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Pequeñas cosas que aprender IV: cómo ponerse la hakama

Sigamos con los conceptos básicos de etiqueta marcial, ahora es el turno de ponerse la hakama. Lo que yo he visto habitualmente es comenzar por atar la parte delantera de la hakama y posteriormente la trasera, pero hay muchas variantes:

1. Este sistema implica llevar las cintas (himo) de la parte trasera más cortas que las delanteras, y eso implica en muchos casos cortar y coser
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2. Ésta es la que más se parece a lo que yo he visto en los tatamis, la ventaja de este vídeo es que también enseña cómo se dobla
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3. Otra más, que implica tener unas cintas delanteras más largas de lo normal, para poder atarlas frontalmente
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Otra opción es comenzar por la trasera y acabar por la delantera:

1. Esta manera de ponerse la hakama es la primera vez que la veo, pero tiene un aire más tradicional
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2. Ésta tampoco la conocía, pero no está mal
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Seguramente el documento más citado, que no sea un vídeo, es éste:

All tying artwork by Dante Lividini. Copyright © 2002. Bu Jin Design.
http://iaido-florida.com/yagyu/kenshin/hakama/use-hakama.html


1. Comenzar por el himo delantero
2. Cruza las cintas por detrás hasta traerlas al frente

3. Crúzalas y cíñelas
4. Vuelve a rodear tu cintura y haz un nudo de mariposa.

5. Esconde el nudo bajo la hakama
6.
Sube el Koshiita y asegura la cinta para que no se baje; hay dos maneras:
6a. (Koshiita tradicional) pásala por debajo del otro himo y del obi (o cinturón).
6b.
(Aiki Koshiita) pásalo por debajo de la otra cinta (himo)

7. Ata ambas tiras en la parte frontal
8. Dobla la cinta en tercios, centrada sobre el nudo. A continuación sujeta la cinta plegada mientras la rodeas con la otra y las anudas. Finalmente, para crear el lazo, dobla el resto y pásalo por detrás del nudo para que parte asome por encima y parte por debajo.

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Examen sorpresa

Hoy quiero compartir con vosotros una experiencia muy bonita y emocionante:

Ayer quedé con Fernando para ir a entrenar a Elche y empezar a mover el esqueleto, para de paso que me enseñara a ponerme la hakama, que mañana empieza el curso de Aikido en la universidad con Fidel Sensei y hay que estar guapos. Me insistió mucho en que me preparara dos o tres técnicas, para construirlas en clase con él de uke. Yo no quería, porque esa era la prueba de fuego (llamésmole examen, si queremos) de Charly Sensei cuando iba a darle a alguien el primer Dan. Sólo quería aprender a ponerme la hakama, prenda que se debe llevar a partir de la consecución del 2º Kyu en la línea Tamura que sigo actualmente.

La clase empezó normal, Fernando hizo unas técnicas y me dijo: “la siguiente, tú, que para ponerse la hakama hay que pasar este ritual”. Yo, que no había preparado nada, asentí; al fin y al cabo, estamos entre amigos, ¡qué diantres! (en horario infantil no se puede decir según qué cosas). Construí tres técnicas en tachi waza:
Ryosodedori kokyunage
Shomenuchi koshinage
Chudantsuki kotegaeshi

Después siguió con la clase hasta que, de repente, se sentó enfrente del kamiza y me llamó. “Ya está”, pensé yo. De repente, todo cuadró en mi cabeza, la cámara de vídeo grabando la clase, el poema extraño de Charly, la insistencia de prepararme unas técnicas… aquello era un examen. Efectivamente, me acerqué a Fernando a una distancia prudente, como aconseja la etiqueta, sentado en seiza, como él. Luego sacó un diploma y lo leyó en voz alta, de parte de Charly: me otorgaba el primer Dan. Lo había preparado todo con Fernando, y la grabación en vídeo era para enviársela a Charly.

La sorpresa fue tan fuerte que bloqueó la emoción. Hoy ya sólo queda emoción, y agradeciemiento a Charly y a Fernando por sus enseñanzas y su amistad. Después de la clase, nos hicimos unas fotos y me probé la hakama (que me queda algo larga, por cierto). Ahora sólo falta seguir avanzando en el Aikido de Tamura para alcanzar el mismo nivel. Esto sólo acaba de empezar.

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Actualización (5 de octubre de 2009)
Fernando ya ha colgado el vídeo —editado, para que no sea muy largo— del examen, os lo pongo a continuación:
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¿Qué hakama me compro?

En algún momento todo el mundo se acaba haciendo la misma pregunta: ¿Qué hakama me compro?
Los factores que influyen en la decisión no son muchos, así que he pensado explicar cómo entiendo yo este problema, por si le sirve a alguien en el futuro.

hakama

Primero: el material
Hasta donde yo sé, hay hakamas de algodón puro, otras tienen mezcla de algodón y poliéster (o poliéster y rayón) y también las hay de poliéster 100%. Seguro que hay más, pero estas tres composiciones son las más frecuentes. Las de algodón son las auténticas, las de mejor tacto y vuelo, pero se arrugan y pierden los pliegues con más facilidad. También son más pesadas, pero eso no tiene por qué ser un problema: hay a quien le gusta sentir el peso de la hakama y por contra otros aikidokas prefieren no sentirla tanto. Otro de los puntos fuertes de las hakamas de algodón es que se desgastan, envejecen y destiñen ligeramente por la zona de las rodillas, aunque suelen durar más que las de tejidos artificiales. Sé que a más de uno le sorprenderá que eso pueda ser un punto fuerte, pero el Aikido, como arte marcial japonesa, no es ajeno al concepto de wabi-sabi. Efectivamente, para los japoneses una keykogi, cuanto más rota, mejor; el cinturón debe ir cogiendo color y pelándose, indicando la antigüedad del que lo lleva, y la hakama que está desgastada y con las rodillas blancas sólo significa algo bueno: que el señor que la lleva practica mucho.
Las de poliéster 100% son más finas y ligeras, mantienen los pliegues sin problemas, no hay que plancharlas, no destiñen, etc. Tienen menos trabajo, menos mantenimiento, como todo lo que se hace hoy en día.
La opción está clara, al que sea más romántico y no le importe trabajar un poco más no le importará comprarla de algodón; el que busque algo más práctico optará por poliéster o por una mezcla.

Segundo: la marca (y el precio)
Por lo que he visto, hay dos extremos muy claros: la hakama de Daymio o de Decathlon (seguro que hay más marcas, pero con un par de ejemplos ya se entiende), de 50-60 €, y las que se compran directamente en Japón, com las de Iwata o Tozando, que no bajan de 140 € (Iwata 100% poliéster) más gastos de envío. Las de algodón de Iwata, por ejemplo, llegan a los 200.

Teniendo en cuenta estos dos factores, me he inclinado, como mucha gente, en comprarme primero una hakama sencilla y tranquilamente ir investigando, comparando y preguntando a unos y a otros, para poder decidirme por una más cara y no tirar el dinero. Espero vuestros comentarios, que seguro enriquecerán el texto (de eso se trata).

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Pequeñas cosas que aprender III: cómo doblar una hakama

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Bueno, ahora en serio:
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Pequeñas cosas que aprender II: cómo sentarse en seiza y saludar

He aquí una cuestión peliaguda, pues no hay unanimidad dentro del mundo del Aikido sobre algunos detalles. Pero lo vamos a intentar: sentarse o arrolidarse en la postura seiza contiene en sí mismo un pequeño ritual basado en las costumbres de los samurái, quienes estaban en constante alerta, incluso al sentarse a tomar un té. No estaba mal visto matar a alguien en un momento de descuido, así que imaginaos la escena…

En el Aikido clásico, así como en Iaido y otras artes marciales, la primera rodilla que toca el tatami es la izquierda, luego la derecha. En este vídeo, en el minuto 2:20 podemos ver cómo se sienta O’Sensei:

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Sin embargo su hijo, Kisshomaru Ueshiba, cambió el orden y propone primero la derecha y luego la izquierda (Best Aikido, páginas 25-26). Tamura sigue el mismo camino, con lo que en la mayoría de dojos en España podemos ver esa secuencia. La discusión se centra en obtener la mejor posición para poder desenvainar ante un posible ataque, y si os interesa podemos entrar en el debate.

Para levantarse sí hay coincidencia: primero se levanta la derecha y luego la izquierda.

Para saludar, hay que posar las manos abiertas sobre el tatami, primero la izquierda y luego la derecha (para poder sacar el sable corto en caso de necesidad, si te cortan es la mano mala), formando un rombo justo a la altura de la nariz. Pronunciamos “Onegaisamasu” (por favor) antes de practicar o recibir una explicación, y “arigatou gozaimashita” (muchas gracias) al terminar. Una vez dicho esto, retiramos la mano derecha y luego la izquierda.

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Pequeñas cosas que aprender I: cómo atar el cinturón

En Aikido hay muchos detalles que se nos escapan, especialmente a los que llevamos poco tiempo en esto; algunos tienen que ver con la etiqueta, otros con costumbres japonesas básicas en la práctica del Budo.

El principiante lo pasa realmente mal porque no sabe cuándo puede meter la pata; por ejemplo, me enteré de que el cinturón no debe lavarse JAMÁS, pero ya llevaba seis meses (¿o quizás al año?) entrenando, así que le debo a mi cinturón blanco todo ese tiempo. Si algún día alcanzo la meta del primer Dan, llevaré mi cinturón blanco bajo la hakama durante una temporada, hasta que deje de estar en deuda con él.

Cosas como ésta me han animado a inaugurar una serie de entradas con pequeños secretos fáciles de descubrir. Empezaremos por cómo atar el cinturón, porque es una de esas cosas que recuerdo de la época en la que empezaba, de hecho me volvía loco. Como veremos, no hay un único método:
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filosofía

Cultivando un espíritu marcial (por Stanley Pranin)

En relación a la entrada anterior, he encontrado este inteeresante artículo de Stanley Pranin, director de la prestigiosa revista Aikido Journal. Enlace original

Traducido por Miguel Elías

Todos los que se inician en la práctica de Aikido están impulsados por un motivo particular o un grupo de metas. Entre los mas comunes deseos, están los de aprender autodefensa, desarrollar condicionamiento físico o simplemente la búsqueda de compañerismo. Después de un tiempo, estas metas iniciales toman un diferente significado en la medida que uno empieza a experimentar la experiencia transformadora de los efectos del Aikido en la vida de cada uno.

Ya que el Aikido – y las artes marciales en general – son disciplinas que enseñan técnicas capaces de lastimar o hasta inclusive matar a un adversario, deben ser practicadas con un sentido de suficiente seriedad y atención minuciosa a los detalles debido a los riegos inherentes envueltos. Entrenar focalizándonos en esta forma de estado mental nos lleva progresivamente al cultivo de los que se puede describir como un “Espíritu Marcial”.

Nosotros usamos aquí el termino “marcial” en el mismo sentido de la palabra “bu” en Japonés, como lo interpretaba el Fundador (O’sensei), desde el “budo”, traducido usualmente como “arte marcial”. “Bu” engloba dos conceptos principales. Primero, su connotación en el sistema Oriental de conocimiento de lucha con orígenes clásicos apuntando a la enseñanza de la defensa propia. Y segundo, “Bu” también incorpora la noción de una actividad o intento de búsqueda para dirigir al practicante por un camino de avance espiritual. Ambas ideas están contenidas en el Aikido de acuerdo a lo concebido por el Fundador Morihei Ueshiba.

Entrenando con un enfoque marcial

El Bu o elemento marcial es un elemento tan vital del entrenamiento del Aikido que removerlo significaría reducir este arte a tan solo un sistema de ejercicios o método de salud. Surge del conocimiento de los peligros inherentes en el entrenamiento introduciendo un tipo de tensión mental durante la práctica, que en el transcurrir del tiempo produce un estado de alta sensibilidad. Aquí citamos algunos de los procesos en el dojo que promueven el desarrollo de este estado mental marcial.

Etiqueta

La Etiqueta es uno de los pilares del comportamiento en el dojo. Muchos confunden o no entienden la importancia de las formalidades adheridas a ella dentro del dojo. Las costumbres observadas antes, durante y después del entrenamiento están diseñadas a establecer un set de controles donde técnicas peligrosas puedan ser practicadas de una forma segura. La Etiqueta no debería ser considerada como un grupo vacío de formas, realizadas meramente de hábito.

La Etiqueta es de gran valor fuera del Dojo también. Es una forma de lubricante social que hace que las interacciones personales procedan de una forma suave. Personas escrupulosamente correctas hacen pocos enemigos, y poseen una característica obviamente deseada para exponentes de las artes marciales.

Siendo atacante (uke)

El entrenamiento en Aikido consiste en parejas ejecutando alternativamente el papel del “nage” (persona que defiende y aplica la técnica) y del “uke” (persona que ataca el cual recibe la técnica ejecutada). Movimientos en pares en Aikido son parecidos a los kata o formas practicadas en numerosas artes marciales clásicas y algunas modernas. Aun así, las formas, menos estructuradas en Aikido, sirven como guías para la ejecución apropiada de las técnicas, a ser modificadas de acuerdo a las especificaciones del encuentro.

En el entrenamiento, la técnica a ser aplicada es conocida por ambas partes antes que comience el ataque. Este es un factor adicional que asegura un ambiente de práctica segura. Por esta razón, es importante que el Uke ataque limpiamente y con intención, sin anticiparse a la respuesta del Nage, basada en su presciencia (intuición). El Nage necesita de un ataque decidido en orden a entender las cuestiones de balance, mecánica del cuerpo y flujo de energía. La actitud marcial del Uke lo protegerá a él de lastimarse y promoverá su propio progreso y el de su compañero de entrenamiento. El Uke será también recompensado con un cuerpo flexible y bien acondicionado que sea confortable con las caídas – una experiencia perturbadora, si no peligrosa, para la mayoría de las personas.

Siendo defensor (Nage)

En un acercamiento tipo kata, descrito mas arriba, el Nage conoce la naturaleza del ataque, para así poder concentrarse en el desplazamiento apropiado del cuerpo, distanciamiento y desbalanceo de su compañero de practica (uke). El elemento del estrés emocional que típicamente acompañara a una confrontación real se encuentra ausente en este contexto básico de entrenamiento. El movimiento inicial del Nage deberá desbalancear a su compañero, ya que así, el Uke perderá su fuerza a resistir debido a la perdida de su centro de gravedad (balance).

Los beneficios de la práctica para el Nage sobre un largo periodo de tiempo se volverán hábitos. Aprende a realizar una reingeniería de sus instintos de oponerse a un ataque para mezclarse y dar una respuesta, que caracteriza a las técnicas de Aikido. Aprende a mantener la ecuanimidad física y mental ante un ataque, que seria muy perturbador para una persona sin entrenamiento. En la medida que avanza el proceso de aprendizaje – sea conciente o inconcientemente – el Nage desarrolla niveles altos de sensibilidad de todo lo que pasa a su alrededor. Se vuelve apto para discernir, de qué constituye una amenaza potencial y qué no. Esta actitud de alerta constante es la que distingue a las personas con antecedentes en el Budo y es un componente fundamental del Espíritu Marcial.

Identificando las metas del entrenamiento

Los practicantes de Aikido deberían regularmente revisar sus actividades y circunstancias normales para identificar áreas en peligro o débiles que demanden atención.

Aquí hay un ejemplo específico. Los Aikidokas algunas veces vemos defectos en nuestro arte en comparación con otras artes marciales. Consecuentemente, es muy tentador el debate del “Que pasaría si…” en escenarios de discusión sobre la efectividad de las técnicas de Aikido. Pero ¿estamos realmente entrenando para ser capaces de derrotar al campeón de karate, a un boxeador profesional o a un luchador olímpico? ¿Como podríamos canalizar nuestras energías para tales metas, para que nos ayuden en nuestras vidas para estar preparados para recibir cualquier tipo de ataque a los que estamos expuestos? No existe un camino cierto para establecer un ranking de las artes en algún orden jerárquico de eficacia debido a que ningún objetivo común puede ser identificado para medir sus meritos relativos. Este ejercicio mental puede proveer de un buen tema para un boletín de discusiones, pero en el caso totalmente hipotético de algún enfrentamiento, cualquier conclusión será puramente especulativa.

Así, no deberíamos considerar nuestra práctica como una perdida de tiempo debido a que nuestras habilidades en Aikido no puedan equipararse a las de un luchador profesional. Si ese fuera realmente nuestro objetivo, no estaríamos entrenando en Aikido en primer lugar. Este no es un estado en el cual deberíamos aproximarnos al entrenamiento del Aikido, en forma de azar o preparados para resultados mediocres. El punto es que nuestra ultima meta deberá ser la de proteger la vida, la libertad y la propiedad, y no la de derrotar a un oponente casual en un enfrentamiento.

Escenarios Reales

Asumamos por un momento que un sondeo alrededor nuestro, nos lleva a la conclusión que uno de los puntos de real preocupación reside en la posibilidad de sufrir un ataque físico. Podríamos ser sorprendidos mientras caminos por la calle, conduciendo, o inclusive en nuestras casas. En nuestro mundo real los asaltantes normalmente cargan armas de fuego o cuchillos y pueden tener uno o más cómplices.

El elemento sorpresa es una de las razones principales para que estos ataques sean efectivos. Normalmente no es un ataque sofisticado, sino que, en efecto, la victima haya sido tomada desprevenida, resultando herida o inclusive muerta.

En esto, nosotros no podemos saber la naturaleza exacta de un ataque al azar o inclusive si nosotros alguna vez seremos asaltados, lo que se busca es un nivel de preparación general psicológica en lugar de conocimientos de técnicas de defensa. Debemos desarrollar un estado constante de alerta y ser capaces de responder instintivamente ante amenazas no esperadas. Debemos volvernos saludables, flexibles e individuos bien preparados capaces de adaptarnos rápidamente a situaciones desafiantes.

Por que Aikido?

Esto nos trae la pregunta perfectamente razonable. ¿Por que estudiar Aikido y no otra cosa de mas aplicabilidad a incidentes de violencia urbana, como el uso de armas de fuego o conocimiento de peleas callejeras? Dependiendo de las circunstancias de cada uno, podría ser definitivamente una buena idea la práctica de otras disciplinas. Ciertamente existen fuertes argumentos referentes a los beneficios del Cross Training (Entrenamiento Cruzado).

Habiendo dicho esto, otra razón obligatoria para entrenar en Aikido tiene que ver con el segundo componente del “bu” mencionado más arriba. Esto es, que el Aikido es también un camino para el desarrollo espiritual. Contiene dentro de si, un orden moral de respetar y proteger a todo ser viviente. El Aikido proyecta una visión idealizada de un mundo en armonía y las técnicas de este arte ejemplifican esta visión abstracta en un contexto físico. Más aún, las técnicas de Aikido encarnan el principio de la no resistencia. Esta era la visión del Fundador Morihei Ueshiba y deberá ser mantenida en la mente de todos los practicantes de Aikido. También constituye una excelente formula para vivir la vida en un mundo lleno de peligros y discordias

Epilogo: Tomando decisiones difíciles en tiempos problemáticos

La mayoría de las veces que enfrentamos desafíos en nuestra vida diaria, estos no envuelven encuentros físicos directos. La mayoría de las veces, nuestras batallas toman lugar en un plano psicológico interior en la medida que luchamos con los interminables problemas de la vida y sus incertidumbres. El espíritu marcial cultivado a través de los años de entrenamiento en Aikido puede ser una posesión de incalculable valor en esos tiempos.

El 11 de septiembre del 2001, un día que será recordado por todos los que fueron alcanzados por sus consecuencias, el mundo entero entro a un tiempo de crisis política y espiritual. A tan solo dos semanas después, un gran seminario de Aikido estaba programado para llevarse a cabo en California. Cerca de 300 personas ya habían confirmado su participación en el evento. El instructor invitado, que ya tenia programado su vuelo proveniente de Japón, escuchó las advertencias del gobierno Japonés, de sus conocidos y amigos, y decidio cancelar su viaje. Esta probablemente era una decisión lógica bajo tan extremas circunstancias.

Los auspiciantes del evento se encontraron en las “astas del dilema”. ¿Deberían cancelar totalmente el evento e incurrir en una dolorosa perdida financiera, y al mismo tiempo, tratar de arreglar el desagrado que esto causaría en aquellos que planeaban asistir? ¿Y qué de aquellos que ya se habían registrado? ¿Deberían ellos cancelar sus planes y retirarse a un “calvario mental”, donde deberían reducir sus actividades normales debido al miedo a lo desconocido?

En este instante particular, una solución satisfactoria fue conformada. Los auspiciantes pidieron al grupo de intructores seniors que compartan las responsabilidades de enseñanza, en ausencia del instructor que había sido promocionado. Esta posición permitió que el seminario se lleve a cabo, aun bajo circunstancias tan adversas. Más de la mitad de aquellos que originalmente planeaban su asistencia, efectivamente asistieron al evento. Este es un ejemplo especifico de como nos enfrentamos en nuestra vida diaria a situaciones que nos llaman a recurrir a nuestro entrenamiento marcial para encontrar las soluciones apropiadas donde aparentemente ya ninguna es factible.

Como auspiciantes del Aiki Expo el año pasado, existió un periodo de tiempo donde no teníamos idea de donde nos llevarían los eventos mundiales. Debíamos considerar continuamente la posibilidad que la Expo podía ser sobrepasada por eventos políticos y militares y nunca realizarse. Al final, la Expo se lleva a cabo fehacientemente y fue un suceso indescriptible.

El evento de este año, Aiki Expo 2003, ha sido proyectado bajo una sombra similar por las maquinaciones de los líderes mundiales. Por lo tanto, debemos efectuar planes de contingencia en caso que alguna situación de emergencia ocurra, que podría impactar en el evento. Descartando estas incertidumbres, soy confidente que la Expo será llevada a cabo de acuerdo a lo programado. No solo que será realizado, sino que continuara su revolución silenciosa que hemos puesto en marcha, desafiando los entrenamientos actuales e incrementando la calidad total del arte.

Stanley Pranin
Febrero 2003