La expulsión de los moriscos. Efectos económicos

La expulsión de los moriscos, hecho de enorme importancia en la Historia de nuestro país, se tomó ya en el Consejo de Estado de 1602, pero quedó aplazada hasta enero de 1608, cuando se decide definitivamente llevarla a cabo empezando por los moriscos de Valencia.

En vísperas de la expulsión, la sociedad morisca está compuesta por: una gran masa de campesinos con poca tierra, en parcelas muy reducidas, jornaleros a tiempo parcial o, artesanos y arrieros subempleados (cabe destacar que condiciones económicas bastante precarias); sin embargo al mismo tiempo existen también otros sectores  de posición más o menos acomodada, con una propiedad  de pequeño o mediano tamaño, e incluso se podría mencionar  una capa social minoritaria de mayor poder económico, con una actividad mercantil importante (arrendamientos, compraventas, préstamo…), siendo su fuente fundamental de ingresos. Sus patrimonios  corresponderían a una pequeña burguesía de campesinos y comerciantes acomodados que asume el liderazgo político (y con frecuencia el religioso) de la comunidad morisca.

La expulsión se llevó a cabo en 1609, perdiendo un tercio de la población del Reino.

cropped-vale.jpg

La expulsión  implicó la desaparición  de dos grupos sociales importantes: uno empobrecido y en vías de proletarización, que tenía que recurrir cada vez más al trabajo como jornalero o a actividades marginales que le permitiesen sobrevivir; y otro de una clase media rural de propietarios de tierra, comerciantes, arrendatarios de diezmos, regalías o señoríos etc. lo cual contribuyó a extender la propiedad de la nobleza en los señoríos abandonados (a costa de los alodios moriscos).

La expulsión de esta sociedad supuso que  muchas localidades vieran reducidos sus efectivos humanos  a causa de que muchos de sus habitantes  debieron acudir a repoblar otros lugares abandonados -en 1620 se afirmaba que en la ciudad de Valencia había 1200 casas vacías desde la expulsión-.

La repoblación en gran parte cristaliza en  la extensión de la enfiteusis con jornaleros o pequeños propietarios cristianos y con algunos artesanos que se iniciarán como agricultores, debiendo abandonar su anterior residencia y “avasallarse” en el nuevo lugar. Además se produjo una disminución de la mano de obra y consecuentemente un aumento de los salarios.

Además se puede observar también: reducción del consumo de manufacturas (ante la ruina de nobles y censalistas); descenso de la recaudación de impuestos municipales al disminuir los intercambios comerciales; la escasa pericia como agricultores de muchos repobladores…

Sin embargo se puede señalar también algunos aspectos algo más positivos. La expulsión permite una redistribución más racional y equilibrada de la población en atención a las posibilidades agrícolas, en particular en zonas de media montaña. Posibilita el reagrupamiento de las antiguas pequeñas parcelas en otras de mayor tamaño, lo que podría redundar en un aumento de la productividad.

Y es ese mismo trasiego de tierras que prosiguió a la expulsión, el que ayudó a potenciar los patrimonios inmobiliarios de los sectores sociales solventes. Campesinos y artesanos ricos, profesionales de todo tipo y miembros de la pequeña nobleza serán los compradores de tierras de moriscos en lugares de realengo.

Reestructuración en la administración de la tierra tras la expulsión de los moriscos

La expulsión de los moriscos supuso una modificación sustancial en el régimen jurídico y estructura de la propiedad de la tierra. Con la pragmática del 15 de abril de 1614 sobre `cosas tocantes al asiento general del Reyno de Valencia por razón de la Expulsión de los Moriscos y reducción de censales’ se clarificó la situación.

En los lugares de señorío ,despoblados total o parcialmente por la deportación,los señores feudales consolidaron el dominio directo con el dominio útil que detentaban los moriscos , y a su vez se apropiaban de todos los bienes inmuebles, casas o tierras, de éstos que tenían la condición de francos ,alodiales o libres.

Ello contribuiría en un principio a una igualación entre los nuevos propietarios pobladores; a una reforma de las parcelas, que reducirían su número y adquirirían formas más regulares.

Además, existían las propiedades de realengo de los moriscos que pasaron a la Corona y fueron inventariados y administrados hasta 1616, por un valor que superaba las 300.000 libras. Pero la gran mayoría se vendió en pública subasta, adquirida en gran mayoría por la clase media de las ciudades reales, como es el caso de Valencia, y pequeños propietarios .

Esta evolución en la reestructuración de la propiedad de la tierra tiende a la polarización y concentración de la tierra, reflejada también en la explotación de la misma que si antes era detentada por los ‘llauradors’ , a lo largo del siglo iran pasando a manos de grupos de rentistas y clases medias urbanas.

Expulsión de los moriscos

El año 1608 es decisivo para la cuestión morisca. En el Consejo celebrado en enero la mayoría de los presentes son partidarios de la expulsión a Berbería de los moriscos valencianos. El duque de Lerma ,cuya opinión tenia in peso especial, apunta además la solución para los señores :darles los bienes de los moriscos.

Ha llegado la hora de la expulsión , decidida en el consejo del 4 de abril de 1609,aceptada por el Rey el día 9 de ese mismo mes, el mismo día en que se firma la Tregua de los Doce Años con las Provincias Unidas. Se decidió que esta expulsión fuera general, comenzando por los moriscos valencianos, los más peligrosos por su número y situación.

Para ellos se movilizaron la practica totalidad de las fuerzas navales españolas y además ,las galeras de los territorios italianos .El 22 de Septiembre, una vez llegadas las escuadras a los puertos ,entre ellos el puerto de Grao,en la capital valenciana , se pregona el decreto de expulsión. El decreto permitía a los moriscos llevar consigo los bines muebles que pudieran acarrear ,pero los inmuebles y todos aquellos que no quedaría para los señores por concesión de la Corona.

Una primera oleada de 32.000 personas fueron deportadas rumbo  a Orán en los primeros veinte días de octubre,también a bordo de numerosos barcos mercantes (pues debían de abonarse su pasaje).Los atropellos sufridos por los expulsados ,tanto antes de embarcar ,durante el trayecto y al llegar al Norte de África ,no siempre bien recibidos, parecen estar entre las causas de las sublevaciones que se desataron.

A pesar de las sublevaciones de miles de moriscos que se refugiaron enla Muela de Cortes, y otras en  las serranías de Alcoy y la Marina, o la vall de Laguar, los embarques continuaban mientras éstas se iban reprimiendo, suprimidos ya a finales de noviembre.

En conjunto ,se salieron deportados un total de 116.000 moriscos ,17.776 desde el Grao.