Sempere de Onil, Ayuntamiento de Onil, 1999.
Podemos apreciar en este “Diálogo sobre casi todo con el pintor Eusebio Sempere”, una conversación entre Teresa Soubriet y el pintor alicantino, Eusebio Sempere, que nos aporta mucha información acerca de la vida del pintor, debido a que nos acerca a una imagen más privada, debido a que se observa muchos datos en cuanto a gustos o vivencias del pintor, lo cual posee un gran interés e importancia porque no sólo contemplamos un artista sino que nos muestra una visión más cercana de la propia persona, del propio Sempere.
Además de que es un diálogo en donde la propia Teresa, nos describe con minuciosidad la casa de Eusebio y al propio pintor, incluso con él nos señalan su propio parecido con otros artistas como Azorín o Miró, no solo en la pintura sino también físicamente, aunque siempre definiéndose un carácter y pintura propio de Sempere que le diferencia de otros como Azorín en el caso de las palmeras, usadas frecuentemente por este autor y que Eusebio Sempere no pinta puesto que prefiere otros árboles no tan “desmesurados” como el cerezo, el almendro y los arbustos, debido a que le recuerdan a su niñez.
En el momento en que hablan de su niñez, el propio Eusebio señala que le gustaban mucho los aviones, y que sufría cierta atracción por el circo, aunque después le ponía triste; aunque sentía gran admiración por el movimiento que los malabaristas realizaban que relaciona con un movimiento de juegos de luces conocido como “Optical-Art”, del cual, Sempere resulta ser el precursor en España.
Este movimiento también se le puede conocer como “Cinetismo, pero se ha generalizado en “Op Art”, y según Eusebio Sempere, “aparece en los “slogans” publicitarios influyendo en el mundo de la moda. “Op” ha saltado a la calle, a las revistas; aparece en las vitrinas de las “boutiques”, en las grandes colecciones de los modistas más elegantes”, señalaba el propio Sempere.
Además siempre mostró una relación cercana con la naturaleza, y en este diálogo, el mismo dice “sentirse identificado” con el poeta oriolano Miguel Hernández, quien fue un amante de la naturaleza, plasmando esos sentimientos en sus poesías lo cual, resultaba al propio Sempere, “milagroso ese claroscuro dramático de sus versos”. En definitiva, se aprecia el gusto que Eusebio Sempere siempre mostró por la poesía.
Este diálogo es una muestra de un Eusebio más cercano, ynos aporta información sobre sus gustos, costumbres y algo más de él que no sea su obra, es decir nos ayuda a palpar ese ser humano que se halla tras un lienzo.