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Reflexiones personales

Simplicidad

En los últimos años, por cuestiones profesionales, estoy viajando bastante. La mayoría de estos viajes son de corta duración (ida y vuelta el mismo día o estancia de una única noche). Esto que al principio parece divertido, al final cansa. Pero como soy muy positivo y optimista, he encontrado una ventaja: la lectura de libros de pocas páginas, que se leen de una “sentada” (lo que dura en viaje), de temáticas generales, que se venden en las librerías del aeropuerto/estación de tren, y que de otra forma nunca hubiese comprado/leído.

Voy a hablar de uno de estos libros, Las Leyes de la Simplicidad de John Maeda. Este libro hace bueno el dicho “lo bueno si breve, dos veces bueno”. Por un lado porque el propio libro es breve y bueno. Por otro porque aboga por la simplicidad. Siempre he sido partidario de aplicar la “navaja de Occam” como principio básico de pensamiento. Me gustan las cosas sencillas, que no simples. Pero más ahora, en los tiempos que corren, en los que, en palabras de Maeda, “la tecnología ha llenado nuestras vidas hasta tal punto que nos hemos atiborrado”. Son tiempos en los que la tecnología (y tecnologías cada vez más complejas) invaden nuestras vidas, nuestros hogares, nuestros lugares de trabajo. Pero por esa razón, cada vez más demandaremos que se diseñen de forma que simplifiquen nuestras vidas, que nos la hagan más fácil. Aquí aparece una paradoja (otra paradoja de las tecnologías digitales):

Queremos “cacharros” que sean capaces de realizar tareas muy complejas, pero que sean muy fáciles de utilizar

Me parece un buen reto.

Otra cosa que me ha gustado del libro es que está escrito por un “tecnólogo humanista”, como se define Maeda, que propone “un acercamiento humanista a la tecnología que base su relación con el medio digital en la simplicidad y la cercanía”. Podéis encontrar más información en su web lawsofsimplicity.com

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Reflexiones personales

El e-diógenes

El síndrome de Diógenes tradicional se manifiesta en su etapa temprana por el hecho de que el individuo comienza a acumular utensilios con la excusa de pueden ser útiles en el futuro. Se compra un televisor nuevo y conserva el viejo para sacar de él piezas de repuesto, se compra una cazuela nueva y conserva la vieja por si pudiera reaprovecharla como recipiente ante eventuales goteras…

En un principio tiene la sensación de estar contribuyendo al medio ambiente y disfraza su conducta maníaca de reciclaje responsable. No consiente que se produzcan nuevos bienes para cubrir necesidades que se pueden cubrir con los utensilios que él va acumulando.

El problema es que tarde o temprano acaba acumulando los utensilios de otros. Un buen día pasa junto a un contenedor y se queda maravillado ante una mesita camilla que él no necesita, pero que sin embargo no concibe que haya sido relegada al olvido.

Una vez que empieza a adquirir el hábito de mirar en los contenedores acaba definiendo su propia ruta, que recorre como quien pasea por un mercadillo en busca de cosas que llevarse a casa. A diferencia de los mercadillos tradicionales, la satisfacción de adquirir algo no consiste en la sensación transgresora de haber gastado en algo que no necesita, ni en lo bien que ha sabido negociar el precio. La satisfacción consiste en sentirse especial por apreciar la valía de cosas que otros, ignorantes ellos, no han sabido apreciar.

Lo que en un principio comenzó como un reciclaje responsable, acaba degenerando en la instalación dentro de casa de un vertedero ilegal en toda regla. La supuesta utilidad de los utensilios guardados acaba perdiéndose por completo en el momento en el que es imposible acordarse de todo lo que se tiene y encontrar algo es como buscar una aguja en un pajar.

Nuevas formas de vida implican necesariamente nuevas enfermedades tanto físicas como mentales. Por algún motivo que desconozco nos resulta muy fácil percibir que una situación tal es indeseable para cualquiera, pero somos totalmente incapaces de verlo igual de claro cuando lo que se acumula son datos.

Que levante la mano, de un paso al frente y me tire piedras el que no conozca a alguien con problemas de espacio en su ordenador causados por acumulación de datos recolectados de internet.

Además cuando nuestro amigo nos lo cuenta sabemos casi con certeza que algunos de esos datos recolectados de internet tendrán un copyright que está siendo violado. ¿Cómo puede asegurar alguien con 100 Gbytes música y películas que tiene derecho a mantener copias de seguridad de todo? ¿Cuánta gente lleva un inventario riguroso de todo lo que compra o se preocupa de bajar sólo material libre en las redes P2P?

Con el software privativo ocurre aproximadamente lo mismo, aún cuando se haya comprado de forma legal, uno acaba guardando originales y copias incluso años después de que el software quede totalmente desfasado por la salida de nuevas versiones. Al fin y al cabo este software es un bien que se debe conservar por si acaso nos sirve en el futuro.

Es precisamente en este escenario en el que ha surgido espontáneamente un nuevo personaje que yo llamo el e-diógenes (diógenes digital). Se trata, en efecto, del equivalente digital al diógenes tradicional.

Una de las posibles soluciones para que el fenómeno no prolifere consiste en cambiar el concepto de qué es un bien. Lo primero es reconocer que existen dos tipos de bienes: los individuales y los colectivos. Los individuales son los que acumula el diógenes tradicional y se caracterizan porque el disfrute de los mismos corresponde a una única persona. Los bienes colectivos son los que puede disfrutar cualquiera por el hecho de ser persona.

Entre los bienes colectivos podemos mencionar: recursos naturales, infraestructuras construídas con fondos públicos y sobre todo ideas. Las ideas son un bien colectivo y ello no implica ningún problema, dado que se pueden duplicar a la velocidad con la que se comunican.

Si uno considera un material digital como un bien colectivo (similar en cierto modo a una idea) no tiene la necesidad de guardarlo. Si el material digital no fuese un bien en sí, sería posible hacer repositorios libremente accesibles donde todo estuviese catalogado y ordenado (no como en los vertederos caseros de los diógenes tradicionales). No sería necesario aprovechar un descuido de nadie para realizar el acto ilegal de duplicar el bien y guardar una copia por si la necesitamos en el futuro no tendría ningún sentido.

El síndrome de diógenes digital va íntimamente ligado a las licencias privativas. Mientras tanto los fabricantes de medios de almacenamiento se frotan las manos al ver la evolución del ancho de banda de las conexiones a internet, porque saben que sus ingresos serán tanto mayores cuanto mayor sea el caudal de datos que viaja hacia los ordenadores de los e-diógenes. El CEO de Seagate Bill Watkin afirmaba el año pasado: Let’s face it, we’re not changing the world. We’re building a product that helps people buy more crap and watch porn. Don’t forget pirating media.

Los e-diógenes necesitan discos duros más grandes y no nos parece ninguna barbaridad, aunque sí nos lo parecería si un diógenes tradicional quisiera comprarse una casa el doble de grande para poder almacenar todo cuanto ha recolectado.

Volviendo al origen del mal, no se puede obligar a los propietarios de los derechos de explotación de los materiales digitales a que conviertan en bienes colectivos sus materiales para que puedan colocarse en repositorios públicos, sin embargo podemos hacer propuestas para que en el futuro todo el mundo se replantee el concepto de qué es un bien:

  • Una idea no es un bien individual, pero puede ser un bien colectivo.
  • La realización de una idea para traerla desde el mundo de las ideas al real es un bien.
  • Un servicio de distribución es un bien.
  • Un servicio de formación es un bien.
  • Un servicio de repositorio digital es un bien.
  • Una garantía de que algo funcionará o estará disponible para el uso también es un bien.

Sin variar en nada el marco legal actual, la capacidad de disfrutar un material digital podría ser un bien aunque el material en sí no lo fuera. Hace tiempo que muchas empresas trabajan sobre esta última premisa: permiten la distribución de materiales digitales pero exigen compensación en caso de querer disfrutarlos.

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Paradoja de las tecnologías digitales en la educación

La paradoja de las tecnologías digitales en la educación se puede enunciar como sigue:

“Los nativos digitales están siendo educados por bárbaros digitales, o en el mejor de los casos por inmigrantes digitales

Ya han llegado a las universidades los jóvenes nacidos con la tecnología, a los que Marc Prensky ha llamado nativos digitales, en contraposición a los inmigrantes digitales, es decir aquellos de nosotros que pese a no haber nacido en mundo digital, nos hemos subido al carro de la tecnología (nativos e inmigrantes digitales). Yo he añadido la categoría de bárbaros digitales, como aquellos que no nacieron con la tecnología pero que no quieren saber nada de ella o que se desenvuelven en ella de manera muy incomoda y torpe (tómese el término bárbaro en su significado original, como los extranjeros). De esta manera, nuestros estudiantes están más habituados que nosotros a las tecnologías y viven inmersos en un mundo en el que utilizan videos y música digital, ordenadores y teléfonos móviles, se comunican a través de Internet con el Messenger o con mensajes cortos a móviles y se divierten con los videojuegos.

Pero ¿por qué es importante en el uso de las tecnologías en la educación? Porque no hay enseñanza sin comunicación y los jóvenes actuales utilizan un lenguaje distinto al nuestro, el lenguaje digital. Hay dos características de las tecnologías digitales que las hacen especialmente delicado el tema e importante su utilización. Por un lado la rápida penetración. Antes una generación tecnológica se desarrollaba a lo largo de varias generaciones humanas. En estos momentos una misma generación humana ha asistido a varios cambios tecnológicos. La otra característica es la amplia penetración, ya que afecta a todos los ámbitos de la vida.

Uno puede pensar que el tiempo todo lo cura y es cuestión de esperar a que pase el tiempo. La juventud es una enfermedad que se cura con los años. Pero lo dicho anteriormente hace que no podamos esperar a que pase el tiempo y a que se jubilen todos los profesores que no nacieron con la tecnología. Propongo que incorporemos estas nuevas herramientas a nuestra labor. Para unos no es más que una batería de habilidades; para otros son una herramienta para hacer lo mismo que siempre hemos venido haciendo pero más rápidamente y a menor coste; pero yo creo que se trata de un agente de cambio que introduce una verdadera revolución. Si asumimos que hay cuatro fases de los procesos de incorporación de tecnología (1. jugar con la idea; 2. hacer lo viejo a la manera vieja; 3. hacer lo viejo a la manera nueva; y 4. hacer cosas nuevas de modos nuevos) debemos intentar llegar a la cuarta fase.

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Lanzamiento y presentación de proyectos

Hoy, con motivo del día de Internet, se han lanzado y presentado nuevos proyectos relacionados con la tecnología (programa del acto). Se trata de un servicio (Notificaciones urgentes via sms a través de Campus Virtual) y cuatro portales. La intención de estos portales es ofrecer a los miembros de la Universidad de Alicante una ventana a la que asomarse al mundo. La Universidad ha puesto la plataforma, pero el contenido lo debemos poner cada uno de nosotros. Los nuevos portales son:

  • Portal audiovisual
  • RUA (Repositorio Institucional de la Universidad de Alicante)
  • OCW-UA (El OpenCourseWare de la Universidad de Alicante)
  • blogsUA (Los blogs de la Universidad de Alicante)

Con ello hemos cerrado un año de celebración del 10 aniversario de la web de la UA y pretendemos iniciar la segunda década, es decir la www.ua.es 2.0

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Presentación del blogVrTIE

La Universidad de Alicante acaba de poner en marcha la herramienta blogsUA, plataforma de publicación para que la comunidad universitaria pueda tener y mantener sus propios blogs. Se pretende con ello fomentar en la comunidad universitaria el hábito por compartir opiniones, conocimientos y experiencias con los demás, aprovechando las características de interactividad y de herramienta social de los mismos.

Pero como hay que predicar con el ejemplo, sale a la luz con un primer blog, el del Vicerrectorado de Tecnología e Innovación Educativa. El objetivo del blogVrTIE es el de servir de vehiculo de comunicación de usos (que no abusos) de las tecnologías digitales en la universidad y especialmente en la tarea de enseñar. El blogVrTIE no es un blog personal, se trata de un blog colectivo con aportaciones de distintas personas relacionadas de alguna manera con el Vicerrectorado y colaboradores habituales en las tareas desarrolladas en el mismo. Pero además, está abierto a la participación de cualquier miembro de la UA interesado por la innovación educativa por medio del uso de la tecnología. Te animo desde aquí a que si estás dispuesto a escribir sobre temas de tecnología e innovación educativa desde este foro, te pongas en contacto con nosotros.

Siguiendo con la filosofía de que compartiendo con los demás mejoraremos todos y en línea con la apuesta por el Conocimiento Abierto y el Software Libre en la que está inmersa la Universidad de Alicante (Proyecto COPLA), se ha optado por una plataforma de código abierto, Word Press.

No somos los primeros. Existen multitud de iniciativas similares. Para muestra un botón. Un blog de innovación educativa (Angel Fidalgo); un blog de tecnología (Blog de Tecnología); un blog universitario español (Universidad Europea de Madrid); un blog universitario internacional (Harvard); y finalmente un blog personal (Blog de Andrés Pedreño). Pero esperamos aportar nuestro pequeño grano de arena a este movimiento con este nuevo portal de la Universidad de Alicante.

Finalmente quiero animaros a que creéis vuestro propio blog para hablar de temas de ámbito universitario.