El otro día se quejaba Fidel-Sensei de que los alumnos nuevos siempre le pregunten lo mismo: “¿Cómo se aplicaría esta técnica a una situación real?“.
Su extrañeza me hizo pensar, pues la pregunta es absolutamente normal en alguien que empieza a practicar un arte marcial. Fidel me comentaba que en Aikido nos planteamos una situación de enfrentamiento —un agarre de manos, por ejemplo— y cómo responder a ese ataque concreto, y nada más. Las situaciones reales no se estudian en el dojo, en todo caso se puede deducir la respuesta ante cualquier ataque a partir de las técnicas estudiadas.
Por este y otros comentarios de otros maestros y compañeros me atrevo a decir que el Aikido moderno se ha convertido en un camino espiritual (DO) y ha perdido parte de su esencia marcial (BUDO). Ojo, no tiene nada de malo estudiar un camino espiritual, y la actitud ante un adversario (en la guerra, el amor o el trabajo) que propugna el Aikido es inmejorable. Pero tiene una difícil aplicación en situaciones reales, con ataques con patadas y combinaciones de hasta cuatro golpes seguidos, que es lo que los alumnos que empiezan quieren aprender. Se enseña cómo actuar ante un repertorio limitado de golpes ficticios y anticuados, útiles en el Japón de finales del siglo XIX. Cuando se encuentran con otra cosa, la mayoría se adapta y sigue entrenando sin problemas, y otro porcentaje lo deja y se apunta a jujitsu brasileño, por poner un ejemplo.
El problema está en la definición de BUDO: para mí es el camino o el arte de la guerra, aunque el enfoque esté en la no resistencia. Todos sabemos que la noción de BUDO fue re-elaborada por O-Sensei quien, en sus últimos años, le imprimió a su arte un fuerte componente espiritual. Sin embargo, en algunos vídeos se le ve sacando el tigre que llevaba dentro y efectuando atemis salvajes a puño cerrado (ver esta entrada). Eso me descoloca, pues él mismo cambió el nombre de su arte marcial, pasando de Aikibudo a Aikido, y sin embargo no abandonó los golpes y la práctica más marcial mientras vivió. Su versión del BUDO no ha quedado clara.
Tras su muerte, los más grandes maestros se dedicaron a explicar el verdadero Aikido del fundador, y cada uno decía una cosa. Unos hicieron énfasis en el BUDO y otros en el DO. Probablemente el problema no tiene solución: cada maestro entendió una cosa y enseña lo que sabe, por eso hay tanto aikidos diferentes. Yamada Sensei opina lo siguiente (vía Aikido Valencia):
“¿Cree que el Aikido actual difiere mucho del que ustedes practicaban junto a O’Sensei?
Definitivamente sí. Si O’Sensei viera la práctica actual se sorprendería mucho. Existen dentro del
Aikido, muchas variaciones de carácter individual, muchos estilos. Esto es inevitable dada su naturaleza
muy creativa. Lo importante es definirse por un estilo; todo el mundo es libre de seguir lo que le gusta, lo
que es bueno para uno mismo. Hay muchas formas de seguir el Aikido. Nadie puede decir cual es la
correcta y cual es la incorrecta. Es como la traducción de una gran obra. Siempre se pueden expresar
distintos matices, distintas interpretaciones. Hay muchos traductores de O’sensei y evidentemente la
única manera de conocer a O’Sensei y a su obra es a través de sus traductores.”
El problema, como dice Yamada, es que ya no podemos preguntarle a O-Sensei, así que tenemos tres opciones: hacer caso a los discípulos que han continuado el camino más espiritual, seguir a los que siguieron con el camino marcial o combinar la práctica del Aikido con un arte marcial de contacto, para hacer una síntesis a medida de cada persona. Yo he optado por combinar las dos primeras, y estoy muy contento con esa decisión.
Tuve la suerte de entrenar durante cinco años (con alguna que otra interrupción) con Charly Sensei, alumno directo de Hikitsuchi Sensei, que trabaja una línea que podríamos enmarcar dentro de la ortodoxa-marcial (BUDO). Ahora trabajo con Fidel Pérez, línea Tamura, que es más moderno. De todos aprendo algo, y no me importa trabajar un Aikido más efectivo con uno y un Aikido más técnico con otro. El Aikido me tiene enganchado, y me encanta compartirlo con todo el mundo, sea cual sea la visión que tengan de él. Tan sólo echo de menos volver a practicar cosas como las que se ven en este vídeo:
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2 replies on “¿Es el aikido moderno un arte marcial?”
El aikido no es ni será nunca un arte marcial de auto defensa; es el único arte marcial o de los pocos inventado por un japones en japón que no tiene nada que ver con los japoneses, porque los japoneses todo lo hacen mecánicamente y en el aikido es el “ya”, o sea, la improvisación en movimiento; todo esta sacado de la perfección de los antiguos samuráis y no se puede basar este arte en un simple arte de auto defensa (eso lo hace la aikikai).
El aikido es un arte y no una gimnasia; el budo es el arte de la guerra y en la guerra no hay competición.
Cuando una persona practica aikido es un modo de entender la libertad individual, un ejemplo: una vez O-sensei morihei tenía un alumno muy bruto y cabezón y en un agarre de dos manos le agarró con todas sus fuerzas con una sonrisa burlona; el sensei no se lo pensó dos veces: le dio una patada y le rompió la tibia (una de las anécdotas que contaban en el templo antiguos alumnos de Ueshiba).
Bueno Charly, la verdad es que ahora leo lo que escribí y ya no lo tengo tan claro… pero me imagino que es normal, uno cambia según su experiencia y circunstancias, por eso el Aikido es tan libre (y tan variado).
Por cierto, esa anécdota que te contaron antiguos alumnos de O’Sensei en Shingu debe ser de antes de la guerra, he leído que tenía un carácter terrible.