influyen muchos factores, entre ellos el estilo de vida de occidente. Si naces en una sociedad donde hay adrenalina negativa no te desarrollas y la libertad individual se obstruye. Yo recomiendo a la gente que una vez en la vida viaje a Nepal y vea la belleza y el magnetismo de las montañas. Allí, en el techo del cielo te encuentras contigo mismo y ya no eres el mismo.
-Dígame, antes de aventurarse a conocer países, cuando vivía en Tolosa, ¿apostaba por la filosofía de vida que practica en este momento?
-Sí. Desde jovencito sentía la necesidad de que las personas se encontraran bien. En la década de los 70 descubrí la macrobiótica, el poder que tiene la alimentación, y la medicina natural. Aprendí los puntos estratégicos de los pies y del cuerpo humano y la manera de llegar a un equilibrio corporal con la menor agresión. Yo practicaba aquí la medicina natural pero, entonces, en los años 70 era considerada casi como brujería y no me fue posible hacer todo lo que yo quería hacer. Por eso, me fui a Japón para hacerme maestro. Allí estuve seis años en un monasterio, en el que había una escuela internacional, estudiando todo lo relacionado con la medicina natural hasta sacar la diplomatura. Luego, mi vida ha sido una aventura viajando por diferentes países asiáticos. Desde hace cuatro años estoy en Vietnam, tengo mi escuela, donde realizo mi trabajo ajustando a cada persona (según el mal o lesiones que tenga) un método apropiado y energías de transmisión a través de las manos, lo que aquí se conoce como Reiki, utilizo minerales naturales, hidroterapia… Allí soy feliz.
-Desde su perspectiva, ¿que le falta a la sociedad occidental?
-Entre otras muchas cosas, la falta de contemplación, de meditación. Es una sociedad donde prima el tiempo, el consumo, la competitividad, donde el estrés y las prisas hacen que las cosas bellas que existen alrededor desaparezcan. Lo de «no hay tiempo» no es cierto. En Vietnam hombres y mujeres trabajan prácticamente las 24 horas del día; se levantan a las cinco de la mañana pero siempre encuentran su tiempo para meditar y ejercitar sus músculos.Ellos sí saben que los beneficios son casi inmediatos; las pequeñas ansiedades se reducen y el gozo comienza a manifestarse.
-¿Volverá al ‘txoko’?
-De hecho vuelvo cada cierto tiempo a casa pero para ver a mi familia y a los amigos y porque las raíces tiran pero no lo suficiente para hacerme una vida aquí.