Francisco de Ribalta (1565-1628) y José de Ribera (1591-1652)

Francisco de Ribalta y José de Ribera reconfigurarán como las dos figuras fundamentales del Barroco levantino en el siglo XVII español.

En primer lugar, Francisco de Ribalta destacó por ser como el introductor del tenebrismo en España. En 1599 marcha a Valencia donde su estilo se hará más personal y su obra se vuelve mucho más naturalista a pesar de que sus obras siguen aportando tendencias manieristas debido a su formación en el Escorial. A nivel técnico posee una significación plástica y mística de la luz, una robustez en las formas y una paleta cromática monótona que gusta por los colores tostados y parduzcos.

"Cristo abrazando a San Bernardo", Francisco de Ribalta.

“Cristo abrazando a San Bernardo”, Francisco de Ribalta.

Por su parte, José de Ribera se forma en Italia como un gran seguidor de Caravaggio por lo que será el encargado de consolidar el tenebrismo en España. Sus obras se caracterizarán por su luz simbólica y focal que sigue en gran medida las pautas de Caravaggio. A partir de la década de los años 30 su pintura se volverá más clara y luminosa aunque sigue recurriendo de manera frecuente al tenebrismo, el cual no abandona por completo.

Entre la temática de sus obras destacan las imágenes religiosas pero de apariencia costumbrista como “El sueño de Jacob” (1639); las imágenes de María Magdalena y la Virgen María como “La Asunción de María Magdalena” (1636) o “La Inmaculada Concepción” (primera mitad s. XVII) así como una serie de obras de filósofos griegos a los cuales retratará como mendigos en muchos casos y entre las que podemos señalar la de “Pitágoras” (s.XVII) o “Arquímedes” (s.XVII)

 

"El sueño de Jacob", Jose de Ribera

“El sueño de Jacob”, Jose de Ribera